Moscú, 24 feb (EFE).- El presidente ruso, Vladímir Putin, pidió hoy a los servicios secretos de Rusia que frenen la agresiva política occidental contra Rusia, cuyo objetivo sería contener el desarrollo del país y someterle a los dictados del exterior.
«Nos topamos con la conocida como política de contención de Rusia. Resumiendo, debilitar a Rusia y ponerla bajo control exterior», dijo Putin al dirigirse a la plana mayor del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB).
En una de sus contadas apariciones públicas durante los últimos meses, Putin denunció los intentos de «maniatar» a Rusia con sanciones económicas, el «bloqueo» de grandes proyectos internacionales como Nord Stream 2, la injerencia en la vida social y política, y en los «procesos democráticos».
«No se trata de una competencia natural en las relaciones internacionales, sino de una política consecuente y muy agresiva encaminada a torpedear nuestro desarrollo, ralentizarlo, crear problemas en nuestro perímetro exterior, provocar inestabilidad interna y minar los valores que unen a la sociedad rusa», explicó.
Putin, quien precisó que dicha política se aplica también en otras zonas del espacio postsoviético, en clara alusión a Bielorrusia, insistió en que esa actitud «inamistosa» hacia Rusia no se limita a una retórica antirrusa, sino a «acciones reales y prácticas».
Denunció una «campaña informativa» con acusaciones «infundadas», que incluyen alusiones a «teorías conspirativas» que tachó de «absurdas» e «irrisorias».
«Por ejemplo, los recientes intentos de poner en duda nuestros logros en el campo de la medicina, en la lucha contra el coronavirus», comentó sobre las críticas a la vacuna rusa contra la covid-19, Sputnik V.
Advirtió que dicha política «no tiene ninguna perspectiva» en relación con Rusia, que sigue abierta al diálogo y al compromiso para solucionar los problemas «más complejos».
En su opinión, el FSB también debe garantizar la seguridad cibernética del país con nuevos métodos y estrategias de análisis de riesgos, ya que en espacio digital global es escenario de una «competencia geopolítica muy dura».
Y alertó de que el número de ciberataques de envergadura contra los recursos rusos aumentó casi 3,5 veces el pasado año.
El jefe del Kremlin también llamó al FSB a garantizar ante «cualquier provocación» el libre derecho al voto durante las elecciones legislativas de septiembre próximo.
Consideró crucial «trazar una clara línea de separación» entre la lucha entre los partidos políticos y aquellas acciones «que no tienen nada que ver con la democracia» y que solo buscan «socavar» la estabilidad y seguridad del país.
En clara alusión al líder opositor Alexéi Navalni, condenado a tres años y medio de cárcel, aunque solo tendrá que cumplir dos años y medio, aseguró que dichas acciones sirven a los intereses de otros países.
Navalni, que trabajaría para la CIA estadounidense, según el Kremlin, ha acusado a Putin de ordenar al FSB su envenenamiento en agosto pasado con el agente químico Novichok, acusaciones recogidas en dos vídeos en Youtube vistos por más de 50 millones de personas.
A su regreso a Rusia a mediados de enero, Navalni, que estuvo dos semanas y media en coma en una clínica alemana, fue detenido y condenado, pena que ha llevado a la Unión Europea (UE) a anunciar esta semana nuevas sanciones contra Moscú.
A su vez, Putin llamó en su discurso a prestar «especial atención» a los contactos entre los servicios secretos extranjeros y las organizaciones terroristas, que intentan ahora reanudar sus operaciones en territorio ruso.