Reflexiones: Ayer y hoy, el periodismo será siempre ético y profesional | Por: Francisco Graterol Vargas

Un reencuentro en la Redacción de DLA, como en los viejos tiempos

 

Actualmente cualquier acontecimiento bien sea en nuestro entorno o al otro cachete del globo terráqueo lo conocemos al instante gracias a la “magia” de la  tecnología, con un teléfono de los llamados inteligentes basta. Una foto, un video y cualquier mortal en Valera, Brasil, Nueva York o la China dejan  el testimonio de la noticia, calientica desde esos lares.

Esta era una tarea casi exclusiva de quienes ejercíamos la profesión de periodista. Las reglas del juego han cambiado a velocidad  luz. La reflexión la hacemos luego de un interesante encuentro en  la redacción de Diario de Los Andes. ¡Hacía falta! Fue como meternos en el Túnel del Tiempo. Regresar a esas mañanas cuando junto a Eladio, Betty, Cheo, y el resto de periodistas discutíamos la pauta. ¡Ah rigor! diría don Luis González.  A veces  la llamada de uno de los colegas que andaban en la calle cambiaba todo. Una huelga, un muerto, un incidente inesperado, volteaba la tortilla.

La realidad es otra. La cobertura informativa, el sabor de la noticia dejó de ser exclusivo para los periodistas. Ahora siempre va aparecer un video, una foto, un testimonio de cualquier acontecimiento. En Diario de Los Andes decidimos  en lo máximo de las posibilidades, continuar lo que desde el 24 de agosto de 1978 ha sido el sello de garantía. Un periodismo al servicio de “Juan Pueblito”, de los gremios, instituciones y pare de contar. Incluso siempre  dándole en bandeja de plata una mano al gobernante de turno. Un farol para iluminar su gestión.

Sin falsa modestia me ha tocado desde 1978 en que se puso a funcionar la añejada rotativa con la presencia del entonces presidente de la República, Carlos Andrés Pérez, ser testigo de esa unión entre pueblo y DLA. Aquí estoy gracias al Todopoderoso.

Quemando etapas. La génesis, todos los días. Vino el semanario y posteriormente la web y redes sociales. La situación país y la pandemia obligaron al cierre de prestigiosos periódicos como El Nacional, Panorama, El Impulso entre otros. La ola alcanzó a Diario de Los Andes, que sobrevive en el mundo digital. En esta nueva ventana abierta a la noticia. Lo que está a la vista no necesita anteojos. Lamentablemente también por ese espejuelo han entrado los que nunca han faltado en la historia del periodismo. Léase palangristas, chantajistas, aventureros, aquellos a quienes les importa un bledo la salud o bienestar del pueblo sino  sus apetencias personales. Llenarse los bolsillos sin ningún pudor ético. Es por eso que nuestras comunidades siempre han valorado el esfuerzo que hemos hecho para darles su apoyo  y solidaridad sin mirar las consecuencias sino el bienestar de la colectividad.

Me siento orgulloso de Diario de Los Andes. De la tarea quijotesca de EMU. Luchando contra los molinos de viento. Incluso con un periodo tras las rejas. Sin doblegarse un milímetro. Se ha mantenido firme, con la frente en alto. Haciendo un periodismo libre, sin ataduras. Me ha tocado compartir  desde los pioneros como Guillermo Montilla, Luis González, Rafael Lujano, el Chino Julio Urdaneta, Eduardo Viloria. Con distintas generaciones de colegas. Imposible citarlos a todos.  Hasta los actuales. Los que le han puesto el pecho a la brisa en esta era digital como Layisse Cuenca, Raixi Díaz, Alexander González,  Cecilia Menghini, etc y los colegas de Táchira y Mérida defendiendo a capa y espada ese legado de buenas intenciones con que nació Diario de Los Andes.

Caminante no hay camino se hace camino al andar.  Gracias al Todopoderoso por haberme permitido cruzar estas líneas con ustedes amables lectores.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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