La historia de Rusia es tan grande como su extensión territorial, pero desde este 14 de junio, gracias al deporte más popular del planeta, esa grandeza subirá a niveles que harán brillar más que nunca a la notable potencia económica, social y política de Europa. La vigésima primera edición de la Copa Mundial de Fútbol será una verdadera fiesta deportiva que pondrá a todos los rusos con el orgullo a flor de piel, el mismo que este gentilicio y su presidente Putin, heredaron del propio emperador Iván “El Terrible”, o de otros líderes tan polémicos como Stalin o Lenin.
La organización impecable de un evento de esta talla, puede ser tan poderosa para la geopolítica mundial, que hará olvidar errores históricos como el de la Perestroika de Gorbachov, que hizo desmantelar la encopetada Unión Soviética. La influencia del fútbol puede alcanzar ribetes insospechados, sobre todo porque el archirrival geopolítico mundial, Estados Unidos, ni siquiera estará en la cita para al menos ser más que un testigo del éxito e intentar una sorpresa en lo competitivo.
Es una oportunidad de oro para que la nación con el sistema de transporte subterráneo más eficiente del mundo, demuestre con toda su parafernalia y logística de qué está hecha, por eso está lista para lucir su poderío organizativo. Hay que decirlo. M.A.A.