Productor de café artesanal en Táchira afectado por falta de gasolina y electricidad

Luis Pinto produce café artesanal en San Cristóbal, durante la cuarentena no ha tenido acceso a combustible para el proceso de trabajo

Tostar café se ha convertido en un problema para Luis Pinto pues lo hace con un tostador a gas y no hay. Mariana Duque

Productores artesanales de café en el sector Loma de Pánaga en la ciudad de San Cristóbal, han visto desmejorado su trabajo por la falta de gasolina y electricidad, según relató Luis Andrés Pinto, productor.
Pinto tiene más de 50 años trabajando en la siembra de café, comenzó con su padre quien se dedicaba a la producción de caña de azúcar, a la molienda en trapiches y a la siembra. Con el paso de los años Luis Andrés fue perfeccionando hasta él mismo producir la semilla para la siembra.
Anualmente genera unas 15 cargas de café, correspondientes a 120 kilos, pero durante la cuarentena por coronavirus se ha visto frenado porque no tienen gasolina, ni gasoil para el proceso de secado y preparación de café, además de que puede pasar hasta 24 horas sin electricidad.
Vende el café tostado, ya molido en 12.000 pesos colombianos, pero no ha podido hacerlo porque el tostador lo tiene trabajando con gas, y por una bombona de gas de 18 kg tiene que pagar hasta 100.000 pesos en el mercado negro. “entonces no da, hay que encarecer el producto para poder hacer las cosas”, acotó.
Está ideando un tostador con leña, para evitar los altos costos de producción.
Los motores del molino de Luis Pinto funcionan con electricidad y pasa hasta 24 horas sin ella.
Insumos
Las dificultades no sólo son en servicios públicos, Luis Pinto manifestó que es difícil conseguir abonos y fertilizantes, por lo que debe comprarlos en el mercado negro 10 veces más caro de su valor normal.
“Aquí repagándolos  aparecen, pero lo que produce uno no alcanza para pagar esos insumos así”, dijo.
La otra dificultad es pagar la mano de obra, pues tiene que ser en pesos y eso eleva los costos. “Producir es difícil, primero la mano de obra porque ya no hay precio para pagarle a un obrero, ningún monto de bolívares quieren, pero pagar 20.000 pesos y las tres horas de comida, cuando usted lo lleva a bolívares es demasiado. No hay una estabilidad para decir voy a trabajar.
Precisó que aunque hay vecinos que trabajan por la pura comida, a veces ni eso puede ofrecerles.
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