El distanciamiento social está generando alteraciones a la salud humana, no llevamos demasiado bien estar alejados de los nuestros, no poder verlos, ni abrazarlos debido al confinamiento de estar en casa.
El hecho de que nuestra rutina se haya modificado, el hecho de tener menos actividad: no salir, no hacer ejercicio físico al aire libre… Genera cierto nivel de estrés y ansiedad.
Una de las consecuencias psicológicas más evidentes del Covid-19 es el miedo a la infección, la mente humana tiende a desarrollar miedos irracionales. Se está dando también un trastorno transitorio del sueño a un número alto de la población, incluyendo desde los niños a quienes les cuesta irse a dormir, algunos padecen pesadillas…, pasando por adolescentes, personas adultas y de la tercera edad con insomnio. Frente al insomnio hay que tomar medidas, ya que afecta a nuestro rendimiento laboral y académico.
Hay quienes sienten estar frustrados, ya que el hecho de no poder mantener un estilo de vida ni la libertad de movimiento nos precipita hacia esas emociones más problemáticas debido a que van pasando los días y va creciendo la incertidumbre de lo que está pasando, pero sobre todo de lo que pasará.
También crece a diario la desconfianza hacia las fuentes autorizadas debido a que creemos que no nos están dando toda la información, llega un punto en que la mente humana desconecta y desconfía.
En este sentido, nadie duda de la ‘huella’ psicológica y social que la pandemia dejará en la mayoría de la población. Sobre ello la psicólogo Iria Grande, aclara algunas incógnitas al respecto.
La salud mental es una de las grandes afectadas por la pandemia ¿Qué consecuencias y efectos psicológicos puede tener en la población?
“Las que sufrimos ahora de forma más aguda son las del confinamiento: sentirse agobiado, es decir, clínica ansiosa. Incluso si dura un poco más, clínica relacionada con la depresión: tener menos ganas de hacer cosas, de disfrutar un poquito menos… Si la ansiedad se cronifica pueden existir síntomas de bajo ánimo. También hay personas con familiares fallecidos en estos días y no han podido despedirse de ellos. Estas son situaciones más críticas que pueden derivar en un incremento mayor de la ansiedad o de la depresión, e incluso convertirse en síndromes de estrés agudo; una ansiedad máxima provocada por la impotencia ante la situación. Si estos síntomas se alarga en el tiempo puede provocar ciertas enfermedades mentales, relacionadas con la ansiedad y la depresión, que tenemos que vigilar”.
¿Existen ciertos trastornos mentales o grupos de riesgo que puedan verse más afectados por las circunstancias generadas por el coronavirus?
“Lo más probable para las personas que padecen problemas de salud mental es que su sintomatología sea más elevada y estén en una situación peor que la basal. También hay que tener en cuenta la situación social: toda esta gente tenía un apoyo de ir a un centro, a un hospital de día… todos estos recursos se han cerrado por el estado de alarma, el soporte que tenían ha menguado en consecuencia”.
¿Cómo afectará a pacientes con depresión, cree que aumentará el número de pacientes? ¿Cuáles serían las posibles consecuencias?
“Se trata de la cuarta ola de los problemas de salud mental: uno de los más importantes va a ser la clínica depresiva asociada a la situación social que va a generar el Coronavirus. Afrontamos una situación más aguda de resolver el problema, pero después vendrán las consecuencias que tanto temen los gobiernos del mundo. En Europa luego de la crisis de 2008, durante los intentos de suicidio incrementaron, es previsible que esto vuelva a suceder dada una probable situación de nueva crisis económica. Sabemos que en situaciones no favorables socialmente los intentos de suicidio incrementan”.
¿Está el sistema preparado para absorber ese aumento de demanda de atención a los problemas de salud mental? ¿Cómo debe reorganizarse?
“Lo importante es prever que esto va a suceder y dotar a los servicios que están realizando este seguimiento de más recursos para que se pueda manejar. Ya tenemos una estructura precaria para manejar lo que sucedía en nuestro día a día antes de la pandemia. La realidad va a cambiar cuando empecemos a volver a nuestra rutina y hay que ser capaces de prever lo que sucederá: esa cuarta ola relacionada con los problemas de salud mental”.
¿Cómo pueden cuidar de su salud mental las personas ante el confinamiento y la nueva realidad que vivimos?
“La capacidad de resiliencia, de ser flexible, de adaptarse a lo que pueda venir, es muy importante es situaciones más extremas como la pandemia de Coronavirus. Para que estos cambios que vienen no generen tanta ansiedad es importante no estar pendiente de los medios de comunicación 24 horas, reiniciar hobbies que teníamos abandonados, que son una válvula de escape, mantener el contacto con familiares y amigos, que son nuestro soporte social, etc”.
Algunas recomendaciones a aplicar mientras dure la pandemia:
- ✓ Identificar los pensamientos que nos puedan generar malestar. Pensar constantemente en lo mismo puede hacer que aparezcan o se acentúan síntomas que incrementen nuestro malestar emocional.
- ✓ Identificar emociones y aceptarlas. Es normal que en este momento sintamos rabia, tristeza, alegría, impotencia, que estemos más sensibles… Nuestras emociones ahora pueden parecerse a una montaña rusa.
- ✓ Mantener una rutina: Intentemos levantarnos a la misma hora de siempre, ya que posiblemente tengamos que trabajar desde casa (o fuera), ayudar a nuestros hijos en las tareas escolares, cocinar… Y es de vital importancia que nos quede tiempo para nosotros: para leer, para practicar algo de ejercicio físico en casa, para descansar, incluso para no hacer nada.
- ✓ Cuidar la alimentación: No comer más de la cuenta, intentar mantener una dieta variada y equilibrada donde esté presente la vitamina C, totalmente necesaria para mantener nuestro sistema inmune en las mejores condiciones. Beber mucha agua, es muy importante que nos hidratemos correctamente e intentar mantener un horario de comidas.
- ✓ Tomar el sol unos minutos al día: Si tenemos la posibilidad de salir unos minutos al día (utilizando la protección solar necesaria), ya que la luz solar aporta las cantidades necesarias de Vitamina D que necesita nuestro cuerpo para un buen funcionamiento.
- ✓ Dosificar la información: Evitemos la sobre carga de información, ya que si estamos permanentemente conectados puede aumentar un nerviosismo innecesario. Prioricemos fuentes oficiales y no nos dejemos atrapar por noticias negativas y catastrofistas. También es recomendable que nos fijemos un horario para recibir este tipo de información.
- ✓ Evitar hablar constantemente del Covid-19: y llevar a cabo los hábitos de higiene y prevención recomendados, lavado de manos, mantener distancia de seguridad.
- ✓ Cuidar de la salud: seguir las medidas de prevención y atender la salud psicológica, para ello es importante que nos dediquemos tiempo. Necesitamos mantener la mente activa, bailar, cantar, reír… El hecho de reírse genera endorfinas, sube el estado de ánimo y aumenta las defensas, necesitamos tener un sistema inmune fuerte.