Presidente de Fedecámaras: el 21N dejó claro que hay una mayoría silenciosa que no logra canalizar su expresión

Para el líder gremial empresarial, les toca a las instituciones bajar y entender qué quiere decir esa mayoría silenciosa, lo que representa una enorme oportunidad sobre todo para todos los factores políticos, quienes pudieran obtener un acompañamiento mayor si logran entenderla, pero desde la refundación de cómo hacer política. “Esa mayoría no se siente interpretada por nadie. No se le puede ver como abstencionista militante. Nos toca a las instituciones acercarnos y escucharla para tratar de entender el ‘aspirational’ colectivo”.

“La reconstrucción del tejido social obliga a atender no solo las problemáticas de los venezolanos, sino las potencialidades de cada región y sector”. Esta es la opinión Carlos Fernández, Presidente de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción (Fedecámaras), quien en exclusiva para Diario de Los Andes, ofreció una entrevista a su editor; Eladio Muchacho Unda.

En la conversación el líder empresarial dijo que los agentes sociales debemos darnos cuenta que Venezuela es otra. “Es un país con una crisis económica con una dimensión importante, con un impacto social importante (en especial migratorio), con un plan de ajuste costoso. Nos toca a las instituciones comprender cuál es ese nuevo país para tratar que nuestras estructuras institucionales logren incorporar realmente cuáles son las ambiciones, peticiones, necesidades, y cómo fomentar esas potencialidades del país”.

 

 En su discurso de toma de posesión señaló que el diálogo institucional es indispensable para la recuperación de la nación. Habló de un diálogo amplio e inclusivo, en donde se convoque a la mayoría de los sectores de Venezuela, sin ello no hay futuro. En Diario de Los Andes publicamos un artículo de Jesús Seguías en el que habla del necesario consenso y afirma que si no nos entendemos no habrá solución para nuestra crisis, ¿Qué hace Carlos Fernández y qué hace Fedecámaras para ser parte de las soluciones?

Ese fue el lema de una asamblea nuestra de Fedecámaras hace algunos años que generó toda una reflexión. Tiene que ver mucho con el enfoque que le hemos dado a la institución de estar permanentemente planteando soluciones, haciendo propuestas. El país tuvo muchos años – y sigue en buena parte – concentrado en los diagnósticos que siempre son importantes, pero que ya casi todo mundo sabe cuál es el, y quizás todavía la sociedad está dividida de cuáles son las razones por las cuales estamos aquí. Algunos creen que – por ejemplo –  son las sanciones; nosotros creemos desde hace tiempo que el tema es el modelo, el cual hay que revisar.

Nosotros siempre hacemos planteamiento para la coyuntura, alertando (al Ejecutivo) que muchas cosas que se estaban implementando no nos iban a llevar a feliz término. Nadie como Fedecámaras, alertó, combatió, criticó, llamó la atención sobre lo largo del régimen cambiario, sus consecuencias, etc, que en buena parte es responsable de lo que aquí pasó. Alertamos del déficit fiscal y del monstruo que se estaba formando detrás de éste y que podía reventar en hiperinflación  y que reventó, lo que pasa es que los procesos económicos son lentos y quizás al alertar con demasiada anticipación la sociedad no reacciona a tiempo y no mete los controles. Además el deterioro de nuestra sociedad hizo que haya perdido fuerza para tomar acciones frente a algunos desbalances.

Por ello, en los últimos 4-5 años estamos concentrados precisamente en eso, en traer soluciones. Destacar incluso las otras propuestas que tengan otros actores de la sociedad venezolana.

 

Nos critican mucho por eso, de que ahora no somos combativos, que tenemos un discurso complaciente. Bueno, lo que pasa es que nosotros estamos muy claros en el diagnóstico, y como no vemos capacidad de respuesta, tenemos que involucrarnos e identificar quien es el actor social que está en capacidad de atender esas soluciones.

 

Estamos haciendo muchas cosas más allá de la mera queja, porque si bien en cierto que puede haber esa percepción (de ser complacientes), también es cierto que hay un cansancio de: pero bueno esta gente si se queja, si llora. Desde que se cambió el discurso – quizás por la debacle económica – hoy en día la empresa privada es la segunda institución de más credibilidad de la sociedad venezolana, después de la Iglesia Católica.

