Isaías Márquez
Durante el primer semestre del año actual hemos sido testigos, a través de los diversos medios, de casos obscenos de corrupción, como el de Pdvsa, la trama de corrupción con criptomonedas, además de otras situaciones con prófugos de la justicia venezolana, caso de Hugo “el pollo” Carvajal, lo cual testimonia el deterioro que se vive en la Venezuela del socialismo del siglo XXI. Aunque la corrupción administrativa, tal y como otros desafueros de orden sociopolítico deberían ser abordados por el gobierno, y por todos nosotros, ahora mismo lo que importa a una mayoría inmensa de connacionales, según las encuestas, es el escaso poder adquisitivo y las dificultades casi extremas para la sobrevivencia a diario, desde el ángulo socioeconómico.
Desde 2021 experimentamos un crecimiento muy tímido de nuestra economía en virtud de una dinámica artificiosa del sector comercial. Pero, sin un incremento relevante de la producción petrolera, que apenas rompe su inercia. Pues la forma más viable de incrementarla sería mediante una inversión cuantiosa y con libertades absolutas para la comercialización de nuestro crudo; principalmente, del “Merey 16”, para lo cual se impone un levantamiento pronto y forzoso, o en su defecto, un lenitivo de las sanciones financieras y comerciales que gravitan y/o estriban sobre Venezuela.
Paradójicamente, Durante el siglo actual, han sido pocos o ninguno los países que alcanzaron una transición política idónea posteriori por efecto de sanciones o bloqueos perniciosos. Se han revertido y traducido en ruina ostensible; en pobreza extrema, catalizada al máximo, según el IIESUCAB con el agravante de un statu quo fundamentado políticamente.
Así tenemos que países sancionados por los gringos, la UE, ONU y la OTAN, (en ejercicio de su autonomía como gobierno, en ninguna de las situaciones, tras tomas y arremetidas bélicas cruentas se ha logrado a la cañona, aunque bajo la tutoría y los auspicios de EEUU, cambio político alguno.
Cuba e Irán constituyen los casos emblemáticos de naciones sancionadas tan desacertadamente, a las que debemos añadir una lista de naciones donde tales medidas han resultado adversas: las dos Corea, Afganistán, Siria, Irak, Libia, Vietnam, Rusia y alrededor de unos 55 países más, penalizados desde la II Guerra Mundial, cargamos ese lastre.
Infortunadamente, la exención de sanciones y bloqueo a naciones víctimas de tales excesos, promedia de unos cinco a siete años, una vez que “Uncle Sam” realice dadas las condiciones para el cese de dicha penitencia.
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