RECORDANDO LA ‘MÁQUINA DE LA EXPERIENCIA’ DE NOZICK | Por: Ernesto Rodríguez

 

(ernestorodri49@gmail.com)

 El gran filósofo norteamericano Robert Nozick (1938-2002) publicó en el año 1974 una obra muy conocida titulada: ‘Anarquía, Estado y Utopía’, que trata sobre filosofía política y social. El capítulo 24 se titula: ‘La Máquina de la Experiencia’ y ha sido muy divulgado en obras sobre el sentido de la vida.

En ese capítulo Nozick concibe un experimento imaginario y comienza diciendo : “Supongamos que hubiera una máquina de la experiencia que le proporcione a usted cualquier experiencia que desee (…) todo el tiempo usted estaría flotando en un tanque con electrodos conectados a su cerebro” (1). En ese experimento Nozick plantea que una vez que está en esa máquina usted puede vivir una vida que se siente igual que una vida normal. Las rocas se sienten duras, el sol es brillante, el café es caliente y así por el estilo. En resumen, cuando se vive en ese mundo todas las experiencias se viven igual que en el mundo normal real. La única diferencia es que todas las experiencias que usted viva no serán causadas por objetos reales del mundo real sino por computadoras que estimularán su cerebro por medio de electrodos. Es decir, serían experiencias virtuales. Además habrá una diferencia importante entre las experiencias que usted viva en esa máquina y las que viva en el mundo real. Antes de ingresar a esa máquina usted podría escoger el tipo de experiencias que desea vivir. Por ejemplo, si usted desea ser una estrella del deporte y tener miles de personas aplaudiéndole, o ser un exitoso líder político, eso se puede programar. Pero mientras usted esté en esa máquina no sabrá que todo ha sido predeterminado y que la experiencia que usted está viviendo es una mera simulación. Usted sería tan ignorante de que está en tal máquina de la experiencia como  lo ignoraría si ya estuviera en ella en este momento.

Entonces imagine usted que tal máquina de la experiencia existe. Sería posible ingresar en ella y tener la garantía de una vida de experiencias agradables sin interrupción. Usted en tal disyuntiva tendría que escoger entre seguir viviendo en el mundo real afrontando las cosas buenas y malas, o ingresar en esa máquina y estar seguro de que sólo experimentará sucesos agradables (virtuales pero aparentemente reales)…¿Escogería usted vivir el resto de su vida en tal máquina?…Si usted responde afirmativamente usted está entre las pocas personas que responderían de esa manera, porque la mayoría de las personas no solamente rechazan  esa posibilidad sino que se horrorizan ante tal opción, porque piensan que en tal máquina no vivirían una vida real. En efecto, muchas personas consideran que no es suficiente tener experiencias simuladas de una vida buena, sino que quieren vivir de verdad una vida buena. Además muchas personas consideran que el hecho de estar dentro de esa máquina y no percatarse de que todo es un engaño hace más horrible el asunto.

Entonces ese rechazo de muchas personas ante tal tipo de vida feliz pero virtual hace pensar que los humanos valoran ciertas cosas más que la misma felicidad. El filósofo británico JulianBaggini(nac. 1968) es editor de una importante revista de filosofía en Londres y ha publicado una obra sobre el sentido de la vida que es extraordinariamente buena. Baggini interpreta de la siguiente manera ese rechazo de muchas personas: “Creo que los humanos tenemos una serie de valores que se pueden resumir en la palabra “autenticidad”. Este es un concepto resbaloso, pero involucra querer vivir la vida verdaderamente viendo el mundo como es y no bajo un engaño; siendo los autores de nuestras propias vidas; queriendo que nuestros logros sean el resultado de un esfuerzo genuino y una capacidad nuestra; interactuando con personas que sean realmente como nosotros y no meros simulacros de personas” (2).

Eso que dice Baggini probablemente es muy cierto, pero entonces podemos preguntarnos: ¿Por qué los humanos damos tanta importancia a ser autores de nuestras vidas y vivir una vida real y auténtica?…Baggini no plantea esta interrogante ni trata de darle una respuesta. Yo no he conocido ningún autor que trate de darle una respuesta de índole biológico evolutiva a esta pregunta.

Yo fui Profesor Jubilado Activo de ‘Evolución de los seres vivos’desde el año 2002 hasta el año 2017 en la ULA-NURR (Trujillo, Edo. Trujillo, Venezuela), y se me ocurre una posible respuesta en los siguientes términos. Los humanos se han formado por un proceso de evolución biológica al igual que todos los seres vivientes. Por ejemplo consideremos la ‘creatividad’ como característica propia y distintiva de la especie humana. Hace unos 2,5 millones de años el ‘Homo habilis’probablemente fue la primera especie de homínido en África que fabricaba instrumentos líticos, es decir, instrumentos de piedra para cortar la piel y carne de cuerpos de animales muertos. Posteriormente en el transcurso de nuestra evolución hubo otras especies de homínidos y la tendencia general fue hacia una fabricación de instrumentos cada vez más sofisticados. Asimismo, nuestra especie ‘Homo sapiens’ se formó hace unos 250.000 años en Africa y luego emigró y dejó impresionantes pinturas rupestres en Francia y España desde hace más de 40.000 años.

Entonces, esta creatividad evidencia que el humano es una especie fundamentalmente activa y transformadora de su entorno. Para ello resulta muy obvio que el humano debe conocer verdaderamente la realidad de su mundo circundante y quizás por eso nos repugna pensar sobre la posibilidad de vivir pasivamente en el engaño aunque experimentemos todo tipo de satisfacciones virtuales.

Por otra parte, hasta donde sabemos, el humano es el único animal que tiene un sentido del amor propio, el orgullo y la dignidad, lo cual hace que se refrene de cometer acciones que considere no acordes con su valía personal. Asimismo, ese amor propio es lo que hace que el humano se indigne cuando siente que se le quiere humillar. Probablemente esa autoestima se formó por evolución y jugó un importante papel en el origen de la moral, porque el deseo de lograr un reconocimiento de la propia valía en el grupo social obligaba a comportarse adecuadamente. Entonces, gracias a esa autoestima el humano prefiere ser protagonista de su propia vida y vencer dificultades para alcanzar metas, aunque sufra, que vivir una vida de gratos éxitos fantasiosos y perennes engaños.

NOTAS : (1) Robert Nozick: ‘The Experience Machine’. Pags.200-203 en ‘Life and Meaning.A Reader’.Edited by Oswald Hanfling.Blackwell Publishers (1987).Great Britain. (2) Pag. 99 en Julian Baggini (2005) ‘What´s It All About?.Philosophy and the Meaning of Life’.OxfordUniversity Press.

 

 

 

 

 

 

 

.

Salir de la versión móvil