Desde todas partes se ven los parches desforestados y los restos de vegetación humeantes, luego de la roza y de la quema. Todos notamos como retroceden los matorrales y los bosques mientras avanzan las siembras y los rastrojos. Ante nuestra vista se muestran los cerros y los valles cada vez más intervenidos ante el avance del hacha y el machete. Luego de la roza viene la coa que abre el hoyo donde van los granos de maíz y caraota, tal cual lo hacían nuestros ancestros Cuicas. O la yuca o el cambur.
Es la agricultura de sobrevivencia a donde nos ha traído este régimen hambreador. Una de las manifestaciones más dramáticas de la crisis que azota a nuestro país es la extensión desordenada del conuco, agricultura primitiva y nómada, que va limpiando terrenos – aún los más inclinados – para producir algún alimento ante la urgencia de comer algo, sabiendo que al final es comida para hoy y hambre para mañana, por el grave daño ambiental que produce. Pero la necesidad obliga a resolver por cualquier vía, y una de ellas es esta de ocupar terrenos y sembrar allí algo que se pueda comer.
Otras maneras son tanto o más dañinas como estas, pues afectan la autoestima y el honor de la gente, como permanecer largas horas en una cola para adquirir una migaja de algo, o humillarse por una bolsa del CLAD, o la mendicidad, o hurgar en la basura o – peor aún – el hurto de alimentos. Son dramas que nunca pensamos que viviríamos, si sabemos que somos un país bendecido por la naturaleza pero colonizado por unos demonios que acabaron con la economía, con las instituciones y con todo. Solo ellos se enriquecieron y muestran sin pudor al mundo el fruto de sus crímenes.
La naturaleza está pagando caro la crisis, y ya se ven las consecuencias que crecerán si no se detiene el deterioro. Vendrán las inundaciones y las sequías, los derrumbes y las quemas. Y también la desnutrición y la enfermedad. ¡Qué tragedia es este régimen inhumano, que desprecia a la persona humana y a la naturaleza! ¡Qué criminales estos que han traído a este pueblo noble ante tanta miseria! Y todo por una ideología estúpida contaminada con la mayor de las codicias. ¡Cuánta ruina material nos trajo a todos la ruina moral de una pandilla¡ Ya saldremos de esta maldición y emergerá la Venezuela decente, junto al justo castigo para los que la pervirtieron.