Muchos somos los exalumnos, nativos de la región o de las zonas y ciudades vecinas que conservamos recuerdos imborrables de los años pasados en el Salesiano, y añoramos aquellas horas vividas bajo la mirada paterna y la mano ductora de Salesianos amigos
Atrás… muy atrás… entre las brumas del tiempo y del recuerdo… lejos… muy lejos… dentro del marco del desarrollo de la urbe valerana. Entre las páginas amarillas marchitadas por los años y olorosas a caña, miel, café y ambiente pueblerino. En esa atmósfera infantil y juvenil de algunos o comienzo de sus vidas para otros, se pierde aquel gran día para la cultura y educación trujillana, ese magno día del 14 de diciembre de 1927 fecha de su arribo a nuestro terruño, y más aún, el del 24 del mismo mes y año, cuando un grupo de visionarios de la sociedad valerana y de la Congregación Salesiana: Don Andrés Carradini, Dr. Alfonso Mejia, Dr. Manuel de Jesús Chuecos, Don Ceforino Briceño, Don Juan Antonio Viloria, Pbro. Dr. Guillermo Parra y Padres Enrique de Ferrari, Joaquín Zanolo, Amadeo Cocchi y Acólito Jesús M. Pérez, con la venia de monseñor Dr. Miguel Antonio Mejia Obispo de la Guayana, Monseñor Felipe Costes Nuncio de su Santidad en Venezuela y de monseñor Acacio Chacón Arzobispo de la Diócesis de Mérida, y de las autoridades civiles y educacionales, tramitaron el traspaso del antiguo Colegio “Santo Tomás de Aqulno” ( 1.905-1.923 ), fundado y regentado por ese mismo benemérito y ejemplar hombre, Monseñor Mejia, educador y maestro por naturaleza, nacido en las riberas del Momboy, Mendoza. Cristaliza así el proyecto y un eslabón más fulgura en la cadena del progreso que ha impulsado a esta vigorosa ciudad.
Por la mente de aquellos pioneros no asomó el alcance que determinó ese gran paso dado. Desde sus inicios los hijos de Don Bosco han divulgado su palabra consoladora entre los pobladores de las comarcas trujillanas. Su caridad sin límites y su labor altruista que recae especialmente en familias de escasos recursos económicos, son ejemplos vivientes y permanentes de la vida de sacrificios y de amor al prójimo necesitado y a la juventud, de estos hombres a quienes altivamente podemos dar el nombre de Maestros y Ductores en la elevación de los valores humanos nativos.
Las brumas del tiempo
En esta larga jornada cumplida a lo largo y ancho de estos años de actividades en esta noble institución, conservemos su tradición. Ante este caos que nos precipita al abismo. Ante esta descomposición total que nos circunda, estamos obligados a cuidar y vitalizar esta raíz principal nutricia en la formación moral, intelectual y cultural de nuestra comunidad trujillana y faro del occidente patrio. Sin el acatamiento de estos principios estamos condenando a nuestros jóvenes a permanecer a la deriva y a la pérdida de esta Institucionalidad. «La gratitud y el reconocimiento son flores que sólo brotan en las almas nobles y en los pueblos dignos», dice la palabra de Don Bosco. Exaltemos el nombre y el cariñoso recuerdo de nuestros maestros, alumnos, muchos hoy desaparecidos físicamente pero presentes espiritualmente en este justiciero homenaje, evoquemos a Sófocles » a vida es ser, la muerte es no ser. Ningún hombre ha caído en los brazos de la muerte si aún vive en el corazón y la memoria de un solo amigo».
Esos ductores son tan numerosos y no menos queridos y recordados que el citarlos y sin enaltecer su labor es una injusticia y olvidar a alguno, constituiría un acto innoble de nuestra parte, pero tengan todos la seguridad absoluta de que sólo tenemos gratitud y cariño. No fueron pocos los que actuaron en varias etapas de su vida ya como novicios, hermanos, seminaristas, diáconos y sacerdotes.