 

 ¿Qué opina del dilema entre dar prevalencia a la sobrevivencia empresarial o enfrentar un Gobierno como el que tenemos?

Creo que las dos cosas van de la mano. La sociedad venezolana ha entrado en los últimos años en análisis más que extremos, con posiciones binarias entre ‘sí’ o ‘no’, y realmente la solución está en ese espacio en el medio. Llegamos a veces a posiciones excluyentes, y yo creo que esta es la gran tragedia de la sociedad venezolana.

 

Cuando se comienza a meter en la narrativa política a tu adversario como tu rival, como a alguien al que hay que tienes que desaparecer, cosa que tiene que ver mucho con la lógica militar, tú tienes allí posiciones que no abonan en la construcción de una síntesis de lo que debería ser una discusión entre tu tesis y la antítesis que otro presente, eso te llevaría llevar  a una síntesis que en teoría deber ser mejor de donde salieron las dos posiciones.

 

Nosotros lo que hemos querido es recordar que el éxito de las grandes sociedades, incluyendo la venezolana, fueron las que tuvieron como norte la inclusión. No me quiero ir muy lejos revisando la historia universal, vemos el éxito de Roma, que fue una gran seducción para las naciones porque les daba institucionalidad. El proceso de inclusión social que Venezuela tuvo en el siglo XX – y yo creo que desde siempre, nuestro talente ha sido así – de cómo Venezuela adsorbió todas esas corrientes de inmigrantes, de gente que se fue del campo a la ciudad sin tragedias sociales, sin problemas políticos. Aún cuando hubo gente que no se pudo integrar del todo, entendemos que es incluyendo como nosotros vamos a construir la Venezuela del futuro.

 

 Sin capital social no hay desarrollo y la confianza es el fundamento para la generación de valor, en ese sentido: ¿Prevé Fedecámaras la suscripción de un acuerdo marco con el Gobierno para acometer un plan de apertura y relanzamiento económico del país?

Nosotros pensamos que ese es un acuerdo que debe ser del Gobierno con la nación venezolana, mucho más allá del sector privado. Un país como Venezuela, es un país que tiene que entender que necesita la reconstrucción de su tejido social. En buena parte también el Capital Social se ha agotado producto de la situación económica. Vemos hoy en día en muchos hogares venezolanos hasta déficit de dignidad.

Nosotros estamos dispuestos a participar en un pacto, pero hoy en día con lo que existe y con lo que hay, hemos querido poner todo nuestro interés, toda nuestra convocatoria, en que se consolide el esfuerzo que se está dando en México. Venezuela ha intentado en los últimos años varios esfuerzos de diálogo, de negociación, y nosotros creemos que ese es un esfuerzo (el de México) que a medida que se vaya construyendo los consensos, primeros acuerdos políticos, puede ayudar que se le baje el nivel a la confrontación política, eso va a ser mucho más fácil la inclusión de todos los actores.

Lo importante para nosotros es que ya el diálogo, la política, la negociación – que es un avance de la civilización – está sobre la mesa y tenemos que abonarlo para que eso se constituya como método de la resolución de nuestros problemas. Porque – volviendo al tema económico – la economía (la actividad económica en general) es un ecosistema variable y muy sensible, el tema está en cómo todos logramos recuperar el círculo virtuoso de la generación de riquezas. Más allá de lo ideológico y conceptual – que es muy importante – bueno tú tienes que generar confianza, y la confianza no es solo el discurso, o un acuerdo político, tampoco una campaña publicitaria.

La confianza fundamentalmente es institucionalidad; los capitales van a ir a donde sientan que hay una institucionalidad independiente, clara en sus objetivos, dedicada a lo que cada institución tiene que hacer, alejada lo más posible de la arbitrariedad de los funcionarios de turno. Creemos que la única manera en que nosotros podamos tener un crecimiento económico vigoroso es logrando la reinstitucionalización del país, y eso pasa por acuerdos políticos macros, micros, que después se abran al enriquecimiento de los demás agentes sociales.

 

 ¿Está Fedecámaras estudiando la posibilidad de presentar una agenda de reformas legales a leyes que limitan severamente la libre iniciativa empresarial? Por ejemplo, la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario.

