RECORDANDO LA CONTRADICTORIA VIDA DE BALZAC | Por: Ernesto Rodríguez 

 

Ernesto Rodríguez  (ernestorodri49@gmail.com)

 

Una de las vidas más sorprendentes y contradictorias ha sido la del gran novelista francés Honorato de Balzac (1799-1850). Muchos autores consideran que ha sido uno de los más grandes escritores de todos los tiempos, y en verdad su ‘Comedia Humana’ es una monumental serie de unas 90 novelas con unos 2.000 personajes, muchos de los cuales se repiten en las diversas novelas. Balzac murió prematuramente a los 51 años debido a una pulmonía unida a problemas cardiovasculares, y todavía tenía en mente publicar unas 50 novelas más que ya tenía esbozadas, para agregarlas a la Comedia Humana. Además Balzac durante su juventud publicó con pseudónimos una enorme cantidad de folletines cuyo número preciso es desconocido. También publicó varias obras de teatro pero en este campo fracasó estrepitosamente.

En la Comedia Humana, Balzac se proponía recrear el mundo humano de la Francia de su época y muchos de los personajes son caracteres humanos típicos de todas las sociedades capitalistas y por eso son imperecederos: El avaro de provincia Félix Grandet, el arribista Rastignac, el cruel banquero Gobseck, el probo comerciante César Biroteau, el banquero Nucingen que une el fraude con la política, el siniestro y oscuro Vautrin, las muchas prostitutas como Ester, el espía policial Corentin, el abnegado papá Goriot que se sacrifica por sus hijas.

Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895) valoraban mucho las obras de Balzac. Por ejemplo Engels dijo en una carta: “Balzac (…) nos proporciona en la Comedia Humana una maravillosa historia realista de la “Sociedad” Francesa, especialmente de “el mundo parisiense”, describiendo a manera de crónica, casi año por año desde 1816 hasta 1848 las progresivas usurpaciones que la creciente burguesía hizo a la sociedad de los nobles (…) De esta historia de la Sociedad Francesa (…) yo he aprendido más que de todos los historiadores, economistas y estadísticos juntos” (1).

Una de las biografías más apasionantes de Balzac es la que escribió el autor austríaco Stefan Zweig (1881-1942) publicada de manera póstuma en 1946. En esa biografía se evidencia que Balzac fue un artista genial que nos legó una obra inmortal, pero en su vida personal dejó mucho que desear. Toda su vida Balzac tuvo una energía y una capacidad de trabajo asombrosas, pues trabajaba 15 horas seguidas cada día bebiendo mucho café negro para aguantar, lo cual a la larga le ocasionó gastritis y afecciones cardiovasculares. Esa capacidad de producir indudablemente es una faceta positiva, pero Balzac también fue siempre un arribista e irresponsable. Balzac provenía de una familia pequeño burguesa que a su vez provenía de rústicos campesinos. Desde muy niño su familia le inculcó la obsesión con el dinero, el nivel social y la ostentación, y el hecho cierto es que Balzac toda su vida vivió atormentado con el deseo de casarse con una mujer aristócrata adinerada y poder codearse con la nobleza. Quizás por eso toda su vida vivió endeudado y escondiéndose de sus acreedores. Saldaba una deuda pero a costa de contraer una deuda mayor y así se ganó fama en París de moroso, irresponsable y desconsiderado con los demás.

Solamente triunfó en la literatura porque en los muchos otros proyectos que inició o trató de iniciar en su vida personal (tipografía, imprenta, compañía de teatro, minas de plata, etc.) fracasó estruendosamente, quizás porque era descomedido y su portentosa imaginación le hacía ver metas fantasiosas por doquier. Balzac tenía una prodigiosa erudición sobre múltiples temas sociales, económicos y políticos que plasmó en sus novelas. Además, como artista, Balzac fue sumamente dedicado, serio y escrupuloso, ya que revisaba muchas veces sus manuscritos antes de imprimirlos. Pero en su vida personal no era igual. Stefan Zweig crea el término: “Balzaciano” para designar el caso de una persona con una vitalidad desbordante que hace todo precipitadamente sin medir las consecuencias. Ese estilo de una fantasía creativa prodigiosa y precipitada era fecundo en sus novelas pero no lo era en su vida real. En efecto, el aspecto valioso de la mentalidad de Balzac es que aunque fracasaba una y otra vez, siempre se levantaba con nuevos ímpetus para proseguir su labor. No obstante, aun cuando ya era un escritor reconocido y ganaba mucho dinero, seguía endeudándose de manera febril y absurda. Su obsesión con la alcurnia le llevó a cambiar su nombre que originalmente era: “Honorato Balzac” y agregarle un “de” para convertirlo en: “Honorato de Balzac”. Asimismo, aunque físicamente era poco agraciado, ya que era bajito, obeso, rechoncho y con piernas cortas, se vestía lujosamente con chaquetas con botones de oro y se peinaba con ungüentos etc. Pero lo hacía de una manera muy chapucera y carecía de modales para comer, por lo cual suscitaba risitas burlonas en las fiestas de la alta sociedad.

A pesar de que llegó a ser un escritor famoso, seguía con su obsesión por el nivel social y se desvivía por casarse con una mujer aristócrata de fortuna, lo cual le llevó a humillarse y convertirse en el juguete y esclavo de ellas, que le respetaban por su genialidad artística pero nunca le quisieron. Su arribismo le llevó a adular a los ‘Legitimistas’, es decir, los representantes de la antigua aristocracia en extinción. Sus verdaderos amigos y amigas como Zulma Carraud le aconsejaron que dejara de hacer el ridículo. En tal sentido Stefan Zweig dice algo sobre los defectos humanos que es digno de analizar: “Igual de notable es el genio de Balzac como escritor, que su carencia de capacidad para desenvolverse en sociedad. Una característica peculiar del cerebro humano es que hasta el mayor grado de capacidad intelectual y la más variada acumulación de experiencias, son incapaces de vencer las flaquezas innatas. Aunque una persona tenga una visión muy clara de sus propios defectos de temperamento, no tiene el poder de erradicarlos. Diagnosis no implica cura, y nosotros vemos una y otra vez cómo los hombres más sabios son incapaces de controlar sus pequeñas locuras que les inducen a hacer el ridículo” (2).

 

En fin la vida de Balzac ilustra la complejidad de la mente humana.

NOTAS: (1) Carta a Margaret Harkness en Londres, comienzos de Abril de 1888. (2) Capítulo 8, pag. 128 en Stefan Zweig (1946) ‘Balzac’. The Viking Press. New York.

 

 

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