Protestan frente a la vivienda de los 2 hermanitos que padecían hambre, violencia y hasta abuso carnal

Es dantesca la historia de los hermanos Mejías, uno murió de desnutrición y maltrato. El otro de 3 años, permanece en manos del Estado, luego de ser rescatados tras violencia permanente, hambre y abuso sexual Judith Valderrama Fotos Cortesía Freddy Ramírez

 

 

Así luce la casa del mal, porque allí dos niños eran torturados por su propia madre, su padre y padrastro, y los vecinos dicen que la abuela era cómplice.

 

 

 

 

 

 El pasado 2 de febrero el Táchira y parte de Venezuela se conmocionó cuando efectivos de las FAES ingresaron a la vivienda ubicada en el sector La Perla, del municipio Guásimos del estado Táchira, allí vivían dos infantes de 11 meses y otro de 3 años de edad, hermanos. Fueron encontrados en estado de desnutrición y con lesiones de violencia incluso sexual, según señalaron las autoridades tras la revisión médica.

Antonio, el menor de los niños murió el 3 de febrero, estaba siendo atendido pero ya era demasiado tarde para él. Su hermanito de tres años está en una casa de cuidado del Estado, luego de comprobárselo maltratos físicos, desnutrición y abuso sexual.

Los  niños vivían con su mamá de 17 años de edad, el padrastro de 49 años y la abuela, según mencionaron los vecinos de La Perla, todos eran parte del abuso infantil.

Autoridades no atendieron el llamado

La vida del hoy fallecido Antonio (11 meses), tal vez, se habría salvado, pero las autoridades no acudieron, cuando tiempo atrás había sido denunciada  la situación de los infantes. Fue hasta hace 5 días  que las FAES, acudió a un llamado que recibió, justo un día antes de la muerte del menor de los infortunados.

Este jueves 4 de febrero los vecinos del sector organizaron una protesta pacífica, la idea es pedir que ese crimen infantil no quede sin justicia.

Solibeya Pérez, vecina de la vivienda de los niños,  dijo que era testigo de que los infantes  eran sacados de su hogar muy temprano, por sus padres, y no los regresaban sino hasta avanzada la madrugada, desconocen con qué fin y en qué estado regresaban, porque los traían cubiertos y no podían verlos.

El motivo de llevar los niños a la calle todo el día, según refieren los vecinos era pedir dinero para los padres, quienes no los alimentaban para despertar compasión de la gente al verlos desnutridos.

“En muchas ocasiones el señor (padre de uno y padrastro del otro niño) dijo que ese era el sustento de él para que le dieran comida… Trabajo también en la casa alimentaria donde se les daba la comida, y en una oportunidad le entregué el beneficio al niño y el señor se lo comió”, testimonió Pérez.

 

Solibeya Pérez, vecina de la vivienda de los niños

“Psicópatas, culpables, justicia”

Algunos de los carteles que hoy tapizan la casa de los niños mencionan que son tres los culpables, Jesús Rovira (49) el padre del niño que murió y padrastro del de tres años de edad, y Ruth Mejías, su concubina y madre de los pequeños, ambos fueron detenidos el día que el FAES entró a la vivienda, pero la abuela materna, Franci Mejías, no. Sin embargo, los vecinos la acusan de cómplice y escriben en las pancartas “son tres los culpables”.

 

 

“No dejemos esa muerte en vano”, es otro de los clamores escritos en la casa que desde el 2 de febrero está vacía. Ya no sé oye el llanto de los mártires, uno se fue al cielo, el otro promete tener mejor vida que la conocida en sus primeros tres horrorosos años de vida.

Los habitantes del sector La Perla de Guásimos, en Táchira, piden que en la vivienda se establezca un dispensario que brinde salud y ayuda para mejorar las condiciones de vida de niños y adultos del sector.

La petición la hicieron a través de los medios de comunicación.

Los vecinos de los niños Mejías vestían  de blanco y llevaban bombas en las manos, además, otros infantes que nunca pudieron jugar con los desdichados hermanitos, también acompañaron protestando este cruel episodio protagonizado por dos inocentes, víctimas justamente de las personas obligadas a cuidarlos.

 

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