Personas con bolsas y camiones buscan envases plásticos que después se venden en Cúcuta. José Luis tiene 58 años de edad. Vive en la calle y no tiene familia, pero desde hace un año se gana la vida con lo que consigue en los basureros
Mariana Duque | Táchira | El Pitazo
San Cristóbal.- Personas buscando en la basura se ha convertido en una imagen repetida para el venezolano en los últimos meses. La mayoría lo hace buscando restos de alimentos que le permitan llevarse algo al estómago para mantenerse. Otros se llevan ropa en buen estado u objetos que aún sirvan.
Durante los últimos meses en la ciudad de San Cristóbal, hay quienes lo hacen, pero con una bolsa al lado, un morral o un camión esperándolos a pocos metros. La actividad que anteriormente hacían lo recolectores de basura, de separar el vidrio, el metal, plástico y papel, se convirtió en la tarea de otros que han encontrado en esta actividad una forma de vida.
El problema en la recolección del aseo urbano en la capital tachirense se ha extendido. Seis cierres en el vertedero de San Josecito en lo que va de año han llevado a la acumulación de desechos en toda la ciudad y municipios metropolitanos, y, a la vez, ha permitido que los separadores puedan hacer su trabajo.
Unos se llevan la mercancía hacia la ciudad de Cúcuta, en Colombia. Al pasar el Puente Internacional Simón Bolívar, que comunica a San Antonio del Táchira con el sector Villa del Rosario, hay centros de recolección; también, hay quienes reciben en un punto determinado la mercancía, y les dan algunos pesos que sirven para alimentarse.
Ahora no todos le huyen a la basura. Cuando está más acumulada, se observan camiones a un lado de las montañas de desechos para subir todo tipo de objetos metálicos.
“No tengo familia”
José Luis tiene 58 años de edad. Buscaba entre la basura, en una calle que comunica a las avenidas Guayana y Ferrero Tamayo de la ciudad de San Cristóbal, cuando fue observado por El Pitazo. Estaba agachado entre los desechos, malos olores, moscas y mosquitos. Usaba un guante rojo, hecho de media, en la mano de derecha. La izquierda estaba descubierta. Portaba una gorra blanca, jean gris, franela azul, botas negras y un bolso morado sobre el hombro.
A un lado, en un costal color rojo tenía botellas de refresco, al igual que en un tobo blanco. Buscaba todo lo que fuera de plástico. En voz baja y con la mirada puesta en el suelo, comentó que lleva los envases a una tienda de genéricos en Barrancas, sector ubicado entre los municipios San Cristóbal y Cárdenas, donde le dan 1.500 bolívares o 2.000 bolívares. Algunos días alcanza a llevar unos 50 frascos.
“Eso no me alcanza para nada, voy para un año trabajando en esto, no tengo otra forma de ganarme la vida“, expresó. Vive en la calle y no tiene familia, pero afirma que seguirá laborando entre la basura, aunque sea difícil, pues puede medianamente alimentarse.
Con la cabeza agachada siguió su camino diciendo: “Así todos los días me guindo el costal al hombro y llevo mi tobo a un lado, así me gano la vida“.