Francisco González:
Que San Juan Bautista sea el Santo Patrono de Valera tiene muchos significados, si se le conoce bien, pues es un personaje singular que puede servir de base para una seria reflexión sobre la ciudad y sobre los valeranos.
Su nacimiento se produce el 24 de junio, en uno de los días más luminosos del año (para el hemisferio norte), muy cercano al solsticio de verano (21 de junio).
Al contrario de casi todos los santos, su día se celebra en la fecha de su nacimiento y no en el de su muerte. La excepción se debe a que fue santificado en el vientre de su madre Isabel, cuando la visitó la madre de Jesús y le anunció que nacería seis meses antes del nacimiento de Jesús. La Virgen María acompañó a su prima en el parto de Juan.
Juan Bautista era muy buen predicador y es reconocido como profeta por varias religiones: el Cristianismo, Islam, Mahaísmo y el Mandeísmo (secta gnóstica). Excelente predicador que sufrió la persecución de un régimen tiránico y corrompido, cuando lo que anunciaba era la llegada de el Salvador, el que traía la paz.
Era muy buena gente, sencillo, valiente, servicial, auténtico, frugal y exhortaba a practicar la virtud, la justicia y a bautizarse. Abierto a las nuevas ideas y consciente de su misión: anunciar la buena nueva, al Mesías. Al otro día de bautizar a Jesús, Juan vio que venía a su encuentro, y dijo a los que estaban con él: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.
San Juan Bautista puede significar para Valera y los valeranos: luminosidad, vida, lucha por la virtud y la justicia, veracidad y autenticidad, sencillez, apertura a nuevas ideas, rectitud, decencia, amabilidad. Las virtudes del Santo Patrono pueden servir de guía para las virtudes de los valeranos.
Walkelys Araujo:
Cuando un valerano piensa en su ciudad, piensa en San Juan y cuando escucha a San Juan, su corazón comienza a palpitar aceleradamente por la ciudad que los vio nacer, la de Las Siete Colinas, así se refirió el párroco oficial de la iglesia San Juan Bautista, Walkelys Araujo ante la significación de tener al precursor de Jesús como santo patrono.
Su patronazgo cubre el territorio de doña Mercedes Díaz y don Juan Ignacio Montilla, la totalidad del municipio Valera y además ha sido designado como patrono de la llamada iglesia matriz de San Juan Bautista, convirtiéndose en una figura emblemática que ejerce un patrocinio triple y en un escudo protector para los lugareños.
El sacerdote Walkelys, enfatiza en un recuerdo anecdótico en el que el obispo de la Diócesis trujillana, monseñor Cástor Oswaldo Azuaje durante una homilía se refirió a San Juan como “el corazón de Valera”.
Recalcó que, el profeta es el único santo junto con Jesús que goza del privilegio de una doble fiesta, el 24 de junio día de su nacimiento y el 29 de agosto día de su martirio. Le tocó bautizar a Jesús, fue aquel que recibió de Cristo ese elogio cuando dijo “San Juan es el hombre más grande nacido de mujer”.
En víspera de la celebración de nuestro santo patrono “siempre le pedimos la protección para la ciudad, la paz para todas y cada una de las familias y el progreso especialmente para las familias más pobres y necesitadas”, señaló el párroco de la iglesia matriz valerana. (Esthela Mary Salas)
Pedro Frailán:
La comarca valerana de existencia antes de 1.820, nombre que se inspiró en su primer encomendero Marcos Valera, por allá en 1.595 como lo reseña la crónica clásica de la vida la ciudad. Institucional y formalmente Valera registra su partida de nacimiento cuando monseñor Rafael Lasso de La Vega, arzobispo de Mérida – Maracaibo, la eleva a la categoría de Parroquia Eclesiástica.
Recordemos que para ese tiempo en Venezuela existían tres arzobispados, el de Guayana y Caracas. Incluso Trujillo desde su fundación había pertenecido al Arzobispado de Caracas hasta 1.777. Inclusive en una oportunidad, en los años de 1.662 al 1.668 fue la sede central del gobierno eclesiástico de la Capitanía General de Venezuela.
La advocación se centra en San Juan Bautista, un personaje bíblico de mucha resonancia para el cristianismo, predecesor y contemporáneo de Jesús, el bautista, el que confundieron con una nueva venida del profeta Elías. El niño que saltó en el vientre su madre cuando la Virgen María visitara a su prima Isabel, que al mismo tiempo le dijo: “Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es tu vientre. Consagrada tú por haber creído”. Lucas (1, 43)
Desde ese 1.820 hasta nuestros días, la urbe de doña Mercedes Díaz, como también se conoce a Valera, su crecimiento ha sido grandioso, pujante, progresivo, sus ciudadanos han sido fundamentalmente sus constructores en estos dos siglos, en compañía y unión con su patrón San Juan Bautista. Han venido avanzando en el tiempo, hoy es la ciudad más poblada del estado Trujillo, es una referencia para el país.
Hoy, este santo del bautisterio está acompañado de otros santos y santas de la ciudad que la conforman otras parroquias eclesiásticas. Esta zona pastoral de la Diócesis de Trujillo, es la más grande, la integran 15 parroquias eclesiásticas de la ciudad, más 2 foráneas para completar el municipio.
La primigenia es San Juan Bautista, acompañada de San José, San Pedro Apóstol, Nuestra Señora de Coromoto, Jesús Obrero, San Juan Bosco, Sagrada Familia, María Auxiliadora, Santa Catalina de Siena, Espíritu Santo, Santos Arcángeles, Nuestra Señora del Valle, Santa Cruz, Vicaría de Agua Clara, Nuestra Señora de la Candelaria, San Antonio Abad de Mendoza del Valle del Momboy y San Pablo Apóstol -La Puerta. Ello conforma una ciudad de granito a base de fe por su sentimiento santoral.
Desde esta mirada Valera, es una ciudad bendita, gracias a la fe en su patrón que está sembrado en el sentimiento valerano al igual en el lugar donde posa su bendita y milagrosa imagen que fue traída el 23 de junio de 1.905, al igual que la majestuosa obra arquitectónica, la iglesia que lleva su nombre.
Valera es una ciudad eclesiástica en toda su amplitud, ya está sembrada en cada una de las localidades que hacen en cada parroquia eclesiástica más las distintas capillas de esos sectores. Es una fortaleza de fe, religión y por supuesto cultural. Tiene que ser una ciudad del optimismo, ya que la fe, la esperanza y el amor nunca mueren. Próxima a cumplir 200 años y San Juan Bautista presente.