Salario de los trabajadores no es suficiente para alimentarse

¿Cómo hace un valerano para comer?

En cualquier lugar se puede comprar todo tipo de alimentos

Según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas – FVM), señala que una familia de cinco miembros necesita disponer de 50 salarios mínimos, colocando aparte los bonos de alimentación, para poder obtener los productos de esta canasta básica alimentaria

Naireth Hernandez/ECS
naihnz@gmail.com

La situación alimentaria y nutricional en Venezuela se viene deteriorando desde hace algunos años, especialmente desde el 2015 hasta el presente, cuando los productos de la cesta básica empezaron a desaparecer rápidamente.

A diario se veía cómo en las afueras de los supermercados o establecimientos de comida se formaban enormes filas para poder adquirir los productos de primera necesidad e higiene personal. Se aplicaron distintos métodos, como el usar terminal de la cédula, venta de productos cada 15 días, entre otros, con la finalidad de “controlar las colas y evitar el bachaqueo”.

Debido a la escasez y a la dificultad que conllevaba adquirir algo de comida, muchos vieron la oportunidad de revender los productos a costos mucho más elevados de lo establecido, vieron en esto una oportunidad de “negocio”, y aprovecharon la crisis alimentaria existente en el momento para obtener ingresos revendiendo la comida, lo cual afectó gravemente los bolsillos de los venezolanos.

A muchas personas les tocó acceder a esto, era la única forma de poder comprar sin tener que hacer cola con un día de anticipación, evitar robos y abusos de autoridad, pero no todos tenían dinero para darse ese lujo. A pesar de todas las denuncias que se hicieron, las ventas ilegales aumentaban cada vez más, pues para algunos revendedores era una manera de “obtener dinero fácil así como también de abastecer sus hogares”.

Los precios varían de acuerdo a la marca de los productos

Este fenómeno se redujo en los últimos años gracias a diversos factores; la creación de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), que en un principio solventaron el problema a muchas familias; otro fue la medida que tomó el gobierno nacional de reacomodar a los buhoneros y comerciantes informales en noviembre de 2018, desde entonces al recorrer las calles no se observa mucha reventa de comida de manera ilegal.

Sin embargo, sí se puede ver como en el centro de la ciudad han surgido distintos minimarkets (mini abastos)  encargados de vender solo alimentos, así como otros que expenden productos de higiene personal y para el aseo de los hogares. Los comerciantes aseguran que lo hacen como emprendedores, para mantenerse a sí mismos y en vista de la necesidad que había de productos.

Entre más comida hay más hambre

 

En un recorrido por la ciudad se pudo observar los comercios están abarrotados de comida, incluso ya no es solo en los supermercados ni “los chinos” -como se les conoce comúnmente- sino también se puede observar la venta de comida en farmacias, panaderías, ferreterías e incluso en tiendas que antes eran exclusivas de ropa. Ahora los que ocupan sus anaqueles son productos como pasta, harina, arroz, granos, entre muchos otros de primera necesidad. Algunos nacionales y un sinfín de ellos importados.

El comerciante Juan González asegura, “la competencia aumenta porque cada vez hay más gente que viaja a comprar, para nadie es un secreto que sale más económico, esto afecta el negocio pero también hay personas que vienen hasta acá porque aquí hay distintas marcas para elegir, hay para los gustos y también para los bolsillos, por eso nos mantenemos”.

En los distintos locales se pudo observar como hay diferentes precios dependiendo de las marcas, también se puede ver como ahora los productos vienen en empaques de 500 gr. y 1 kilo. Incluso se observan filas- no tan largas como las de antes- porque hay productos en oferta o más económicos que en otros lugares, mucho más que en los supermercados globales.

Caraotas, lentejas y frijoles son el principal sustituto de alimentos cárnicos

Pero aunque ahora se observa variedad en un solo lugar, no es necesario para combatir el hambre, el sueldo mínimo -65.000 Bs.- no alcanza para cubrir los gastos del hogar. Entonces ¿Cómo hace un valerano para comer?

Alexander Valecillos, comerciante, aseguró “lo que yo hago es organizarme. Gasto solo lo necesario y trato de guardar para la comida. Sin embargo, ahora uno no se puede dar lujos. Aunque se trabaje mucho, lo que hacemos es medio comer”.

Los valeranos a diario se encuentran con muchas disputas cuando se trata de mantener el hogar, pues deben  tomar decisiones importantes, difícil tarea que decisiones generalmente toman las ama de casa o aquellas personas que están a cargo de sus hogares.