En nuestro trajinar por los pasillos y patios Salesianos recordamos las figuras de los padres, Pedro Stolav, Abilio López, Santiago Prol, Melgar, Elí Ponce, Luis Prieto, Ángel Diego Sánchez, Alfredo González, Francisco Méndez, Justo Simoncelli, Abilio López, José Ángel Divasson, Jorge Faraón, y profesores de la calidad de un, Víctor Bruno, Paolo Tomasetto, Alexis González, Freddy González, Arelis La Cruz, Alfredo Cortina, Alejandro Socio, entre otros tantos que hoy la memoria nos traiciona al no recordarlos. Mil disculpas, pero igual le agradecemos.
Imborrables recuerdos
Al traer la obra de los Salesianos a esta pequeña comarca valerana hace 90 años se sabía que los costos eran muchos pero el reto estaba planteado. Los Salesianos así lo entendieron y en base a un trabajo fuerte comenzaron a paso de hormiga la tarea de sembrarse en esta tierra, posteriormente vino la compra de tres hectáreas en el sitio que hoy ocupan.
Mucho somos los exalumnos, nativos de la región o de las zonas y ciudades vecinas, que conservamos recuerdos imborrables de los años pasados en el Salesiano, y añoramos aquellas horas vividas bajo la mirada paterna y la mano ductora de Salesianos amigos, que nos enseñaron el camino del saber y de la honradez.
Hoy damos gracia a todos quienes han contribuido a fortalecer esta hermosa e histórica institución, a los de antes y a los de ahora. Todos, absolutamente todos merecen que nos levantemos y de pie les brinde un rotundo y merecido aplauso. ¡Gracias!
Agradecimientos
Para hacer realidad este trabajo de la Obra Salesiana en Valera de más de 120 páginas y que Diario de Los Andes presenta este compendio de tres páginas, ha sido posible gracias a la valiosa colaboración de los Archivos de la Inspectoría Salesiana en Caracas, Archivos Salesianos Valera, entrevistas y testimonios de Monseñor, Ángel Divassón, Inspector Salesiano, Francisco Méndez y David Marin, los padres, Ramón Álvarez, Alfredo González, Abilio López, Centro de Animación Juvenil, Parroquia María Auxiliadora, periodistas, Luis González y Dr. Raúl Díaz Castañeda, Dr. Eladio Muchacho Unda, archivos Diario de Los Andes, Diario El Tiempo, Biblioteca Escuela Técnica Salesianos, Cincuentenario de Los Salesianos del Dr. Rómulo Febres, Libro Cien Años de Los Salesianos en Venezuela de la Inspectoría Salesiana en Venezuela. A todos un Dios de los pague.
La institución hoy día
En la actualidad La Escuela Técnica Salesianos, Santo Tomás de Aquino está conformada por un total de 642 alumnos en todas sus modalidades académicas. Es dirigida por el Padre, Yohan Castro quien responsablemente lleva las riendas del Colegio. “Es gratificante estar al frente de esta escuela técnica, así como estamos para impartir enseñazas también hemos aprendido de las bondades de este pueblo, de esta tierra mágica y encantadora llena de tanta espiritualidad. Aquí la juventud tiene gran talento y excelentes cualidades y nosotros les guiamos por el camino que Don Bosco y la Congregación Salesiana nos han enseñado. Somos una familia que trabaja en pro del desarrollo de la entidad para formar hombres de bien que enaltezcan el legado de Don Bosco.”
Al Padre Castro le acompañan en esta Comunidad Salesiana de la presencia de Valera, el Padre Ramón Álvarez, Vicario de la Comunidad, un histórico en la institución a la cual regresó hace tres años, igualmente el Padre Alfredo González, Párroco de María Auxiliadora, con una intachable hoja de vida desde su época de alumno del colegio donde se formó para ser el primer cura salido del colegio. Junto a ellos están, Alejandro Socio otro que esta de vuelta y se encarga de los talleres, el clerito Jorge Arinazarda y el voluntario José Serpa. Todos junto en comunidad lleva adelante una loable labor educativa.