Roberto León Chuecos, Mi Viejo Sabio (Libro) / Por: Henry Montilla Perdomo

Sentido de historia

 

El libro Mi viejo sabio, publicado en España (2019) con la autoría compartida de los trujillanos Roberto León Chuecos (1921-2019; San Juan de Isnotú) con una larga trayectoria en la política nacional y la función pública, y su hija Orietta León (1949; Trujillo), psicóloga y poetisa, puede ser considerado como una creación de un tipo de narrativa que pertenece a los relatos autobiográficos, y en su caso, donde la coexistencia de estos está representada por la inseparable historia de vida de sus autores. Esto va a expresarse en lo narrado como una inclusión de lo autobiográfico de una de las partes, en la biografía del otro.

Así, estamos ante una expresión de género literario, donde un autor acopia la escritura y lo expresado por la experiencia de vida del otro, y logra fusionarlos de forma pertinente con sus propias vivencias. El resultado de lo narrado debe entonces ser caracterizado, de manera aproximada, como un género de biografía mancomunada. Tal cuestión puede evidenciarse con el propio nombre Mi viejo sabio, porque usada esa expresión con sentido de pertenencia afectuosa, y donde lo filial es tan manifiesto por parte de la autora, puede permitir atribuirle a su elaboración narrativa una motivación de origen, es decir, aquella depositada en ella por la impronta paternal. Y es precisamente esta inspiración para Orietta León, el motivo razonable que la lleva a presentar en el conjunto de la obra a dos formas de lenguaje interrelacionados. El uno, donde se recurre de manera estricta a la memoria, y corresponde al expresado por su padre para relatar los hechos generales que él consideró como los más significativos en la historia política de Venezuela en las últimas seis décadas, y donde incluye también aquellos que le son propios, y los cuales vivió como testimoniales, desde el gobierno de Medina Angarita (1941-1945) y hasta 1998. Y la otra forma de lenguaje incorporado por ella, y donde aún coexistiendo con los vaivenes característicos del anterior, le permite introducir a la obra un lenguaje diáfano y organizado.

Con el logra armonizar lo narrado con otra lógica expositiva, y esto le va a posibilitar la necesaria secuencia cronológica de los hechos en lo histórico general, así como en las particularidades de lo social. De esa manera, y bajo esta última orientación expresiva se ordenaron los capítulos y su denominación en el libro Mi viejo sabio, tanto los correspondientes al transitar de la vida familiar, como los referidos a los diversos momentos que se dieron en las experiencias política y administrativa del biografiado.

Por consiguiente, y a propósito de la ilustración que presenta de tales experiencias como un contenido medular del libro, corresponde hacer explícitas dos cuestiones. La primera está relacionada con la estructuración de Acción Democrática como partido político en 1941, y específicamente referido al origen policlasista de los incorporados a sus filas, y quienes mayoritariamente eran procedentes de los sectores populares y medios de la población, tal como fue el caso de Roberto León Chuecos. Así, integrado como un militante formal desde los comienzos del partido, se incorporó al cumplimiento sucesivo de responsabilidades, tareas y acciones en el marco de la política trujillana, con un inicio desde el gobierno de Medina Angarita y hasta el momento de su desplazamiento con la Revolución de Octubre de 1945, pero dándole en ese lapso (1945-1948) una continuidad a las tareas partidistas, y prolongándolas en el breve período de gobierno de don Rómulo Gallegos hasta noviembre de 1948, cuando fue derrocado por una Junta Militar, y con la cual se inicia la instauración del régimen dictatorial de Pérez Jiménez. En este periodo le correspondió a él participar como un activista de la resistencia organizada, y lo cual condujo al derrocamiento de esa dictadura el 23 de Enero de 1958. Seguidamente interviene en las tareas señaladas por el presidente de la Junta de Gobierno, Contralmte. Wolfgang Larrazábal, para designar al gobierno de transición en el estado Trujillo.

De igual manera, y en el cumplimiento de sus responsabilidades partidistas, fue electo como diputado a la Asamblea Legislativa en 1958, y con esto concluyen sus acciones directas en el ámbito de la política regional, porque para él se inicia otro ciclo cuando fue incorporado desde 1959 al cumplimiento de responsabilidades en el gobierno de Rómulo Betancourt, pero sin romper sus ligazones con el partido Acción Democrática en Trujillo, tal como aparece en el libro Mi viejo sabio. De esta manera formó parte de los gobiernos de su partido desde 1959 hasta 1998, y donde desempeñó tareas en la dirección del Ministerio de Relaciones Interiores; como Prefecto del Distrito Libertador; encargado de la Gobernación del Territorio Amazonas; en la Dirección de Extranjería del Ministerio del Interior, y como Comisionado Especial para la Zona de Guayana, con rango de Director General Sectorial.