 

Dos veces al día

 

María (nombre ficticio para mantener su identidad) es viuda y madre de tres niños, afirmó “estamos comiendo dos veces al día y con mucho esfuerzo, pues con lo que gano no me alcanza para poder mantenerlos como hacía anteriormente”. Aseguró con lágrimas en sus ojos, que el menor de sus hijos dejó de estudiar porque no tiene como comprarle sus útiles escolares y además muchas veces no tenía alimentos para darle antes de que se fuera a la escuela.

En una encuesta realizada en la red social Twitter, con un alcance de 248 votos, arrojó que 47% de los votantes sigue comiendo las tres comidas diarias, mientras el 32% no y el 21% solo a veces.

Según el psicólogo Juan Paredes, la mala alimentación puede producir sentimientos de infravalorización –se menosprecian a sí mismos- en las personas o tendencias depresivas. “Para los padres puede ser más difícil pues se sienten impotentes por no poder producir lo suficiente para darle una mejor calidad de vida a su familia”.

 

Dilemas a la hora de comer

Los valeranos han tenido que modificar de forma considerable sus dietas, no solo fue bajar la cantidad de raciones al día sino también sustituir algunos alimentos debido a la falta de recursos, especialmente cuando de adquirir proteínas se trata.

La alimentación de las personas juega un papel fundamental en su salud. En el caso de mala nutrición por déficit de alimentos se produce desnutrición, baja de peso y talla en preescolares y escolares, déficit de atención, enfermedades renales entre otras.

“Actualmente, modificamos nuestra dieta a diario, según lo que encontremos en los mercados. Habrá días que consumiremos las cantidades de nutrientes necesarios y otros días solo cubriremos los requerimientos diarios calóricos, a partir de carbohidratos y grasas, siendo los más afectados los niños, mujeres embarazadas y cualquier persona que tenga comprometida su salud” aseguró la nutricionista Gisela Vielma en una entrevista para diario El Impulso.

“Mas nunca volví a probar el pollo, ahora lo que puedo comprar con lo que reúno de mi trabajo, y el de mi hijo, es queso pero igual no podemos comerlo siempre. Generalmente compro granos y yuca que es lo que más rinde”, aseguro María.

Por su parte Auranda Mejías expuso, “yo soy vendedora de café, lo que hago no me da para comprar carne pero no puedo comer granos porque estoy enferma, tengo que hacer dietas pero sí es difícil para los demás, imagínate para mí». Añadió que no recibe ayuda de entes gubernamentales, pues a pesar de estar enferma y que tiene el carnet de la patria no ha recibido bonos en mucho tiempo.

Los empresarios se han visto en la obligación de vender los productos en empaques más pequeños para que las personas lo puedan adquirir

Clap y servicios básicos

 

En el 2016 Nicolás Maduro aseguró que la creación de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) sería la gran solución ante el problema del desabastecimiento en Venezuela, pero esto empezó a fallar poco tiempo en el lapso de distribución, contenido y calidad de la caja.

La continua falta de proteínas y verduras que debería llegar con los carbohidratos en estas cajas, nunca ha cumplido con los estándares de nutrición que deberían tener los habitantes; a esto se le suma la constante falta de gas y agua en la entidad, otro factor influyente pues muchas veces no se tiene con que ni cómo cocinar. Cada vez aumenta el número de personas que se ven en las calles pidiendo; desde niños hasta ancianos, ya parece normal que en las cafeterías o ventas de comida rápidas lleguen personas a pedir las sobras o un “pedacito” de lo que sea que alguien esté comiendo, y no solo en estos lugares. Notablemente ha aumentado las personas que esperan la tarde para buscar en las bolsas de basura. ¿Dónde queda el derecho a una alimentación digna?

 

Ante la falta de empleo, la venta de café, cigarros o verduras es la que ayuda a las familias para poder comer

Testimonios

 

Dilia Hernández: “si desayuno no almuerzo, gano sueldo mínimo y no alcanza para nada, quien me ayuda es mi hermano y aun así no podemos comer bien, a veces en la cena auyama pura”.

 

 

 

Auranda Mejías: «yo trabajo vendiendo café y cigarros pero no me alcanza a pesar de que vivo sola, debo decidir si almuerzo o ceno”.

 

 

 

Juan Gregorio Urbina: “antes podía trabajar y hacía favores para ganarme mi comida, actualmente me toca pedir en las calles porque la situación está muy crítica”.

 

 

 

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