París, 6 jun (EFE).- El suizo Roger Federer y la estadounidense Serena Williams, dos jugadores camino de los 40 años, se despidieron el mismo día de Roland Garros, el primero con su físico al límite en vísperas de su duelo de cuartos y la segunda, derrotada en octavos.
El prestigio de ambos, que suman juntos 43 títulos del Grand Slam, eclipsó una jornada en la que se clasificaron para cuartos el ruso Daniil Medvedev, segunda raqueta del momento, y el griego Stefanos Tsitsipas, quinta.
En el cuadro femenino, la derrota de Williams a manos de la kazaja Elena Rybakina, 22 del ránking, de 21 años, aboca al torneo a una final inédita, puesto que ninguna de las supervivientes de ese lado del cuadro había superado hasta ahora los cuartos.
En el masculino las cosas se desarrollan con más lógica. Medvedev, de 25 años, ha conseguido, al fin, reconciliarse con un torneo que tenía marcado como maldito en su hoja de servicios, con ninguna victoria en sus cuatro anteriores participaciones.
El moscovita suma ya cuatro en esta edición, la última frente al chileno Cristian Garín, también de 25 años, que le había ganado hace un mes en el Masters 1.000 de Madrid, pero al que no dio ninguna opción, 6-2, 6-1 y 7-5, en la primera incursión del sudamericano en los octavos de un grande.
Venía avisando el ruso de que llegaba con ambiciones a esta nueva edición de Roland Garros y ahora ha comenzado una operación de seducción del público con su correcto francés aprendido gracias a su entrenador, el galo Gilles Cervara.
Su rival por un puesto en semifinales será el griego Stefanos Tsitsipas, de 22 años, quinto favorito, que también deja alguna palabra en francés al final de los partidos y despliega su seductora sonrisa juvenil para atraer aficionados.
El tenista en mejor forma del momento, si se miran los puntos logrados, fue una apisonadora frente al español Pablo Carreño, duodécimo favorito, de 29 años, que sucumbió por 6-3, 6-2 y 7-5, a las puertas de sus terceros cuartos en París.
El heleno desprende una gran forma, sobre todo en tierra batida, donde atesora 30 triunfos y solo tres derrotas, lo que le valió para sumar en Montecarlo el primer Masters 1.000 de su carrera, pero también para apuntarse el torneo de Lyon y alcanzar la final de Barcelona y los cuartos de Roma.
El balance es favorable al ruso, que ha ganado 6 de los 7 duelos ante el griego, incluido el único en tierra batida, en Montecarlo de 2019.
Este año Medvedev se impuso en semifinales del Abierto de Australia en el último enfrentamiento hasta la fecha.
Sin jugar, Federer acaparó los focos al anunciar lo que había dejado apuntado la víspera, tras el maratón de 3 horas y media contra el alemán Dominik Koepfer que le condujo a cuartos: que su cuerpo había llegado al límite.
El suizo anunció que no disputará el duelo contra el italiano Matteo Berrettini porque la rodilla que se ha operado dos veces en un año necesita reposo y que ‘cargarla’ más contra el finalista del pasado torneo de Madrid, novena raqueta del circuito, era un riesgo demasiado elevado.
Sobre todo porque Federer no tiene demasiadas aspiraciones en París, torneo que solo ha ganado en una ocasión, y su gran ambición es brillar en Wimbledon, su grande predilecto.
El mismo camino, aunque por otra vía, siguió Serena Williams, que suma otro fracaso en su búsqueda de su vigésimo cuarto Grand Slam, y van ya doce desde su maternidad, para igualar a la australiana Margareth Court.
Rybakina se medirá a la rusa Anastasia Pavlyuchenkova, que dio la sorpresa al derrotar a la bielorrusa Victoria Azarenka, por 5-7, 6-3 y 6-2, para disputar a sus 29 años sus segundos cuartos en París.
El otro partido de cuartos lo jugará, tras derrotar a la checa Marketa Vondrousova, finalista de 2019, por 6-4, 3-6 y 6-2, la española Paula Badosa contra la eslovena Tamara Zidansek, que venció a la rumana Sorana Cirstea 7-6 (4) y 6-1.
Luis Miguel Pascual