El sector empresarial agrupado en Fedecámaras hemos presentado una serie de propuestas, el año pasado recogimos propuestas de nuestros 15 sectores y 18 regiones, y en muchas de esas propuestas hay reformas legislativas de índole importante para darle mayor formalidad al proceso de flexibilización que ha habido en materia económica. Sin embargo, allí no ha habido mayores avances. Pensamos que una ley requiere de muchos consensos, de muchos acuerdos de muchos agentes políticos. Estamos abocados en identificar esas medidas que requieran menos voluntad o esfuerzo político en conseguir esas medidas, que de alguna manera desate o tumbe algunas de las tantas cosas que se han cercado la actividad económica. No es una estrategia (legislativa) maximalista, sino una estrategia de puntos focales.

 

 Es evidente que los precios en Venezuela se fijan en dólares, pero estamos ante una dolarización «chucuta». ¿Qué hay que hacer para completar la tarea? ¿Dolarizar la economía?

Creo que en Venezuela el dólar – básicamente – es la moneda transaccional, pero tiene dos características. Primero: no es el 100% de las transacciones, se calcula – según estudios económicos de firmas importantes – que 60% de las transacciones en el país son en dólares, el noventa y pico en San Cristóbal son básicamente en pesos, en Maracaibo casi en 80% en dólares y pesos, y en sur-oriente gramos de oro. 

Sien embardo el sector público tiene el 35-37% de la economía y allí las transacciones son fundamentalmente Bolívares. Pero el dólar no es la moneda de los estados financieros, de cuando tú declaras el IVA, con las que pagas los derechos de aduana  etc.

La dolarización venezolana – y esto es muy importante – es una cosa que ha venido corriendo en el país de una manera silenciosa. El mercado ha traído soluciones a los problemas sociales y económicos del país. ¿Por qué decimos que silenciosa? Porque a mí me gustaría que alguien me enseñara dónde estuvo la discusión en la sociedad venezolana, para implementar el dólar como moneda; o dónde está un acta del Consejo de Ministros que decidieron flexibilizar el tema del dólar. ¿Dónde está la ley que permite eso? ¿Dónde está el acuerdo con la Reserva Federal Norteamericana?, que normalmente lo tienen todos los países que van a hacer una dolarización, empezando para comenzar a cambiar los billetes desgastados.

La dolarización en Venezuela surge con el apagón (2019), surge en un momento donde todavía era ilegal las transacciones en dólares. Con el apagón los bancos se quedan sin sistema, con la hiperinflación y la escasez de billetes la gente no tenía efectivo, entonces como no tenías bolívares porque no los había, la gente fue para su colchón a sacar sus dólares. Y ante el estado de necesidad el sector comercial – fundamentalmente–asumió el riesgo y empezaron a recibir dólares, y eso se quedó y el Gobierno lo entendió.

 

Pero lo más importante – con el tema de la dolarización – el hecho de que se haya detenido la caída del sector privado tiene que ver con ese proceso silencioso de la dolarización. Les dio a los privados mejores perspectivas y tranquilidad con el tema de los precios, la dolarización trajo nuevamente a la actividad económica el crédito comercial que tiene un efecto dinamizador en la economía (…) Volvió el ‘san’ para financiamiento especialmente familiar.

 

Es importantísimo que la dolarización es una respuesta del mercado y de la sociedad. ¿Quién comenzó con la dolarización? Todos y nadie. La mano invisible del mercado.

 

 En un reciente informe del Fondo Monetario Internacional se señala que Venezuela no logrará recuperar el nivel económico de antes de la crisis, y afirman que los resultados económicos del próximo año estarán muy lejos del nivel de actividad económica previa al estallido de la crisis generada por la pandemia. ¿Comparte usted este análisis?

La crisis del COVID-19 revienta en el año 2020, el FMI registra que la caída de la economía venezolana  en ese año fue del 30%. La caída más importante de Venezuela y de las más significativas de la historia económica de la humanidad. Este año proyecta que la caída estará entre 3 y 5 porciento.

En ese entonces (2020) la gran mayoría de los países de América Latina dictaron medidas para amortiguar los efectos que significaba la disminución de la producción por el confinamiento. Dictaron medidas de estímulo de la oferta, otros estimularon la demanda en distintas modalidades.

