“Se metieron en las celdas, les quemaron todo, los dejaron sin sus pertenencias”, es el relato de las madres de los presos del Internado Judicial Rodeo III, ubicado en Guatire, estado Miranda.
Los familiares aseguran que temen por la vida de sus hijos y todos los que están tras las rejas en ese lugar, pues durante la segunda semana de enero se registraron violentas requisas por parte de funcionarios del Ministerio del Servicio Penitenciarios.
Castigos desmedidos, aislamiento y acoso son algunas de las denuncias recabadas por el equipo del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) en conversación con familiares de presos de este recinto penitenciario.
Los seres queridos de los presos aseguran que no tienen a dónde acudir porque sus reclamos no son atendidos con la importancia que amerita por ninguna autoridad carcelaria como la ministra o el director del internado En ese sentido, temen que se generen motines dentro del recinto, lo que podría acarrear un riesgo mayor para la vida y seguridad de los privados de libertad.
Asimismo, los familiares relataron a OVP que luego de estos hechos violentos, la entrega de paquetería se ha visto condicionada al pago de $20, dinero que es cobrado a los familiares y supuestamente recaudado por los custodios.
“A los presos se les esta haciendo dificil rendir la comida cruda, por esto están solicitando que en la paquetería incluyan comida seca, debido a que en el penal no permiten el ingreso de este tipo de alimentos y para poder hacerlo están exigiendo el pago en dólares al momento de la entrega, si no se les paga, no dejan pasar comida”, manifestó la madre de un recluso.
Así como ocurre en El Rodeo III, se repite la misma historia en El Rodeo II, la entrega de paquetería es cada 15 días, por eso familiares deben recaudar la mayor cantidad de productos para asegurar la alimentación adecuada de los presos, debido a que en el penal es escasa o nula la alimentación que deben proveer el recinto. Es por ello que muchos presos corren el riesgo de que se acentúe la desnutrición que ya existe dentro de la mayoría de la población carcelaria.
Por otra parte, en El Rodeo II y III no existe una adecuada asistencia médica. Los enfermos no son atendidos, muchos entran y salen de ciclos infecciosos pulmonares, entre otras enfermedades, esto ha debilitado el sistema inmune de muchos reclusos que deben ser atendidos y esperan desde hace mucho que sean atendidos.
Además las visitas son limitadas por las restricciones impuestas debido al COVID, por lo cual la única comunicación que hay con los presos para conocer su estado de salud y confirmar que la paquetería es recibida, es a través de celulares que esconden entre sus pertenencias.
No obstante, con estas requisas, todos los celulares fueron decomisados y además les quemaron los enseres. Esto no permite tener certeza de lo que sucede dentro del penal, obligando a los familiares a vivir entre angustias e incertidumbre.
Sumado a ello son los familiares quienes deben reemplazar esos objetos de uso diario como uniformes, zapatos, colchonetas, además de productos de higiene personal. Debido a ello algunos familiares han tenido que vender pertenencias y hacer esfuerzos desmedidos para poder resguardar la vida de quienes viven tras las rejas.
/Prensa Observatorio Venezolano de Prisiones