Sanciones: ¿Realidad o ficción?

 

Para SunTzu, el arte de la guerra se basa en el engaño. La mejor estrategia para ganar una guerra es hacer creer que no la hay. De eso se han encargado las grandes corporaciones mediáticas, respondiendo intereses empresariales, para invisibilizar la guerra a la que nos someten hoy a los venezolanos.

En un informe realizado por el Centro de Investigación Política y Económica (CEPR por sus siglas en inglés) indica que las sanciones han contribuido a una fuerte disminución de la producción de petróleo en Venezuela en más de un 90%, lo que ha ocasionado un gran daño en la población.

El planteamiento central del informe es tajante: las sanciones de Estados Unidos contra Venezuela aplicadas desde agosto de 2017, son las causantes de la “muerte de decenas de miles de personas y están empeorando la crisis humanitaria”

El documento redactado por Mark Weisbrot y Jeffrey Sachs, académicos y economistas estadounidenses, estima que las medidas aplicadas por la administración Trump, causaron la muerte de alrededor de 40.000 personas en Venezuela entre 2017 y 2018. “Las sanciones han reducido la disponibilidad de alimentos y medicamentos, y han aumentado las enfermedades y la mortalidad”, señala textualmente el documento. Además, proyectan que la continuidad del bloqueo criminal contra Venezuela generará aún más muertes. “Aproximadamente 80.000 personas con VIH que no han recibido tratamiento antirretroviral desde 2017, otras 16.000 personas necesitan diálisis, unas 16.000 personas con cáncer y 4 millones con diabetes e hipertensión, muchas de las cuales no pueden obtener insulina o medicina cardiovascular”, señalan los economistas.

Desde el año 2003 hasta marzo de 2019, las sanciones ilegales y criminales aplicadas por el Gobierno de Estados Unidos contra Venezuela, han costado a nuestro país, más de 114 mil millones de dólares.

Con 114 mil millones de dólares, el Gobierno Bolivariano garantizaría la importación de alimentos para abastecer a 30 millones de venezolanos durante más de 20 años, garantizaría la inversión en las áreas de servicio de salud (ambulatorios, hospitales, etc) tanto en el sector público como privado, por 10 años. Con los 1.200 millones de dólares retenidos en oro por Inglaterra, se adquieren alimentos para 6 millones de hogares venezolanos por 6 meses.

Antes de la llegada de la Revolución Bolivariana, la pobreza en Venezuela estaba vinculada a los efectos de las políticas negativas aplicadas al país desde finales de los 80. Prueba de ello es la puesta en práctica de ajustes macroeconómicos salvajemente neoliberales que implicaron la liberación descontrolada de los precios básicos de la economía, en 1989, lo cual produjo 24% de pobreza extrema en la población venezolana, teniendo como consecuencia “El Caracazo”, otro golpe al pueblo venezolano fue en 1996, bajo el mandato de Rafael Caldera, cuando se aplicó la llamada Agenda Venezuela, con lo cual subió a 42% la pobreza extrema.

El Gobierno Bolivariano logró reducir significativamente esta dramática situación: En el primer semestre de 2006, la pobreza extrema se redujo en nuestro país a 11,1% con lo cual se alcanzó la más importante de las metas del Milenio antes del tiempo establecido por la ONU; en 2009, Venezuela sobrecumple esta meta al ubicarse la población en situación de pobreza extrema en 7,2%.

En el 2009, en Venezuela, la desigualdad de la distribución del ingreso alcanzó un indicador de 0,3928 (coeficiente de Gini), lo que coloca a Venezuela con la cifra más baja de América Latina durante el período del Gobierno Bolivariano. Igualmente, se redujo en 27% el desempleo desde 1990 hasta 2009, al llegar a 7,5%.

Con la Revolución Bolivariana, Venezuela alcanzó la meta de la erradicación del analfabetismo, en el período escolar 2008-2009, la escolaridad neta aumentó a 92,33%.

Según Thomas Piketty, en su libro El Capital del siglo XXI, muy acertadamente explica que “cuando la tasa de rendimiento del capital es más alta que la del crecimiento de la economía, el capitalismo genera desigualdades insostenibles…”, eso extrapolado a la economía de las Naciones y sus consecuencias de dominación, entendemos perfectamente porque la Revolución Bolivariana es un enemigo inusual al Gobierno de los Estados Unidos, hemos deducido la necesidad de generar equilibrios sociales entre el capital y las economías subyacentes a partir de una intervención progresista del Estado y la fuerza laboral para una nueva sinergia social.

Hay quienes pretenden subestimar el daño que se lleva a cabo contra el pueblo venezolano, minimizando cada una de las heridas generadas por la guerra económica y el bloqueo impuesto. La Revolución Bolivariana ha sido y es actualmente objeto de ataques muchísimo peores incluso de los que se diseñaron contra Irán y Afganistán, los laboratorios que hoy se construyen contra Venezuela para crear la asfixia económica y maximizar el bloqueo, se pueden comparar a los implementados cuando se perpetraron las masacres en Nagasaki e Hiroshima, con respecto a la importancia que cobraron las economías en lo que es el mundo globalizado, es por eso que hoy Venezuela se plantea seguir siendo esa “amenaza inusual y extraordinaria” contra el imperio estadounidense.

Al infame decreto de Barack Obama en 2015, se suma la característica supremacista del Gobierno de Donald Trump, no solo acechando y bloqueando la economía venezolana, también desmoralizando y tratando de destruir emocional y políticamente a un pueblo organizado, a través de guerra psicológica y el continuo ataque a sus líderes políticos.

A pesar del crimen que se está perpetrando diariamente contra Venezuela, del pueblo y su capacidad heroica de resistir se ha despertado la esperanza, hemos entendido que no solo basta con la independencia política que conquistamos con el Comandante Chávez, necesitamos consolidar la independencia económica, la que estamos construyendo a partir de la sustitución de importaciones, generando valor agregado, expansión de las fuerzas productivas, consolidando un sistema financiero anti dólar, como lo es el Petro.

A pesar de que el imperialismo no dará tregua, Venezuela se mantiene en la convicción de avanzar hacia la Revolución Económica, en medio del ataque más brutal antes visto contra nuestro país, estamos pariendo el nuevo modelo económico.

Sin duda alguna, no ha sido fácil, como para ningún pueblo lo sería, estamos batallando día a día, contra los mayores monopolios del mundo, el pueblo durante esta dura batalla, se ha blindado con la convicción de que nuestra principal riqueza es la capacidad de tener un legado histórico que nos lleva a vencer cualquier adversidad.

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