 

El año 2020 es quizás el año más duro del proceso de ajuste macroeconómico que está viviendo el país, que ha sido demasiado fuerte, un poco desordenado y demasiado costoso para la sociedad, un ajuste macroeconómico similar a los que hace el FMI pero sin el apoyo de éste para que ponderar tus reservas, para que cubras el déficit fiscal, y los últimos – más modernos – para atender el tema social con planes específicos. Venezuela está haciendo ese ajuste sin nada de esas cosas y del cual no nos avisó y tampoco nos han explicado. Hemos podido más o menos soportar este ajuste con un costo enorme para la sociedad, porque el país tenía buenos inventarios en el sector público y privado, que ha podido aminorar el impacto de esta tragedia que pudo haber sido peor.

 

 Todos los estudios de opinión y las recientes elecciones muestran que la mayoría de los venezolanos ven con mucha reserva la actividad política, y esa reserva no es gratuita, hay razones para desconfiar. Dada la íntima relación entre clima político y clima económico, ¿Qué lectura hace Fedecámaras de las elecciones del 21 de noviembre?

Las elecciones del 21N tiene muchísimas lecturas, y quizás las más importante destaca eso, la importancia de la participación. Rescato al menos las conclusiones de la sentencia del Amparo que se metió en Barinas – con todo lo que podemos discutir del mismo – que la sentencia deja claro quién fue el ganador, y eso se puede interpretar que una vez el voto entra en la maquinita, no hay forma de sacarlo de allí. Que si no hay testigos, eso es otro tema, pero lo que le pulsemos a la maquinita, queda allí.

 

Las elecciones del 21N dejó claro que la única mayoría que hay en el país es la mayoría silenciosa, una mayoría que no solo expresa su rechazo al sistema, también una mayoría que de una u otra manera no logra canalizar su expresión. También la minoría más grande que tiene el país tiene un deseo de cambio. Probablemente la mayoría silenciosa coincida en ese punto, el cambio, no lo sabemos.

 

Ese es el gran reto de la sociedad, y es uno de los motivos que explica nuestra visita a Trujillo en dos ocasiones en un tiempo relativamente corto. Nosotros tenemos que interpretar qué es lo que está queriendo decir esa mayoría silenciosa que no logra canalizar su expresión. Nos toca a las instituciones bajar (a las regiones) y entender qué quiere decir. Esto es una enorme oportunidad para todos los factores políticos, para obtener un acompañamiento mayor si logra entender esa mayoría silenciosa, desde la refundación de cómo hacer política.

 

 A su juicio ¿Cómo impacta y qué nivel de impacto tienen las recientes declaraciones de Julio Borges separándose del gobierno interino?

Me da la impresión por el contenido de la declaración de Borges, que es una reflexión que no es de ahora. Creo que sus declaraciones son producto de un proceso de maduración de algo que ellos están viendo y quizás decidieron expresarlo después del 21N por el tema electoral.

Rescato de él la importancia de volver a la política interna, a la reconstrucción de la presión interna. Es darse cuenta que la presión y acuerdos internacionales son importantes pero no son suficientes. Tiene que ver con lo que han dicho incluso diplomáticos, que el tema de Venezuela debe ser resuelto entre venezolanos.

 

 Hay sectores de la sociedad venezolana que tienen la percepción de que la figura del llamado “Gobierno Interino” en vez de contribuir a la mejorar de la situación económica nacional, la complica, por ende desean ver otra aptitud. ¿Cuál es su opinión sobre esta percepción? 

Hay que tener mucha compresión sobre los actores políticos de la oposición. El ambiento donde se ha desarrollado la política no es fácil. Como lo decíamos al principio, cuando tú entiendes la lucha política como la aniquilación del otro, el desplazamiento, y tiene precaria institucionalidad.

Buena parte de la dirigencia política está en el exilio, hay partidos judicializados, ni siquiera tienen sus símbolos y tarjetas a la hora de votar. No hay financiamiento público para las actividades de los partidos políticos.

 

Entonces yo creo que es una actividad que se ha vuelto muy complicada, muy riesgosa. Y eso ha traído quizás falta de conexión con la realidad porque no hay movilización, esa atracción o esa correa transmisora dela estructura partidista hacía llegar los anhelos de los ciudadanos a las direcciones de estos partidos. Y hoy en día esto prácticamente no existe. No creo que sea por desinterés, sino que hay una circunstancia que hace que esa actividad se haya vuelto muy riesgosa.

 

 ¿De qué forma puede Fedecámaras contribuir para transformar la forma de hacer política en Venezuela?

