La Fundación Programa Andes Tropicales (PAT) organizó el taller Agroecología: importancia de las semillas locales en la producción agrícola sostenible en la aldea La Coromoto de Canaguá, municipio Arzobispo Chacón, como parte del proyecto “Andes Sur”, financiado por el Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial del PNUD.
En la actividad participaron miembros de la Asociación Cooperativa de Turismo Comunitario Mucusur y campesinos, quienes apreciaron los beneficios de adoptar prácticas sostenibles en sus actividades, porque cuando expusieron sus ideas y necesidades reflejaron que tienen puntos en común con la agroecología, señaló Rubén Darío D’Jesus, quién además impartió el taller con una parte teórica y otra práctica.
Allí reflejaron el interés en identificar especies que dejaron de cultivar y les pueden permitir diversificar sus opciones, sumándole valor agregado como los atributos otorgados por su origen o preparación de alimentos artesanales (postres, licores, harinas, atoles) que envasados pueden incluirlos entre los atractivos turísticos porque serían particulares de los Pueblos del Sur, y todo ello inicia con la selección apropiadas de semillas, indicó.
Según D’Jesus la genética de las semillas no es estática, al ser seleccionada para su siembra ello genera cambios y diferencias tanto en la producción de alimentos como en la nueva generación de semillas producidas, ciclo donde coinciden la diversidad biológica y cultural que los agricultores pueden mejorar para beneficio de ellos y su entorno con técnicas agroecológicas apropiadas, como la generación de insumos propios que reemplacen parte de las sustancias químicas y los bancos de semillas.
Conservar las semillas permite a los campesinos construir un sistema local que reduzca la dependencia del sistema vertical de importaciones, sin dejar de articularlo con el circuito local de comercialización además de recuperar tecnologías que dejaron de usar o nuevas para ellos, acciones que pueden causar variaciones en las especies cultivadas y, en consecuencia, más variedad de rubros existentes, resalta D’Jesus.
Los bancos de semillas son útiles para mantener la integridad genética o pureza y también como reserva para futuras cosechas.
Guardar una muestra modelo de la especie a sembrar es un respaldo de la misma variedad si falla la siembra, como puede suceder con semillas incapaces de resistir condiciones atmosféricas adversas, la cual se debe rotar para continuar el proceso evolutivo al adaptarse a las condiciones del contexto.
Estas tendencias se aplican en otros países para mitigar el cambio climático con fines de sostenibilidad para optimizar la producción agrícola y reducir el impacto ambiental.
En el taller los participantes señalaron sus iniciativas con la “papa plancheta”, tomate de árbol, lulo, uchuva, “carota todi”, chacha fruto, caña de azúcar y cambur, además esperan recuperar maíz criollo, trigo y café bajo sombra.