Gonzalo Fragui
En Pregonero jugaban béisbol hasta que se perdía la pelota o se partía el bate. El juego podía llegar a veinte innings o más. Lo importante era el último out. El que hiciera el último out ganaba.
Un día, el poeta Antonio Mora se había comprometido en llevar a un sobrino al cine pero no había manera de que el partido terminara, así que, adrede, bateó hacia un lado del campo donde había unos arbustos para que la pelota se perdiera.
Antonio, entonces, aprovechó la oportunidad para ir corriendo en busca del sobrino y llevarlo al único cine del pueblo, propiedad de don Pepe Corti, que quedaba en un lugar con el extraño nombre de El Calvario.
A mitad de película, Antonio sintió que alguien se sentaba a su lado. En medio de la oscuridad no pudo distinguir de quién se trataba, y no entendía además qué hacía llegando a mitad de película.
Lo supo cuando sintió que una mano con una pelota lo tocaba y alguien en voz baja le decía:
– Out.