REINAS DE BELLEZA DE UNA ÉPOCA

 

Por: Prof. Luis Hernández

Los muy conocidos concursos de belleza Miss Universo y Miss Mundo datan de los años cincuenta. Triunfar en ellos, significa para la joven que lo haya alcanzado, una puerta abierta a todo un mundo de expectativas que van desde el cine y la televisión, hasta conseguir “un buen partido”, lograr fama, fortuna y otras experiencias muy propias y contrastantes de la vida, pues como lo expresa un dicho común, “todo lo que brilla no es oro”.

En 1949 se realizó en Perú el certamen para elegir a la Señorita América con motivo de las ferias de la capital de esa nación. Muchas jóvenes del continente se ilusionaron con ser la escogida. Desde Washington hasta Santiago se formaron comités de reinado. Hasta Lima llegaron las representantes de Chile, Nicaragua, Paraguay, Estados Unidos, México, Argentina, Canadá, República Dominicana, Venezuela para sumar catorce países. Viajaban con sus padres y los delegados diplomáticos de sus embajadas. La también llamada “Reina de las Américas” fue elegida el 14 de noviembre de 1949. Ana María Álvarez-Calderón Fernandini, una rica heredera peruana de veinte años de edad, fue la ganadora y se le coronó en la zona ferial de Campo Marte de Lima.

Norteamérica, la tierra de los negocios y del espectáculo dimensionó este tema unido a las cadenas televisivas, los fabricantes de trajes de baño, las productoras del cine, las líneas aéreas y las marcas de cosméticos, esencialmente. En las competencias de Miss Universo, figuraban las participantes latinoamericanas y paralelamente, desde 1951, un filántropo inglés creó el certamen de Miss Mundo realizado en Londres para dejar atrás al Miss Europa y promocionar el bikini.

El 20 de octubre de 1955 por primera vez una latinoamericana era elegida Miss Mundo. Susana Duijm, una espigada morena venezolana de 19 años de edad y de larga cabellera negra, se alzó con el triunfo en Londres donde participaron 21 competidoras. Además del título, recibió 1.400 dólares y un automóvil. Sería figura indiscutible por muchos años en los medios de comunicación de su país, convirtiéndose en símbolo de la mujer venezolana.

California fue la sede inicial del Miss Universo. Las playas de Long Beach recibieron durante varios veranos a las muchachas que aspiraban la corona. En esta ocasión fue una peruana, Gladys Zender, quien conquistó el premio el 19 de julio de 1957. No tenía la edad reglamentaria y su triunfo fue cuestionado en principio. Al demostrar que en su país se era mayor de edad a los 17 años y medio, el asunto quedó resuelto, pues según los jueces “no alteró sus datos personales como otras participantes”. Al año siguiente, el 26 de julio de 1958, América Latina volvió a triunfar con la colombiana Luz Marina Zuloaga de 19 años de edad. Fue la mejor de las 35 participantes, recibiendo por ello “11.000 dólares en efectivo, un automóvil convertible y contratos por valor de 6.000 dólares”.

Otros concursos se establecieron en Long Beach cuando el Miss Universo pasó a celebrarse en Florida. Entre estos estuvo el Miss Belleza Internacional, conseguido el 12 de agosto de 1960 por la también colombiana Stella Márquez, de 21 años de edad y quien participó en el Miss Universo, habiendo obtenido el sexto lugar en Miami.

No podía concluir mejor este período que se estudia entre 1948 y 1960, con la victoria de la argentina Norma Gladys Cappagli quien, a sus 21 años de edad, se alzó con el Miss Mundo realizado en Londres el 8 de noviembre de 1960. Recibió un automóvil deportivo y 1.400 dólares como premio.

Los certámenes de belleza son de larga data. Cada pueblo en sus festividades patronales, en la celebración de fechas especiales de orden cultural, económico, agrícola, deportivo, ha organizado la competencia de la belleza que pasa al capítulo de lo lúdico. Una variada lista de modistas y modistos, peluqueros, damas de la sociedad, afamados seductores, músicos, bailarines, periodistas, empresarios y promotores del espectáculo, han motorizado estos encuentros que tienen su cúspide en los mencionados Miss Universo y Miss Mundo, que se rigen por millonarias franquicias que elevan con presteza el nombre de la ganadora hasta encumbrarla en la fama durante el año de su reinado.

Otras lo fueron por su participación en esos encuentros, hecho que permitió su ascenso en el cine como el caso de la actriz mexicana Ana Berta Lepe o la argentina Isabel Sarli, particularmente en la década de los cincuenta del siglo XX. Aunque sus nombres no figuraron en las marquesinas de Hollywood, ni conquistaron la anhelada corona, las medidas de sus cuerpos fueron perseguidas por sus admiradores en muchísimos cines del continente.

Sin duda, todas fueron famosas, bien en la brevedad de su aparición en la pasarela, en el año de su reinado o en lo que el destino les deparó en las páginas de farándula. Forman también parte de la historia de América Latina.

 

 

 

 

 

 

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