¡Qué no nos vamos!: Un gesto de rebeldía en Boconó, el 30 de mayo de 1563 | Por: Jesús Barreto Leal

 

Por: Jesús Barreto Leal*

 

Ya son 462 años que cumple la ciudad de Boconó, llamada de acuerdo a la memoria oral “El Jardín de Venezuela”, por el Libertador Simón Bolívar, en uno de los días finales de junio de 1813, cuando estuvo pernoctando en estas tierras bendecidas, en medio seguramente de grandes lluvias típicas de esa época. Nuestra ciudad, que hoy es el centro de la jurisdicción que comprende el Municipio Boconó surgió, entonces, como consecuencia de un “gesto de rebeldía” liderado por uno de sus primeros pobladores hispánicos, Juan de Segovia y un grupo de vecinos quienes, un 30 de Mayo de 1563, desacataron la orden de las autoridades para un nuevo traslado de la ciudad de Trujillo, que desde 1560, estaba asentada en el feraz valle de Boconó. Así nació la ciudad, no a través de un  procedimiento jurídico de fundación, sino como decisión de continuidad tanto en la ocupación del espacio como en el uso de la tierra. Esta acción, como ya se dijo considerada rebelde, fue el inicio de la configuración urbana de nuestra ciudad, que formalmente, en 1621, por decisión de instancias civiles y eclesiásticas, fue elevada a la categoría de pueblo de doctrina, con San Alejo como el patrón que hasta nuestros días es benefactor espiritual de los pobladores, en su mayoría de profunda raíz católica, y que singularmente es la única circunscripción eclesiástica en Venezuela bajo este patronazgo.

¿Qué motivó a los primeros habitantes españoles para enfrentarse a semejante desobediencia? Podemos imaginar, quizás que las causas fueron múltiples: variedad de paisajes impregnados de todos los tonos de verde posibles, clima ideal, ambiente amable, saludable; fuentes inagotables del vital líquido, feraces terrenos y seguramente, aunque nunca reconocida en todo su valor por la circunstancia que la historia presenta al enfrentar a los hombres contra los hombres, la presencia de una cultura originaria, los cuicas, de las etnias más avanzadas tecnológica y culturalmente en ese momento, con un importante legado representado en testimonios vivos de mestizaje étnico y cultural.

De los tiempos coloniales, escasamente hay documentos que describan cómo fue el devenir de nuestra ciudad en cuanto a su vida cotidiana, sus diversas relaciones sociales, económicas o culturales. Aún así hay testimonios que nos dan ciertas luces para reconstruir varios procesos históricos, como la visita que hizo el Obispo Mariano Martí, en 1778, por sólo nombrar un muy descriptivo episodio de la vida de la vieja ciudad. Esa dinámica geo-política de la época colonial, enlazó con el proceso de la independencia, al ser la tierra boconesa escenario de acontecimientos cruciales como la adhesión a los acontecimientos independentistas (iniciados el 5 de julio de 1811) con la Proclama suscrita por el Prócer Miguel Uzcátegui Briceño, quien elevó a la categoría de villa a nuestra ciudad y estableció, el primer Cabildo Republicano; la presencia de Bolívar y del Ejército Libertador en junio de 1813 y la Batalla de Niquitao, el 2 de Julio de 1813. Además se ha certificado documentalmente la presencia del Libertador otras tres veces, como punto estratégico, en la ciudad cumpleañera. Y así Boconó, siguió acumulando hitos y acciones que han enriquecido nuestra historia hasta nuestros días.

Tal vez su situación privilegiada, a medio camino entre los principales poblados, en medio de un rico valle, surcado por nuestro río majestuoso, hicieron de Boconó un lugar de “paz social y tolerancia”, ya que muchos perseguidos de diversos enfrentamientos políticos encontraron en nuestro Boconó, lugar amable y tranquilo.

Hoy en día Boconó mantiene, a pesar de las fuertes circunstancias, parte de su esencia y de sus valores. Aún pueden verse, aunque con peligro inminente, ciertas acciones de solidaridad, respeto, concordia, ímpetu de trabajo, espíritu de servicio, amor por la naturaleza… pero tenemos que exigir y exigirnos como habitantes de esta buena tierra, que nuestra ciudad no sucumba por la desidia, el desinterés, la apatía, la irracionalidad, las amenazas constantes… Debemos ser portavoces y generadores de buenas iniciativas, de organización útil y necesaria para lograr que nuestra querida pero a veces maltratada y no tan valorada ciudad, quizás pueda aun servir de ejemplo en tantos aspectos de los que podríamos jactar que aún tenemos: rica biodiversidad y naturaleza, aspectos culturales de variada índole y abundancia, instituciones que a pesar de todo pueden aportar ejemplo tesonero para nuestro debilitado desarrollo, capacidad creativa y emprendimiento, potencialidades turísticas ilimitadas, en fin, un lugar que en medio de la crisis de nuestro mundo vale la pena habitar y cuidar.

 

*Investigador. Oficina Cronista de Boconó

Boconó, viernes 30 de mayo de 2025

 

 

 


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