Lima, 7 jun (EFE).- Tras las elecciones del domingo, queda claro que Perú es un país dividido entre quienes defienden, con algunos ajustes, un modelo político y económico que no ha llegado a todos y quienes exigen cambios profundos para solventar fisuras, no solo económicas, mantenidas durante sus 200 años de vida republicana.
Si bien los resultados oficiales otorgan una ligera ventaja para el candidato izquierdista Pedro Castillo sobre la derechista Keiko Fujimori, este resultado aún no puede confirmarse, pero sí ratifica que el ganador enfrentará las exigencias de un cambio, moderado o profundo, en medio de la oposición de un gran sector de peruanos.
De ser Castillo el vencedor, este profesor de escuela rural que no tiene vínculos con la elite dominante, y ha sido acusado durante toda la campaña de «comunista», sería encumbrado a la jefatura del Estado por el voto del sector rural, un grupo de peruanos históricamente postergados, empobrecidos y de procedencia indígena.
«El voto rural es el voto de la población que han marginado, tratada de bruta, de que no entiende (las cosas); a muchos de ellos los han «terruqueado» (calificado de terroristas) y es, al final, el que va a terminar por definir al presidente o la presidenta que vamos a tener», comentó a Efe la socióloga Gelin Espinoza.
¿QUÉ SUCEDERÁ EN EL PAÍS?
Desde la región sureña de Ayacucho, donde Castillo obtuvo una abrumadora votación sobre Fujimori, Espinoza remarcó que el voto del interior del país procede de «un grupo que se siente muy identificado con la imagen que tiene Pedro Castillo: la de un profesor indígena, claramente moreno, que habla como ellos».
«Eso también es una imagen importante que tenemos que tener en cuenta», remarcó antes de señalar que esas características han hecho que «muchos de los electores se vean reflejados en él».
Más allá de ello, el politólogo Sandro Venturo reiteró a Efe que el ganador de los comicios deberá afrontar «el gran desafío de lanzar un mensaje que se sobreponga a la división del país en dos».
«Y esto, primero, porque es imprescindible que el país se reintegre, se calme, y segundo, porque el gran desafío de quien gobierne justamente tiene que ser atender las prioridades del país que demandan ambos grupos», acotó.
De esa manera, lo que viene en el corto plazo para el nuevo gobernante será dar prioridad a la atención de la pandemia de la covid-19, que ha convertido a Perú en el país con la mayor tasa de fallecidos en el mundo, así como reactivar la economía familiar, «no solo la nacional», según precisó Venturo.
Otras prioridades para el próximo gobernante serán la lucha contra la corrupción y emprender una profunda transformación de los sistemas de salud y de educación, cuyas inmensas carencias han sido desnudadas por la pandemia.
«Esas banderas son concretas, puntuales, mayoritarias y están lejos de la discusión de cambio constitucional y de defender el modelo económico», sostuvo el analista en referencia a dos de las principales propuestas de campaña esgrimidas por Castillo y por Fujimori, respectivamente.
APOYO AL CAMBIO DE MODELO
A pesar de que muchos analistas y medios presentaron esta campaña como una confrontación entre la modificación o la preservación del modelo económico neoliberal que rige el país desde hace 30 años, Venturo remarcó que la gran mayoría de peruanos sí está a favor de los cambios, aunque lo que varía es la magnitud de estos.
«Si bien, por la polarización que ha caracterizado a esta campaña, un grupo parece defender el modelo y el otro pedir cambios, los estudios han visto que solo el 5 % defiende el modelo, el resto se divide entre dos tercios que quieren cambios moderados y un tercio cambios más fuertes», reveló.
Espinoza coincidió en que «la gran mayoría de la población sí pide un cambio», aunque en regiones como Ayacucho se exige que sea de «todo el sistema, de como está funcionando».
«En regiones se siente mucho más la pegada y el sentir de que ese crecimiento ha llegado solo como chorreo (…) se siente que este sistema que muchos defienden claramente es el mejor para algunos, pero no para todos», indicó.
Venturo añadió que las profundas discrepancias que se han manifestado durante el proceso electoral también implican «una crítica al frustrado proceso de descentralización del país», en el que tiene mucha responsabilidad las elites regionales, «que no han sabido sacar adelante» este proceso, que ya lleva 15 años en marcha.
LOS DISTINTOS ESCENARIOS
Con la crispación vigente, y mucho incertidumbre entre los ciudadanos, los analistas reiteran que el ganador o la ganadora de los comicios debería emitir un mensaje «de tranquilidad social y política» a sus compatriotas.
«Si quien gana y quien pierde insiste en mantener esta polarización, veo un escenario muy peligroso en el país, en todos los aspectos», remarcó Venturo.
En el caso de que Castillo sea el vencedor, Espinoza consideró que enfrentará «un escenario de crisis», con un sector de la prensa que apoyó abiertamente a Fujimori tratando de mostrar «cualquier tipo de falencia para deslegitimarlo».
En ese escenario de triunfo de su rival, la analista dijo confiar en que Fujimori sea la que salga a «generar ese compromiso democrático, de interés de cambio».
«Debería ser ella quien lidere ese cambio y ese apoyo a la elección de quien el pueblo ha decidido», concluyó.
David Blanco Bonilla