Los años terminados en nueve han marcado pautas trascendentales en los asuntos mundiales. Estando en cuenta regresiva para adentrarnos en uno mas de ellos, vale la pena examinarlos.
Comencemos por 1919, fecha de la creación de la Sociedad de las Naciones. Antecedente directo de la Organización de las Naciones Unidas, ésta representa el punto de partida del multilateralismo cooperativo y de la seguridad colectiva que desde entonces han marcado los asuntos mundiales. Diez años más tarde, 1929 se identifica con el “crack” de Wall Street. Sus repercusiones económicas y políticas a lo largo de los años treinta resultarían decisivas. Éstas no sólo se traducirían en la aparición del “New Deal” y en el surgimiento del keynesianismo, sino que crearían el caldo de cultivo apropiado para la llegada de Hitler al poder.
Pasando a 1939 nos situamos ante el estallido de la Segunda Guerra Mundial. La tragedia de allí resultante será proporcional a la reconfiguración radical del orden internacional que habrá de suceder al fin del conflicto. En 1949 encontramos la fundación de la OTAN, que no sólo habrá de constituirse en la expresión más palpable de la Guerra Fría, sino que sobrevivirá a ésta para adentrarse con polémica vitalidad en el siglo XXI. Ese año atestigua, a la vez, el surgimiento de tres repúblicas: la Popular China, la Federal Alemana y la Democrática Alemana. Si bien las dos últimas habrían de reunificarse cuatro décadas más tarde, luego de haber constituido el escenario más simbólico de la confrontación bipolar, la República fundada por Mao Tse-Tung pervive aún bajo nuevos ropajes, estando en camino a transformarse en potencia dominante a mediados del siglo XXI.
El año de 1959 se identifica con el emerger del Tercer Mundo al primer plano de la Guerra Fría. Es el año del triunfo de la Revolución Cubana y de la creación del Frente de Liberación de Vietnam, Viet Cong. Lo primero implicó llevar el conflicto bipolar al más inmediato patio trasero de Estados Unidos, mientras que lo segundo representó el inicio de la insurgencia comunista y de la consiguiente guerra civil en Vietnam. Esto último se traduciría en el masivo involucramiento estadounidense y en el subsiguiente descalabro de sus fuerzas.
La siguiente fecha, 1969, atestigua dos llegadas: la de Nixon al poder y la del hombre a la Luna. La primera representa el punto de partida de un ciclo hegemónico conservador en la política estadounidense. Allí se configura la reacción de la derecha frente a la avalancha progresista de los sesenta, dando lugar a la conformación de una potente coalición que habría de consolidarse ya en tiempos de Reagan. De su lado, el hito del “un pequeño paso para un hombre, pero un paso trascendental para la humanidad” pronunciado por Armstrong en la superficie lunar, se inscribe dentro de los grandes episodios del género humano.
La próxima fecha, 1979, marca el inicio de cuatro procesos fundamentales: el islamismo, la apertura económica china, el comienzo del ciclo neoliberal y la jihad islámica. El triunfo de la Revolución Islámica en Irán desató un movimiento de fundamentalismo religioso que habría de transformar al Medio Oriente. La puesta en marcha de la reforma económica en China, bajo Deng Xiaoping, sentó las bases para su vertiginosa expansión económica. La llegada de Margaret Thatcher al poder, también ese año, desencadenó el ciclo neoliberal. Finalmente, la invasión soviética a Afganistán daría lugar a la formación de una jihad islámica antisoviética llamada a sembrar la simiente de Al Qaeda y de ISIS.
El año de 1989 fue una de esas fechas claves en la humanidad que evidencia el derrumbe súbito e inesperado del orden establecido. Durante el mismo, el imperio soviético comenzó a colapsar estrepitosamente, arrastrando consigo las reglas de la bipolaridad que habían regido al mundo durante cuarenta y cuatro años. Fue también el año de la matanza de Tiananmén, cuando el régimen chino tomó la decisión de mantener el cambio económico sin aventurarse en el cambio político. Ello colocó a China y a la Unión Soviética en cursos contrapuestos. Mientras la primera pudo consolidar sus grandes transformaciones económicas, la segunda colapsó en medio de su intento por abarcar demasiado. Fue, a la vez, el comienzo del fin del “apartheid” en Sudáfrica, con el encuentro histórico entre Mandela y De Klerk.
En 1999 se produce un hecho que sentará las bases para el viraje a la izquierda de América Latina. Chávez pone en marcha un proceso político y constituyente en Venezuela, que sacude hasta sus cimientos las reglas del juego político en la región.
El año 2009 será también punto de inflexión. Obama llega a la presidencia en medio de la mayor crisis económica planetaria en más setenta años. Ello permitirá afianzar el papel del Estado como factor ductor de la economía y de la sociedad, poniendo fin a la era neoliberal.
¿Qué nos deparará el 2019?