Reto socio-educativo y universitario: Desarrollo Sostenible global y local 2021-2030

Por: Luis Jugo Burguera*

Dos efectos del comportamiento humano sobre los ecosistemas despertaron las alarmas ambientales en los años 60: la excesiva producción de basura que se tradujo en enormes vertederos urbanos y la lluvia ácida cuando el viento esparcía los componentes de gases producidos por industrias y transportes en la atmósfera que eran lavados por la lluvia afectando suelos, bosques y aguas. Se trata el tema en la Asamblea General ONU que encarga un informe que se le presentó: “Un solo Planeta”. Decide convocar a los ministros de los gobiernos relacionados con los temas a la 1ª Cumbre de la Tierra, sobre “El medio ambiente humano”: reunión en Estocolmo a mediados de 1972. De allí surgió para todos el término “Ecodesarrollo”, que en síntesis significa: desarrollar la economía sin afectar la ecología. Al mismo tiempo el “Club de Roma”, creado por un empresario consciente que convocó científicos a estudiar los escenarios futuros con modelos matemáticos sobre las opciones del desarrollo humano, presentan su informe “Los límites al crecimiento”. Lo grave fue que en 10 años aún no se hacían las correcciones necesarias.

Por ello en la ONU en 1983 se designa a la primera ministro de Noruega a presidir una comisión para analizar los temas de “Ambiente y Desarrollo”. En 1987 presentan el informe “Nuestro Futuro Común” de donde deriva el concepto “desarrollo sostenible”,  reto intergeneracional permanente en la evolución que reclamaban los países vulnerables por un sistema económico más justo. Convocan a los presidentes de todos los países a la 2ª Cumbre de la Tierra, en Río de Janeiro, a mediados de 1992. Al mismo tiempo el PNUD trabajaba por el mismo fin, y en 1990 presentó una nueva manera de calcular el “Índice del Desarrollo Humano” para que los países midieran sus avances no sólo desde la perspectiva económica del PIB, sino por los factores que revelan la calidad de vida de las poblaciones. Pero las alarmas del deterioro ambiental siguieron sonando en la década de los 80: los científicos denunciaron un calentamiento de la atmósfera por el “efecto invernadero” y Mario Bunge, un filósofo de la ciencia (1920-2021) alerta con un artículo en revista en la primavera 1988, titulado “Los trece jinetes del apocalipsis”, que afortunadamente fue traducido por un profesor de la ULA en Mérida y publicado en la página del CEPSAL: Centro de Estudios Políticos y Sociales de la América, lo cual nos permitió utilizarlo en  trabajos que realizamos desde ese fecha, y que son la única referencia en web que existe de ese trabajo, consultable al buscarlo por el nombre del autor y el título en saber.ula.ve.

La situación se agravó ese año 1988, cuando se descubrió en la estratosfera un hueco en la capa de ozono, la cual controla el paso de los rayos ultravioleta de la radiación solar que afectan a la vida: los causantes eran la acumulación de los gases cloro-fluor-carbonados que se utilizaban en refrigeración y aerosoles. En emergencia se convocó a los gobiernos a Montreal y se produjo un protocolo para reducir tales emisiones. El mismo año el PNUMA, Ambiente ONU creado en 1972, integra un Panel Intergubernamental en torno al Cambio Climático, que vislumbran tema principal amenaza a la vida en el planeta. Pautan cumbres anuales desde 1995 y firmar en 1997 el Protocolo de Kioto para comprometer a los grandes emisores a reducir emisiones. Irresponsablemente las emisiones continuaron y aumentaron. La gran inversión que implicaba cambiar el patrón energético generó un negacionismo, que tensó a los científicos a demostrar que sin “descarbonizar” la atmósfera, los efectos climáticos podían ser catastróficos desde 2035 poniendo en peligro la vida en el planeta en 2045. Sólo en París 2015 se acordó un plan de mitigación de gases en el marco de la 3ª Agenda del Desarrollo Sostenible 2016-2030, que ahora se ha convertido en un Plan de Emergencia Mundial 2020-2030. Hasta 2021 hay planes, pero no evidencias sino promesas de avances significativos en la reducción de emisiones, lo que se espera concretar en Glasgow en la Cumbre Climática noviembre 2021. Más, la gravedad se intensifica: En marzo 2021, la Universidad de Harvard reveló que los gases atmosféricos también habían sido absorbidos por los océanos. Desde 2150 esos gases serían emitidos, lo que alarga las amenazas hasta mediados del próximo siglo, sumando afectaciones en los próximos 130 años o más, lo que implica nuestra mayor responsabilidad de satisfacer necesidades como generaciones aprendiendo y enseñando a las generaciones de relevo a aprender a vivir sin causar emisiones que comprometan más el futuro de la humanidad.

Para coadyuvar con los gobiernos y las poblaciones, en la cumbre Johannesburgo 2002 se programó el Decenio 2005-2015 NNUU de Educación por la Sustentabilidad. Por ello, en la ULA, con estudios conservacionistas desde fines de los 40 que llevaron crear la Facultad de Ciencias Forestales, ser sede por la FAO-ONU del IFLA Instituto Forestal latinoamericano, el Instituto de Silvicultura y la Escuela de Geografía desde 1961; con Comisión Ambiental permanente desde 1985, realizamos evento ciudad sostenible 2007,  eventos 2009 para crear  una cátedra cambio climático, colocando los trabajo en blog web . Se convenció al Consejo Universitario de darle carácter ambiental a la ULA lo cual aprobó el 6 de junio de 2011, y el 20 de junio creó el permanente Foro Estudio del Cambio Climático, programa de prospectiva ya que desde los 70 es una universidad regional en los tres estados andinos. Paralelamente, en Bogotá 2007 se realiza Congreso de Educación Ambiental y se crea la Asociación de Redes Iberoamericanas de Universidades por lo Sostenible y Ambiental ARIUSA, que llevó a crear en evento UCLA Barquisimeto 2013 la Red Venezolana Universidades por el Ambiente REDVUA, a la cual la ULA se incorporó. En 2016 se aprobó el Reglamento de la “Red Ambiental y Operativa” ULA como red desconcentrada en cada Núcleo, Facultad o entidad administrativa. Por ello los núcleos de la ULA en los Andes venezolanos, tenemos la misión coordinar por extensión con el resto de universidades instituciones educativas y medios de comunicación local, para coadyuvar a formar conciencia ciudadana e impulsar acciones en los calendarios por el desarrollo sostenible al corto, mediano y largo plazo. Y así, aprender y enseñar a producir alimentos, sanear microcuencas, recuperar bosques, aprender y enseñar a vivir en calidad de vida sana en comunidad.

*Tesista ULA 2021-2024

aulaambiental1@gmail.com

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