Roberth Antonio Ramírez Torres
El resultado del 20M 2018, elecciones presidenciales y de consejos legislativos en Venezuela, deja con una grave herida a nuestra democracia y nuestro sistema electoral, así como la ilegitimidad del gobierno y de la misma oposición, lo cual nos pone frente a un modelo democrático participativo moribundo, frente a un régimen de gobierno avasallante-neo dictatorial que va venciendo a pasos de vencedor, más no convenciendo a la población, al país y al mundo.
Así mismo, el resultado deja al desnudo y poco digna de legitimidad a la oposición venezolana, poniendo de manifiesto las rivalidades, pequeñeces y mezquindades, donde lo que importa no es el interés sagrado y superior del país, como tampoco es el interés que le importa al gobierno; al pueblo se sacrifica.
El proceso electoral vivido puso de manifiesto la lucha intestina de poder a lo interno de la oposición, donde tanto gobierno y oposición están crucificando y sacrificando al pueblo; como la idea de beneficiar a un pollo que significa sacrificarlo. Quien pretenda adjudicarse como triunfo político el resultado está equivocado, está es celebrando la crucifixión del pueblo.
Se requiere actuar y pensar como enemigo del pueblo, para tener la inmoral osadía desde el gobierno, en atreverse a celebrar y adjudicarse como una gran victoria el triunfo espurio de Nicolás Maduro, conquistado a base de ventajismo y abuso.
Al tiempo que también se requiere actuar como vil enemigo del pueblo, el adjudicarse y celebrar como victoria el triunfo de la abstención, regocijándose, porque gracias al llamado de abstención lograron que Henri Falcón no fuera el presidente de la República.
Quien tenga tan inmoral osadía de celebrar que Falcón no ganó está celebrando también que Maduro sí ganó, que Maduro, aunque espurio, sigue siendo presidente Venezuela, por seis años más o por décadas y décadas; esos seudo líderes se están auto desnudando como colaboracionista de Maduro y del régimen.
Entre tanto, la gente que por su indignación contra Maduro, creyó en el cuento y los mensajes de los cubanos y de la oposición en Facebook, Twitter y Whatsapp, llamando a no votar, con la promesa que era mejor, porque así vendrían los marines norteamericanos, la DEA y la Interpol a llevarse a Nicolás Maduro, esa gente ahora espera que los partidos políticos que llamaron a la abstención cumplan su promesa. Con relación lo analizaré en una próxima nota, desde tres variables: Abstención pasiva, abstención activa y abstención forzada.