El lunes 1º de mayo del año 2023 será recordado en la historia de Venezuela como una fecha triste. Grandes expectativas. Tenemos un Presidente obrero en Miraflores. Años de sufrimientos, de hambre, de miseria. Ahora nos vendrá un consuelo. Un aumento salarial, un incremento de las prestaciones para los jubilados y un acercamiento a la justicia social, a la equidad, a la igualdad de oportunidades.
El desengaño no pudo ser más frustrante. Nada que aplaudir, nada que vitorear. Nada que reduzca el malestar de la población. Todo lo contrario. Hasta en la Asamblea convocada por el gobierno e integrada por trabajadores llevados bajo amenaza de perder su empleo, no hubo manifestación favorable alguna. Un rotundo rechazo a las medidas anunciadas por el señor Maduro.
Y no es que el señor Maduro, por maluco, quería negarle a los trabajadores su anhelado aumento salarial. Es que el señor Maduro y su predecesor acabaron con la economía venezolana. Destruyeron a PDVSA, la gallina de los huevos de oro. Expropiaron y confiscaron empresas productivas que generaban empleo y buenos salarios y ahora están pagando las consecuencias.
Entre Chávez y Maduro destruyeron la economía venezolana. Después vinieron las sanciones, provocadas por ellos mismos y por sus políticas equivocadas. Ellos inventaron las tres más grandes enfermedades que puede tener la economía de un país: la inflación, la recesión y la devaluación. La inflación destruye el poder adquisitivo del ingreso, de los salarios. La inflación empobrece a los trabajadores.
La recesión es la caída del Producto Interno. La destrucción de las empresas, de la producción, de los buenos empleos y de los buenos salarios. Es el empobrecimiento del país y de cada uno de los ciudadanos y la devaluación es la destrucción de la moneda, del poder adquisitivo del salario y de los ahorros de toda una vida en forma de prestaciones sociales.
¿Quién tiene la culpa de toda esta tragedia? Veinte años de gobiernos socialistas. Dos presidentes que no estaban preparados para ser presidentes. Una parranda de asaltantes que destruyeron la economía venezolana pero que se enriquecieron groseramente por los caminos de la corrupción más galopante.
Hay dinero para la corrupción pero no lo hay para asegurarle salarios dignos, justos y suficientes a los trabajadores.
Mientras Maduro siga en Miraflores seguirá la tragedia. Cada día peor. Se requiere un nuevo gobierno que acabe con el socialismo, que estimule el crecimiento de la economía y logre que los trabajadores accedan a mejores condiciones.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández @EFernandezVE Instagram: @Ifedecvenezuela Facebook: @ifedecVZLA |