Raúl Díaz Castañeda: intelecto, amistad, respeto y admiración / Por: Elvins Humberto González

Sentido de Historia

La gráfica del 6 de mayo de 1983, dejó plasmado el momento del ingreso de Raúl Díaz Castañeda como Miembro de Número de Centro de Historia de Trujillo.

 

A su ingreso al Centro de Historia, 1983

La fresca noche de la ciudad de Trujillo del seis de mayo de 1983, se iluminaban los espacios del otrora bien llevado y respetado Centro de Historia, el cual en sesión especial, recibía al doctor Raúl Díaz Castañeda como Miembro de Número; distinción que se le otorgaba para que ocupara el poeta, escritor y caricaturista el sillón vacante que había dejado el Padre Juan de Dios Andrade, quien fue Cronista de Valera por más de quince años.

Las palabras de recepción de aquella noche llena de esplendor, magia, letras y prosas, estuvo a cargo del doctor Pedro Emilio Carrillo. El discurso de compromiso del grato amigo Raúl versó sobre la identidad latinoamericana dentro del contexto del pensamiento de Bolívar.

Para ese entonces, 1983, el Dr. Raúl era el hombre que diariamente nos brindaba en la quinta página de Diario de Los Andes -del cual es fundador-, un editorial de apenas cuatro palabras, donde la caricatura decía lo demás, con un profundo sentido pedagógico sin perder la chispa humorística tan propia del venezolano que en los momentos más álgidos, para evadirse o bajar la presión, asumía la mamadera de gallo como salvación. Reflejaba personalidades vinculadas a los espacios donde moraban ángeles y querubines, de cuando en cuando, en mitin o en conversa, también solía irse por la tangente de la travesura humorística. Nada se escapaba para un dardo de saludable risa.

Pero Raúl Díaz Castañeda no llegaba al Centro de Historia a ocupar un sillón tan serio y trascendente por sus caricaturas. Allí, en esos ámbitos del academicismo y la historia, el Dr. Raúl era aceptado por sus virtudes de escritor y por su sensibilidad para el estudio y la investigación de su pregón de médico y de artistas. Un trujillano circunstancial por lo geográfico, pero lo es íntegramente en lo estructural: en su espíritu siempre han estado todas las cosas de esta tierra, donde llegó para quedarse por allá en 1958 y se ancló en Valera a base de trabajo, del sembrar árboles, escribir libros, levantar una familia, criar hijos y amasar amorosas amistades.

Sin duda que dicho acontecimiento a favor de Raúl Díaz Castañeda resultaba muy acertado, cuya personalidad en lo intelectual y en lo social dan fe y evidencia de los dotes de un gran trujillano.

Según su biografía, RDC nació en Barquisimeto en 1934, estudió Educación Secundaria en el Liceo Lisandro Alvarado; Médico Cirujano en la Universidad Central de Venezuela, 1958; Postgrado en Radiodiagnóstico en la UCV, 1963; Médico Residente del Hospital Central de Valera, Trujillo, 1958-61.

En el año de 1958, siendo un joven recién graduado de médico emprende un viaje, no por su propia decisión, sino por una disposición burocrática. Valera fue su destino, a ella llega sin saber que esta ciudad existía y mucho menos en sus pensamientos. Según lo narra el propio Dr. Castañeda, arribó a Valera con gran susto debido al extenuante viaje en auto que deja ver a plena vista el pase de los años y su deterioro.

Entró por la ciudad que de repente parecía una postal, en donde los solares y pedazos de hacienda, le daban paso a su crecimiento. Quién iba a pensar que aquel joven lleno de incertidumbres, se convertiría en una referencia obligada de la hoy urbe de doña Mercedes Díaz. Porque es un valerano de corazón como lo consagró don Francisco Omar Araujo.

Intelectualidad a flor de piel

El doctor Díaz Castañeda está consagrado como un notable escritor, a consta de sus desvelos por la escritura a la que le ha dedicado largas jornadas entre las madrugadas y el alba. Esa persistencia ha tenido sus recompensas: en una oportunidad, el cuento «Tres muertes propias», obtuvo mención especial en el concurso de cuentos de El Nacional, tras haber participado en varias ocasiones en este certamen. Publicó un libro de poesía, «Penúltima estación», que bautizó con concierto de piano. Ha publicado otros dos: uno sobre el trabajo del sabio Roetgen en torno a los rayos X y una biografía del doctor Pedro Emilio Carrillo. Poemarios como Romance de los Setenta, a la poeta Ana Enriqueta le dedicó infinitas prosas para resaltar su talento literario. Al deporte le dedicó “Viaje al primer Béisbol”, ganador del Premio Alí Ramos. Revista Cosmos, 25 años del Ateneo de Valera- Sobre Salvador Valero y Laudelino son conocidos sus densos ensayos. De la ciudad tiene una gran crónica: «El Libro de Valera» publicado con motivo del sesquicentenario de la urbe celebrado en febrero de 1970 con la colaboración del inolvidable don Pedro Malavé y Guillermo Montilla. Es Miembro de la Academia Nacional de Medicina y del Centro de Historia de Trujillo. El reconocimiento a su labor de escritor es el balance de su habilidad para abrirle estancos al tiempo y cuadrarlo en otros menesteres para entregarse con pasión de carbonario a la creatividad literaria donde ha demostrado poseer un gran dominio expresivo que se le revierte – a través de la poesía -en auténticas revelaciones como lo dejó demostrado el libro “Trujillo, Tierra Casi de Nubes” con la vieja y noble caña y con la complicidad alegre de la Virgen de la Paz, del Niño Jesús de Escuque y del doctor José Gregorio Hernández, a quien le dedicó una exquisita obra literaria y de investigación, novela: “Un milagro histórico”.

