¿QUIEN LO DUDA? “El coronavirus” como estrategia política y “la cuarentena” el instrumento

Evitar la reactivación de la presión popular es uno de los propósitos.

 

El Coronavirus no solo ha causado daño humano también económico, y hasta político, en muchos países, a excepción de Venezuela, que es un caso bien particular,  y que merece ser abordado y analizado comunicacionalmente con el propósito de orientar a la colectividad  que permanece a la deriva, huérfana  y bajo el control discrecional y mediático del régimen y de las redes sociales que lejos de informar genera incertidumbre, miedo y desconfianza  sobre el futuro inmediato, y lo que es peor, la tímida ausencia de la contraparte.

Para analizar el Coronavirus en el contexto político – por mucho que moleste es pertinente hacerlo para que dejen de tomar al pueblo por pendejo e ignorante como siempre lo han pretendido frustradamente Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y su combo – obliga a preguntarse  ¿Por qué Venezuela es un caso particularmente excepcional en medio de esta pandemia mundial? su abordaje  lo hacemos haciendo referencia al reciente y excelente artículo de opinión del profesor Ernesto Rodríguez titulado “Lecciones de la pandemia de Coronavirus”.

En dicho escrito el articulista considera que con lo ocurrido hasta la fecha se puede extraer al menos dos lecciones importantes, una de ellas,  la imprevisión en todos los países ante la ocurrencia de una pandemia de este tipo y que no hayan estado preparado que los obliga a tomar previsiones para futuras pandemias y atender a la población.

La segunda lección – que tiene que ver con el presente análisis – en muchos países se da más importancia al factor económico que al factor humano, colocando como ejemplo, a los Estados Unidos, donde el presidente Donald Trump se negó decretar una cuarentena en Nueva York argumentando que las ganancias económicas disminuirían y podría “destruir al país”. Esta postura ha generado polémica e implica que después de la pandemia se plantea que lo humano prevalezca sobre la ganancia económica.

Si esta postura ha generado polémica y rechazo por parte de los llamados gobiernos progresistas (izquierdistas-socialistas) como calificar la asumida sin disimulo y pudor alguno  por Nicolás Maduro al aprovecharse del coronavirus “que le vino como anillo al dedo”  utilizándolo como estrategia política  demostrando que poco o nada le interesa lo humano mucho menos lo económico resultando el progresista Maduro peor que el imperialista Trump.

El coronavirus “la estrategia política”

En nuestro criterio el impacto del coronavirus en Venezuela –  que ha sido mínimo gracias a la crisis socioeconómica y política que padecemos desde hace años – lo han magnificado para sacarle provecho político,  quien lo dude, sencillamente peca de analfabeta o peor aun de ignorante,  me disculpan la dureza pero es así.  Las pruebas son irrefutables  y así lo indican. Nicolás Maduro solo dos días antes de la declaratoria de pandemia mundial por parte de la OMS el 9 de marzo pasado se había refirerido al coronavirus, donde afirmo que Venezuela no tenía problemas porque contaba con el medicamente cubano “Interferon” para enfrentar al COVID-19.

Fue solo después a esta declaratoria de la OMS que la sala situacional de Miraflores se monto en el plan de emergencia sanitaria justificado por la pandemia, pero hábilmente utilizado para fines políticos y hasta económico tal como lo revelan y evidencian las medidas y acciones que en su mayoría son contrarias a las implementadas por otros países que lejos de beneficiar a la población que de por si vive en pobreza extrema si estas se mantienen – ya que no se justifican por el disminuido efecto del coronavirus – se está a las puertas de la hambruna colectiva y sus impredecibles consecuencias y desenlace que para nada interesa a quienes solo les interesa mantenerse en el poder a costa de lo que sea y en contra de la voluntad del pueblo.