Lo estamos haciendo, eso explica mucho las visitas que estamos haciendo a las regiones del país, porque creo que la reconstrucción del tejido social del país le toca a cada una de las instituciones.

Veo un gran momento para los partidos políticos. Los resultados del 21N reflejan que las alcaldías de los sectores rurales donde tradicionalmente prevaleció el statu quo, fue ahora donde mayor éxito tuvo las aspiraciones de cambio. Eso es una lectura importante. El corredor electoral donde siempre se vio más proclive al cambio, esta vez no fue así por muchas razones.

 

La construcción del tejido social nos obliga a atender no solo las problemáticas sino las potencialidades de cada región y sector. Los agentes sociales tenemos que darnos cuenta que Venezuela es otra, un país con una crisis económica con una dimensión importante, con un impacto social importante (en especial migratorio), con un plan de ajuste costoso. Nos toca a las instituciones comprender cuál es ese nuevo país para tratar que nuestras estructuras institucionales logren incorporar realmente cuáles son las ambiciones, peticiones, necesidades y cómo potenciar esas potencialidades.

 

Este tema de reconstrucción del tejido social, nos obliga a hacer estas visitas para saber cuál es esa nueva Fedecámaras que necesita Venezuela, no es solo un ejercicio de planificación estratégica. Estamos yendo a las bases de la sociedad para entender el nuevo perfil del venezolano, su potencialidad, el rol que nosotros como institución debemos cumplir. Esto mismo es importante que lo hicieran otras instituciones.

 

 Decía Einstein hace 100 años atrás, no podemos seguir buscando las soluciones desde los mismos modelos mentales, ideas creencias, paradigmas, desde los cuales surgen los problemas. Esto me lleva al principal problemas del país que es la crisis del sistema educativo. Tenemos una educación decimonónica y para el Siglo XXI, para la Cuarta Revolución Industrial requerimos todo lo contrario: potenciar las diferencias, liberar las energías emprendedoras, creativas, innovadoras y críticas. ¿Qué propone Fedecámaras para la transformación de nuestro sistema educativo?

Cuando hablamos de que queremos plantear un nuevo modelo de desarrollo para el país, queremos grandes definiciones de marcos de referencia, de institucionalidad y de objetivos del país. El modelo rentista se acabó y queremos ir a un modelo productivo, todo mundo lo sabe y lo ha declarado. Hay que incentivar a la sociedad para que sea productiva y esto pasa por el tema laboral, que vaya en función de la productividad acompañado del sistema educativo.

 

Hay que cambiar los paradigmas de la educación, a la gente más que enseñarle conocimiento que ya existen, teorías, hay que enseñar a los ciudadanos la vocación de querer aprender. Si no hay curiosidad por aprender, vas a quedar desfasado rápidamente.

 

En la reforma educativa es importante que el niño y adolescente debe permanecer la mayor parte del día, para apuntalar el tema de la alimentación y la promoción de valores, pero además esto le permitiría a la mujer a incorporarse a la sociedad.  Entender al ser humano en su dimensión productiva, hacer realidad aquella frase: el trabajo dignifica al hombre.

 

Para tener un modelo productivo debes convencer  a la sociedad que la riqueza no es un regalo de la naturaleza, la riqueza se logra con trabajo, esfuerzo, constancia, dedicación, ahorro, compromiso.

 

La riqueza no es tener el petróleo en el subsuelo, la riqueza es lograr colocar ese petróleo en os mercados internacionales. Para hacer eso hay que entender lo complicado de ese proceso.

 

 Doctor Fernández, usted es un empresario zuliano, lo enfatizo, zuliano, hoy presidente de Fedecámaras, que entre octubre y diciembre ha venido dos veces al estado Trujillo, hecho significativo que trajo a mi memoria aún gran andino venezolano, Asdrúbal Baptista Troconis, quien me dijo una vez que tenía en mente escribir la otra historia de Venezuela, la de los héroes del trabajo, miles de hombres y mujeres regados por nuestra geografía, que han construido este país. Es tarea pendiente, ¿Está entre los planes de su gestión dejar ese registro histórico?

Venezuela está plegada de héroes anónimos. Es un poco lo que nosotros queremos impulsar. Hemos venido dos veces a Trujillo porque este estado siempre suena en las estadísticas como uno de los estados más pobres, de menor economía en el país. Nosotros pensamos que Trujillo tiene un potencial enorme.

