RECORDANDO A DOSTOIEWSKI Y ‘LA CASA DE LOS MUERTOS’ | Por: Ernesto Rodríguez

 

Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)

El escritor ruso Fedor Dostoiewski (1821-1881) está considerado como uno de los más grandes novelistas de todos los tiempos.

Dostoiewski participó en un grupo de conspiradores intelectuales conocido como el ‘Círculo Petrachewski’ pero fueron delatados y la policía zarista de su época detuvo a la mayor parte de ellos. En un principio Dostoiewski y otros conspiradores fueron condenados a morir el día 22 de diciembre de 1849, en la Plaza Semeniovski de San Petersburgo. Pero poco antes de ser ejecutados llegó un mensajero del Zar y la pena fue conmutada por trabajos forzados en Siberia. Dostoiewski estuvo 4 años en la prisión de Omsk hasta marzo de 1854 y después publicó: ‘Recuerdos de la Casa de los Muertos’ (1861-1862) (1), que causó un tremendo impacto en grandes pensadores. Por ejemplo, el filósofo alemán F. Nietzsche (1844-1900) en varias de sus obras se refiere de manera valorativa a esa obra de Dostoiewski y en ‘El Crepúsculo de los Ídolos’ (1889) dice: “…Dostoiewski, el único psicólogo del cual yo tengo algo que aprender” (parágrafo 45).

Asimismo, el revolucionario ruso Vladimir Lenin (1870-1924) dijo en una ocasión que la obra “Recuerdos de la Casa de los Muertos es una obra que no ha sido superada en la literatura rusa y mundial” (2). Eso que dijo Lenin probablemente sea exagerado, pero ciertamente Dostoiewski dice en su obra algunas cosas muy importantes sobre la psicología del humano que son dignas de analizar. Por ejemplo señala que el humano necesita hacer cosas que tengan sentido. Así dice: “Pensaba yo cierto día en que si se quisiese reducir un hombre a la nada, castigarle atrozmente, aplastarle de tal modo que hasta el más terrible criminal temblase ante ese castigo, y se horripilase de antemano, bastaría con dar a su trabajo un carácter de completa inutilidad, de algo absolutamente absurdo. Los trabajos forzados para los presos, tal como existen en la actualidad, no representan el menor interés para los presos condenados; pero tienen al menos una razón de ser: el preso hace ladrillos, cava la tierra, edifica, encala; todas estas ocupaciones tienen un sentido y un fin. Entonces trabaja más diestramente, con menos fatiga; pero que se le someta por ejemplo, a trasvasar agua de una tina a otra y viceversa, a triturar arena, o a transportar un montón de tierra de un sitio a otro, para hacer luego lo contrario…Estoy seguro de que al cabo de unos días el detenido se suicidará o cometerá mil crímenes, soportando la pena de muerte antes que vivir tan servilmente y con tales tormentos” (Cap. II).

Esto posiblemente tiene muchas implicaciones: Cuanto más sentido y utilidad tengan las actividades de una persona, mejor se sentirá. En el caso de los presos, si aprenden un oficio útil en la cárcel que luego les permita ganarse la vida honradamente, entonces será mayor la probabilidad de reinsertarse en la sociedad como buenos ciudadanos. Lo mismo sucederá con la educación de los jóvenes. Cuanto mayor sea el número de jóvenes estudiando, cuanto mejor sea la calidad de su educación, y más se valore luego socialmente su trabajo como profesionales, entonces más disminuirá la delincuencia y la criminalidad.

Por otro lado, Dostoiewski también dice: “Quizás me equivoque, pero creo que se puede conocer a una persona sólo por su risa, si la risa de un desconocido os parece simpática, tened por cierto que es un buen hombre” (Cap. III). La lectora o lector interpretarán esta cita según sus experiencias en su vida con las personas. Sinceramente creo que nos podemos equivocar al juzgar a una persona por su manera de reírse.

Dostoiewski también dice algo muy importante: “El humano es una criatura que puede acostumbrarse a todo y yo creo que esta es la mejor definición del humano” (Cap. I).

Esto que dice Dostoiewski tiene una faceta positiva: El humano puede adaptarse a muy diversas circunstancias. Pero también tiene una implicación terrible: El humano puede acostumbrarse a vivir en condiciones espantosas.

Por otra parte, Dostoiewski también cuenta que los presos estaban obligados a realizar trabajos forzados, unos trabajos que odiaban, pero también tenían aparte sus ocupaciones personales de trabajo voluntario que les proporcionaba satisfacción. Dostoiewski dice: “El hombre no puede vivir sin trabajo, sin propiedad legal y normal; sin estas condiciones se pervertirá y se convertirá en una fiera” (Cap. I). Los presos ganaban algún dinero con su trabajo no forzado y Dostoiewski dice: “El dinero es como una libertad contante y sonante, inestimable para un hombre enteramente privado de la verdadera libertad. Con alguna moneda en el bolsillo, aunque no pudiera gastarla, se consolaría de su situación” (Cap. I).

En fin, esta obra de Dostoiewski es una de las mejores que podemos leer en nuestra vida..

NOTAS: (1) Las citas en el presente artículo las he tomado de ‘Fyodor Dostoyewsky. ‘The House of the Dead’. Translated with an Introduction by David McDuff. Penguin Books.  (2) Referido por Vladimir Bonch-Bruevich en su escrito ‘Lenin sobre los libros y los escritores (Recuerdos)’ publicado en ‘Literaturnaya Gazeta’ (El Diario Literario) en fecha 21 de abril de 1955. La cita se ha tomado de pags. 210-211 en ‘Lenin. Escritos sobre la Literatura y el Arte’. Ediciones Península, 1975. Selección y Prólogo de Jean Freville (edición original en francés: 1957).

 

 

 

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