El hecho de manejar exclusiva y discrecionalmente la información sobre el registro y reporte de los casos positivos y contagiados para hacerlo público, despertaron duda y sospecha sobre el verdadero propósito de tal plan mas allá de lo epidemiológico, ya que no habían mostrado preocupación alguna por  el coronavirus. Otro dato, mientras gobiernos del mundo en materia económica, por ejemplo,  exoneraron de impuestos y tributos a comerciantes, productores  e industriales  y del pago de servicios públicos al pueblo Maduro hizo lo contrario, incremento la unidad tributaria de 50 mil a 1 millón 500 mil bolívares, y los remato con las recientes fracasadas medidas de precios justos y acordados,  el desabastecimiento, bachaqueo,  colas y para terminar de “matar” de hambre al pueblo el miserable incremento del salario mínimo el peor sobre la faz de la tierra.

La cuarentena “el instrumento”

El 90% de las acciones tomadas dentro de ese plan de emergencia sanitaria – basado y ejecutado bajo el manto de la magnificación del coronavirus para justificar el verdadero propósito –  obedecen a una estrategia política siendo su instrumento fundamental “la cuarentena” la cual está planteado  mantenerla gradual y estratégicamente en la actual coyuntura política que demanda la salida de Maduro de Miraflores, principalmente,  para ganar tiempo; evitar todo proceso electoral, como las parlamentarias previstas para este año, sobre las cuales ya dejo entrever su suspensión; y las presidenciales exigidas por la comunidad internacional y más del 90 por ciento de la población.

Igualmente con la cuarentena prolongada busca evitar la reactivación del plan de movilización liderado por Juan Guaido que inicio en febrero pasado  con miras a un  gobierno de transición; así como también, impedir las numerosas protestas de calle que diariamente se generan por el desabastecimiento y escasez de alimentos, falta de gas domestico, fallas en el fruido eléctrico, pésimo suministro de agua potable, precario sistema de salud pública; e pocas palabras para bajarle a la presión popular determinante y decisiva para generar una salida y solución a la grave crisis económica, social, política y moral.

Está claro que  la vigencia de la cuarentena  depende del nivel de impacto de la pandemia, lo que quiere decir que si es mínimo  – como en efecto ha sido – entonces la prolongación de la cuarentena no se hace necesaria si no el desmontaje progresivo como es el caso de Venezuela. Si Nicolás Maduro insiste en utilizar el coronavirus a traves de la cuarentena para fines políticos se le puede revertir y convertirse en un boomerang  con consecuencias impredecibles producto del incontenible descontento popular. Ante esta estrategia del régimen se desconoce la de la Alternativa Democrática para contrarrestarla, si es que la hay.

Terror: presión popular y escasez de gasolina

Nicolás Maduro le vino como anillo al dedo el COVID-19, pero si abusa se revierte en contra.

Nicolás Maduro ha venido allanando el camino para tal fin. Los mensajes que emite en cada reporte lo delatan, “esta cuarentena va para largo”; “los países deberían pensarlo bien antes de levantar la cuarentena”;  porque apuntan a la innecesaria prolongación de la cuarentena durante los próximos meses, específicamente, la prohibición de conglomeraciones, vale decir, marchas,  concentraciones, eventos, etc.,  pero con cierta flexibilización permitiendo actividades en lugares cerrados y limitando el número de personas como las misas, cine teatro, algunos deportes, entre otros, y lo otro, por la escasez de gasolina cuyo creciente malestar desbordaría la tabla de salvación que significa la cuarentena para Maduro.

Mientras tanto, en el ámbito internacional con Estados Unidos a la cabeza, todas las acciones judiciales por supuesto narcotráfico y financiamiento  al terrorismo en contra de Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y su entorno político-partidista de la cual se ha hecho eco la opinión pública  siguen su inalterable curso pese a la pandemia mundial. Por cierto, el pánico y miedo de la gente de infectarse, contagiarse o en el peor de los casos morir a causa del coronavirus desapareció, porque la preocupación ahora es “morir de hambre”-

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