Si nos vamos 100 años atrás, y recordamos lo circuitos agro-exportadores, que sustentaban la economía del país, vemos cómo Trujillo tenía un protagonismo importante. Estudiamos la economía a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, muchos de esos lugares que eren circuitos exportadores siguen siendo centros importantes, y fueron lugares donde había ferrocarriles. En Trujillo tenía dos, el de La Ceiba- Motatán y el otro de Motatán a Sabana de Mendoza creo.

Creemos que el país debe rescatar esos ciudadanos que nosotros creemos que son héroes, que han venido trabajando en la construcción de emprendimientos y empresas y surgen de poblados como Trujillo. El Panteón Nacional ya está full, lamentablemente en su gran mayoría de militares y no de héroes civiles, pero que tenemos que rescatar esos ejemplos que vemos en varias partes, para que la gente vea que sí es posible desde el trabajo modelo, hacer país.

 

No queremos volver a la época del uso de bueyes en la agricultura, pero resaltamos el compromiso y capacidad de adaptación de esa gente que entendió que al no poder encender el tractor por falta de combustible, no se podía quedar encerrado en su casa y tenía que hacer algo.

 

Hemos hecho un esfuerzo en visitar para traer ánimo, revitalizar ese tejido social, para que la gente saque fuerzas desde donde no la tiene, para que mantenga su emprendimiento, mantenga su negocio, porque es precisamente la suma de esos agentes económicos los que han logrado detener la caída de la actividad económica privada.

Es sobre esos hombres difusos donde va a estar la verdadera reconstrucción de la economía con sentido sustentable.

 

 Venezuela tiene un inmenso tesoro en el exterior: la gente que se ha ido. Recuerdo que cuando estaba de embajador en Francia y en la Unesco, el doctor Francisco Kerdel Vegas creo el programa TALVEN para aprovechar el talento venezolano que brillaba en el exterior para la época. ¿Tiene Fedecámaras algo similar a TALVEN?

La diáspora venezolana ha desarrollado competencias profesionales importantes, ha desarrollado un apego hacia la institucionalidad, y en muchos lugares han tenido un mayor ejercicio de ciudadanía. Pensamos que hay muchas formas de aprovechar ese talento porque afortunadamente el mundo digital ha crecido, los modelos de negocio globales también, hoy día es mucho más fácil la interacción y complementación desde lugares distintos. La construcción de valor de todas las sociedades tiene aportes de todas partes.

Quienes mayor éxito han tenido, son potenciales inversionistas para Venezuela, porque conocen la coyuntura y riesgos de este país para el momento, y además eso puede significar mejorar la situación de sus familiares.

El año que viene tendremos la primera reunión en el exterior, con las cámaras binacionales que han formado los venezolanos que se han ido. Tenemos con España, Colombia, Perú, México, en EE.UU. hay varias. La idea es comenzar a profundizar y potenciar ese valor venezolano que está en el extranjero.

 

 ¿Qué Venezuela sueña para sus nietos?

Una Venezuela libre, donde la palabra libertad se cumpla en todas las facetas de lo que ella implica: libertades económicas, políticas, sociales. Queremos una Venezuela inclusiva donde tengamos cabida todos sin importar nuestra posición política, gremial. Queremos una Venezuela productiva. Una Venezuela competitiva que logre posicionarnos en los mercados internacionales.

Que tengamos una mentalidad de que competir, ser el mejor no es malo, ser el mejor es potenciar mis talentos y eso es valor agregado. Hay que reducir o bajar del todo la enorme desigualdad. Caracas contra las regiones, son dos países distintos. Desigualdad interna de acceso a la formalidad, de acceso a niveles dignos de calidad de vida. Ese es el gran reto de todos, cambiar esas realidades lacerantes.

 

PERFIL DEL ENTREVISTADO:

Carlos Fernández Gallardo es zuliano, abogado de la Universidad Católica Andrés Bello, cuenta con una Maestría en Gerencia de la ADL School of Management, Cambridge, MA. Es miembro de la junta ejecutiva y del consejo ejecutivo del IESA, del Instituto de Gerencia Estratégica del Zulia y del Babson College, en Boston Massachusetts. Actualmente Presidente de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción (Fedecámaras) para el período 2021-2023, electo el 22 de julio de 2021.

 

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Por: Eladio Muchacho Unda

Editado por: Alexander González

Fotos: Alexander Viloria

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