Recuerden contradictorios lectores el 18 de octubre de 1945. Acción Democrática dio inicio a un nuevo tiempo político, al acompañar a un grupo de militares, en un golpe de Estado. Acabó con el gobierno democrático del general Isaías Medina Angarita. Marcos Pérez Jiménez y Llovera Páez, entre otros, cuyos nombres no recuerdo, se conjuraron con los adecos para hacer una revolución en octubre. La revolución soviética llamada también “Revolución de Octubre” (ocurrió el 7-11-1917, va a hacer un siglo).
Hubo un cambio en el calendario ruso, eso ubica la fecha. Los adecos, así llamados, por AD y por comunistas, cuestionados hoy, por su pragmatismo, deberían ser analizados con mayor seriedad. Con mayor racionalidad y menos emocionalidad. Tienen más de 70 años de organización partidista, experiencia en golpes (el del 18 de octubre, triunfante), experiencia en la clandestinidad, en resistencia, también como gobierno y como oposición. En el siglo XX, solo el Benemérito, con 27 años de dictadura, puede equiparase a los 28 años -esa es la sumatoria- de los gobiernos de Acción Democrática.
Quien escribe fue adversaria del llamado entonces Partido del Pueblo. También fui educada en un antiadequismo furioso, como correspondía a gente del medinismo. Existió además la rabia contra AD en el Partido Comunista; no se dan cuenta: la única esperanza de la izquierda en el futuro es la social democracia. La Internacional Comunista no sirve. Ni siquiera los seguidores del Foro de Sao Paulo pueden contra la realidad: el fracaso sostenido y permanente del modelo marxista-leninista.
Lectores contradictorios, yo hubiera dado la vida, cuando 20 años después de militancia, en el partido, otras en grupo, y a veces, simplemente convencida de la ideología comunista, comprobé que la utopía cerrada del marxismo no servía, sino para martirizar a los pueblos, someterlos con persecuciones y agresiones, y usar el hambre como herramienta de tortura. He reflexionado mucho. Entiendo que cualquier decisión en estas circunstancias es difícil.
No queda sino esperar y ver resultados. Más sabe el diablo por viejo que por diablo. No obstante, lo que realmente me desagrada de estos días es el odio, sí, odio contra Henry Ramos Allup. Han salido “jueces” que se sienten con una moralidad y una ética incólume diciendo cuanta locura se les ocurre. Y agrediendo al dirigente que hace poco aplaudían. ¡Dios nos ampare de que esa gente tenga poder algún día! ¿Será que lo tienen ya?