Miguel Ángel Albarrán/DLA.- El ambiente del fútbol nacional está tan mal que lleva a todos a coincidir que una goleada 3-0 en el debut de Copa América no es tan mala, sino que por el contrario pudo ser peor. De acuerdo que cada contexto debe ser tomado en cuenta en los análisis, pero será que tanto así?..
Brasil en casa, con prácticamente todos sus elementos a disposición, con un plantel que posición por posición parece hoy no tener rivales en el concierto del balompié sudamericano. Ante una Selección de Venezuela que se completó como pudo, con hasta 15 jugadores que de última hora se adicionaron. Son argumentos que se pueden comprar.
Eso sin nombrar los incontables inconvenientes que la recién llegada Federación Venezolana de Fútbol (FVF) heredó del grupo directivo que aún con su líder encarcelado se las arregló para seguir enquistado en ese empeño de exprimir económicamente a un deporte que con todo lo popular que es, nunca logró el desarrollo necesario.
A pesar de todo, quizás por la inexorable evolución de la disciplina a nivel internacional, hoy se cuenta con una mezcla de generaciones que salen con facilidad al extranjero para encabezar un inusitado crecimiento, el cual en teoría debería brindar mejores presentaciones desde la Selección.
Que los guerreros criollos afrontaron con gallardía el duelo es cierto, pero a la final es parte de la responsabilidad que conlleva ponerse la casaca vinotinto. Igual no se puede decir que la goleada no es merecida.
“La Cenicienta” en organización
Pero de que vale que en cuanto a futbolistas mostremos uno que otro protagonista interesante, que por momentos pueda ser esperanza de grandeza, si a nivel dirigencial se demuestra que el nivel es cada vez más de “enanos”.
De qué sirve que señalen a la Vinotinto como esa selección que ya no es “La Cenicienta” de la Conmebol, cuando a nivel organizacional seguimos en el subsuelo. Si 15 integrantes de la Selección Nacional, entre ellos ocho jugadores, salen contagiados con la covid-19, con que argumento se dice que es cosa de la mala suerte.
“No pegamos una”, espetó un seguidor de la Vinotinto. Pero realmente Venezuela merece que le vaya mejor?.. se trabajó para eso? Hubo alguna real preparación para eso? Sobre todo durante la pandemia con reuniones virtuales?
Las medidas de bioseguridad son más que conocidas, ya de a poco se consolida como un hábito el uso del tapaboca, el evitar el contacto o mantener el distanciamiento social, pero los miembros de la Selección Nacional incluyendo técnicos y dirigentes, que deberían estar mucho más preparados para esta contingencia, terminan siendo presa.
Venezuela perdió antes de jugar. Por ahora ningún otro seleccionado pifió de esa manera en la Copa, es un descuido total. Tanto así que el capitán de este comando futbolístico fue de los primeros en caer, incluyendo habituales titulares de la defensa y la delantera.
Destacan lo deportivo en el enfrentamiento contra La Canarinha, en un duelo que lo afrontaron con un once que vendría a ser como el tercero en calidad que podría formar hoy Venezuela. Pero realmente la Vinotinto hizo cosas tan destacables en el planteamiento?..
Un definido 5-4-1, con una línea de cinco defensas y otra de cuatro volantes, por más del equipo que se saque al campo o el que se tenga como contrincante a vencer, debe por lo menos salir con un resultado corto.
Decidirse a defenderse a ultranza todo el encuentro, es resignarse a no atacar. Si decides apostar a esto último como aspiras sacar al menos un punto?.. Como sumas sin buscar al menos un gol. Es más complicado si apuestas a un 0-0, porque Brasil con ese arsenal y de local, siempre anotará.
Claro, se argumentará que es una selección diezmada. Pero de verdad hay tanta diferencia entre José Salomón Rondón, Josef Martínez, Fernando Aristeguieta , Jan Hurtado o Eric Ramírez? O entre los defensas Yordan Osorio, Wilker Ángel, Mikel Villanueva o Luis Mago?.. ni siquiera con el debutante Adrián González se notó la diferencia. Claro que se da ventajas sin los titulares ante los brasileños y cualquier otro rival. Pero los complejos que se notan y errores que se cometen son básicamente los mismos.
Basta con repasar los tres tantos de Brasil. De que vale colocar nueve jugadores pendientes de defender si el defensor central contrario (Marquinhos) te define en el área de esa manera, el lateral derecho (Danilo) consigue un penal en una jugada personal y el crack Neymar te hace lo que quiere, hasta el punto de perdonarte tanto de cara al arco, que termina casi metiendo hasta la portería a Gabigol tras la única salida en falso del arquero Joel Graterol.
Debemos estar claros, que los titulares por más que sean los primeros en nivel, no necesariamente sean tan superiores a los que tuvo a disposición José Peseiro en el debut. Entonces no se puede hablar de buena presentación ni nada parecido. Lo único bueno, es el margen de mejoría que puede tener Peseiro, con algunos detalles que puede revisar de cara a afrontar a selecciones no tan potentes.
Nada de esto va en contra del reconocido entrenador de origen portugués, sino por el contrario va contra toda la dañina improvisación que caracteriza al balompié criollo desde su dirigencia hasta abajo. Hay que decirlo.
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