Diana Riveros/ ECS
El Oso Frontino (Tremarctos ornatus), único representante de la familia ursidae en América del Sur, enfrenta serias amenazas en Los Andes de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. La pérdida y fragmentación del hábitat, junto con la mortalidad inducida por humanos, son desafíos cruciales para su supervivencia a largo plazo, según señala García – Rangel (2012).
En Venezuela, la situación se agrava, siendo catalogado en «Peligro de Extinción» por el Libro Rojo de la Fauna (2015). La expansión anárquica de la frontera agropecuaria, especialmente la ganadería extensiva, ha contribuido a la pérdida de su hábitat en las áreas andinas, subrayando la urgencia de medidas de conservación.
A pesar de los esfuerzos pasados, la conservación del Oso Frontino en Venezuela ha encontrado un nuevo impulso con el proyecto «Oso Andino Guaramacal», iniciado en 2016 por el Ingeniero Marcos Alexander Hidalgo. Este proyecto se centra en el área clave entre los parques nacionales Guaramacal y Ramal de Calderas, con extensiones hacia el Monumento Natural Teta de Niquitao – Güirigay. A través del uso de tecnología como cámaras trampa, se han recopilado más de 25.000 datos sobre los osos y su hábitat, proporcionando información vital para la protección de esta especie.
Simultáneamente, el plan «Osos – Gente y Café», lanzado en 2021, busca impulsar el desarrollo local sostenible en áreas estratégicas para la conservación del Oso Frontino. Al promover la caficultura de sombra en comunidades como Las Negritas, El Raizón y otras, se pretende no solo diversificar las actividades económicas, sino también preservar el entorno natural. La capacitación en prácticas agroecológicas y la promoción de métodos orgánicos garantizan la sostenibilidad y el valor añadido del café producido en la región.
Parte fundamental de este proyecto es mejorar la calidad de vida de las comunidades locales. Desde la instalación de paneles solares hasta el desarrollo de prácticas agronómicas sostenibles, se busca no solo conservar al Oso Frontino, sino también brindar condiciones adecuadas para el bienestar de las personas en estas áreas remotas.
El éxito de estas iniciativas se refleja en el afianzamiento de la agroforestería con café y cacao como actividades agroproductivas principales en la zona de brecha. Estos esfuerzos no sólo promueven el desarrollo sostenible, sino que también contribuyen a la conservación de la conectividad entre Áreas Naturales Protegidas, esencial para la supervivencia a largo plazo del Oso Frontino.
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