Al respecto, y por una exigencia interpretativa debe considerarse que ese conjunto de responsabilidades ejercidas por Roberto León Chuecos en varios niveles del aparato del Estado venezolano, y específicamente en la llamada democracia representativa desde 1959 y hasta 1998, demuestran que al lado de quienes representaban el máximo liderazgo político del país, y en este caso los presidentes de la República de Acción Democrática (Betancourt, Leoni, Carlos Andrés Pérez y Jaime Lusinchi) se encontraban otros que participaron en los gobiernos ejerciendo también funciones significativas, y las cuales no solo se vinculaban a las relaciones directas con ese liderazgo y sus expresiones individuales, sino igualmente asumiendo atribuciones que les determinaron la condición, y más allá de lo simbólico, de estar representando una vanguardia muy necesaria en el desempeño de funciones esenciales para el Estado venezolano.

Un aspecto de contenido ciertamente medular de Mi viejo sabio lo constituye todo el bagaje de informaciones y conocimientos que Roberto León Chuecos relata de memoria sobre el período de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en el estado Trujillo. Aparece una matización testimonial y autobiográfica de una gran cantidad de hechos ocurridos en esos años de oprobio, y los cuales son repasados por él con un aproximado orden cronológico. Menciona con bastante suficiencia los allanamientos, detenciones, torturas, persecuciones, el acoso policial permanente, la censura, y las distintas formas de represión que practicaba el aparato político y policial denominado Seguridad Nacional. Pero igualmente refiere, en su condición de activista de la resistencia en esos años, sobre la actuación de individualidades y también de aquellos grupos organizados que adelantaban el trabajo clandestino contra la dictadura. Acerca de este balance de hechos ocurridos en el estado Trujillo en el período de la dictadura, y mencionados unos en su variante como atentatorios de los derechos humanos, y aquellos otros que se dieron por el enfrentamiento para su derrocamiento, nos permiten afirmar entonces que el libro Mi viejo sabio tiene una significativa valoración como fuente de información, y por tanto de aconsejable revisión para aproximarse al conocimiento del llamado Perezjimenismo en Trujillo, es decir, para que sus contenidos contribuyan a la estructuración de una microhistoria de la dictadura, y de esta manera determinarle sus aportes sistemáticos a la historia regional, como igualmente a la expresión de esta en lo local.

Al respecto, correspondería expresar que los autores de Mi viejo sabio se suman a aquellos que en el estado Trujillo han abordado esta temática, y deben mencionarse principalmente a Pedro Pablo Rendón, con su libro Impresiones y remembranzas (1983) y al sacerdote Juan de Dios Andrade, con su conocida Rogativa contra la Dictadura (1958), pero también es importante agregar otras publicaciones que refieren tal temática, y cuyos autores son entre otros, don Luis González (1925-2022) y el Dr. Raúl Díaz Castañeda, en su libro Valera, dos siglos (2020).

En su relato de autobiografía, Roberto León Chuecos menciona aquellas situaciones a las cuales fue sometido como perseguido y preso político. Señala como un hecho testimonial al tiempo que acumuló en las trece detenciones que sufrió en 10 años, y haciéndolas equivalentes a dos años y medio de prisión. Y en relación a esta forma de padecimiento para su persona, es también adecuado señalar las referencias que él hace en Mi viejo sabio sobre las situaciones similares que sufrieron sus hermanos León Chuecos. A esto debe agregarse que en su relato hay variadas menciones sobre un sitio referencial en Valera, y propiedad de la familia, como lo fue el Bar Sol y Sombra, y para ilustrarlo nos parece pertinente citar a don Luis González, insigne cronista de Valera, y recientemente fallecido, quien escribió una crónica en agosto de 2012, y a propósito del fallecimiento de José Ignacio León Chuecos. A esta crónica la denominó Un país en la sombra y un bar tras el sol, donde refiere la pequeña historia del Bar Sol y Sombra, fundado en 1948 por los hermanos León Chuecos, y convertido en uno de los iconos de la resistencia en Valera contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.

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