Su más reciente escritura ha sido “Valera Dos Siglos”, libro donde agrupa la historia de la ciudad Bicentenaria. A todo se le debe sumar sus infinititas publicaciones por más de cuatro décadas en Diario de Los Andes.

Semilla de la amistad

Desde el mismo momento que Raúl Díaz Castañeda pisó tierras valeranas, fue adquiriendo la experiencia laboral y de vida que requería un joven recién salido de las aulas universitarias. Pero también fue sumando amistades a montón, se fue rodeando de esa gente afable con la que siempre ha contado Valera. El Dr. Raúl supo cultivar la semilla de la amistad con notoriedad, todo gracias a su don de buena gente, de excelente servidor público, a su sencillez y al respeto por los demás. Gráficamente representamos ese don que tiene Díaz Castañeda tan importante, el de sumar afectos.

Ejemplo de lo anteriormente expuesto, fue lo vivido con Pedro Malavé Coll, su compadre, amigo y hermano. Compartieron grandes historias, inquietudes, grandes momentos, días buenos, días malos, pero siempre por delante la amistad los cobijó siempre.

Al Dr. Raúl se le vio rodeado de grandes colegas y amigos: Pedro Emilio Carrillo, Rafael Isidro Briceño, José Gil Manrique, Antonio Terán, Orlando Araujo Labrador, Rómer Rubio y Antonio José Cegarra, Ramón Vielma, Miguel Ángel Viloria, Gómez Chiquito Gómez, Rodolfo González Gil, Omar Oirdobro, Iván Lobo Quintero, Ricardo Carrillo Collins, Nelson Mujica, Manuel Añez, Nelson Caraballo, Rixio Chacín, entre muchos más que suman un larga e interminable lista de nombres con muchos afectos… Con el Dr. Pedro Emilio Carrillo estuvo muy cercano. Una luz fraterna con un hombre especial, una yunta de hermandad.

En el mundo periodístico, cultural y educativo ha sumado afectos como los de Eladio Muchacho Unda, José Jesús Muchacho, Guillermo Montilla, Luis González, Aníbal Miranda, Francisco Graterol Vargas, Memo Bracamonte, Mirian Gil, Aura Salas Pisani, Salvador Valero, Ana Enriqueta Terán, Padre Juan de Dios Andrade, Lourdes Dubuc de Isea, Mireya Mendoza, Myriam Sambrano, Adriano González León, Marcos Miliani, Pablo Miliani, Dimitri Briceño, Diana Rengifo, Alí Medina Machado, Olga de Montilla, Ramón Galíndez, Marlene Briceño. Nena Médicci, Rafael Ramón Castellanos, Jacob Sénior, Francisco Omar Araujo, Francisco González Cruz, Albertina de Coll, Adhemar González, Pedro Bracamonte, Antonio Pérez Carmona, Régulo Giménez, Honore Solarte, Rafael Ángel Espinoza, Pedro Bracamonte Osuna, Cherubini Briceño, Rafael Ángel Lujano, Evencio Daboín, Eduardo Viloria, Rafael Daboín, Andrés Atilio Miliani, Luis Ernesto González, Panchita Brandi, Pedro A. Hernández, Henry Montilla Perdomo, César Ponce, Gabriela Popescu, Rodolfo Zambrano, Ramón Azuaje, Pilar Romero, Chino Urdaneta, Francisco Crespo Salas, Homero Rivera, Alfredo Tulene, Eladio Matheus, José María García, Alicia Wuest, Antonio Valera, Alfonso Toledo.

Unión y vida

Según cuenta el propio Dr. Castañeda, Valera ha sido tan maravillosamente amorosa con él, al punto que le dio la oportunidad de forjar su vida, su hogar, su carrera. Para lograr eso, conquistó el corazón de una mujer extraordinaria, ser sublime, amorosa, compresiva, amiga, compañera, esposa y madre. Es ella doña Irma, ser que ha estado a su lado prácticamente desde que arribó a la esta ciudad. Doña Irma le ha brindado ese valioso apoyo que todo hombre desea tener. Juntos han transitado caminos de rosas, de felicidad, de amor, de compresión y respeto.

Se convirtieron en un matrimonio cultural y de fibras poéticas. Dos personas con un alto sentido de la solidaridad y de la amistad. Las bases de su fortaleza se sustentan de valores. Para ellos mil bendiciones.

 

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