Sorprendida por la actividad inusitada de la Valera post-pandemia, de una ciudad que se mueve, al ver la efervescencia del Centro de Animación Juvenil (CAJ) con gente entrando y saliendo por una cantidad de proyectos nuevos, de gente nueva que se está incorporando al trabajo social, la presidenta del Grupo Social Cesap (Caracas), Diana Vegas, considera sentirse honrada y conmovida porque el CAJ ha logrado mantenerse en el tiempo por 45 años.
“Sabemos que eso es difícil, el haberse mantenido vigentes siempre preguntándose cómo poder ser más pertinentes, cómo poder servir mejor a Valera y a Trujillo, creo que ha sido un referente muy importante que le ha permitido llegar a estos primeros 45 años inventando cosas nuevas, conectándose con otras organizaciones, generando redes. Ese tipo de acciones es fundamental”.
Así se expresa Vegas del CAJ a propósito de su aniversario 45 que celebran el día de hoy.
“Estos cumpleañeros están llenos de muchos logros muy valiosos para la sociedad trujillana, porque pone a Trujillo en el mundo del espectro de las organizaciones sociales exitosas en Venezuela, que defienden Derechos Humanos, promueven la participación, que dan soluciones. Es una manera muy honrosa de llegar a esta edad y poder seguir diciendo que son una respuesta para el estado, que son un orgullo para el estado. Nosotros también nos sentimos muy orgullosos de eso”.
El CAJ es una de las 19 organizaciones sociales que están afiliadas a nivel nacional al Grupo Social Cesap. Por el ello en entrevista especial para Diario de Los Andes, Vegas habló de la labor de estas ONG.
Cómo presidenta del Grupo Social Cesap. ¿Cuál considera que ha sido el aporte del CAJ al estado Trujillo?
El CAJ es una de las dos organizaciones dentro del Grupo Social Cesap que no nació propiamente del trabajo de Cesap, sino que luego de varios años que el CAJ propone a Cesap incorporarse a este grupo que había tenido una estructura organizativa diferente, en el cual teníamos una oficina central en Caracas, desde donde se impulsó todo un trabajo a nivel nacional y teníamos oficinas en distintas partes del país, y esas oficinas adquirieron personalidad jurídica propia a principios de los 90, y constituimos una plataforma nacional de organizaciones que habían nacido del trabajo de Cesap.
El CAJ aún cuando no nació de esa forma, dice: ‘bueno nosotros comulgamos con estos principios, tenemos una sintonía muy clara en términos metodológicos y enfoques de cómo hacer el trabajo social comunitario’, y es cuando el CAJ se incorpora al Grupo Social Cesap, eso de por sí ya es un aspecto diferenciador de las otras organizaciones.
Creo que su sello, que es una organización que nace del trabajo juvenil, de inspiración cristiana, de fomentar liderazgos transformadores, es muy importante. El origen de Cesap y del CAJ es un origen común, que entendió que los jóvenes tienen un rol y potencial muy importante como activadores y agentes de cambio, y por eso hay que trabajar para desplegar ese potencial.
A pesar de sus 45 años de historia, el CAJ no pierde su sello original de seguir tratando de ser una respuesta y oferta para los jóvenes en Valera, a pesar de que la vida avanza y todos vamos teniendo nuevas cantidades de años.
¿Cuál es la ventaja de concentrarse en lo local con los distintos proyectos sociales que trabaja Cesap?
Ahora dentro de las políticas de Naciones Unidas, de la ayuda humanitaria, ahora casi nadie rebate la idea de que a partir de hacer un trabajo comunitario eficaz, es que se puede lograr escalar ese trabajo para convertirlo en asunto de interés público. Descubrir que ahora nos llegan documentos muy nuevos que indican que no podemos hacer nada si no se hace activación, y si no se entiende qué es lo que pasa a nivel local, nunca vamos a poder hacer cosas que tengan impacto a nivel general.
Ese descubrimiento afortunadamente lo tenemos desde hace ya varios años, y hemos podido reconfirmar que si no pensamos desde lo local, poco podremos hacer. Tener ese ojo, esa comprensión de cómo darles voz a las personas que viven en la comunidad, de que refuercen sus identidades locales, solo a partir de eso es que podemos ir tejiendo cosas que puedan dar sostenimiento de cara a múltiples temas de todo tipo. La localización (de lo local) nos permite ser pertinentes a los fines de realidades específicas diferenciadas.
¿Cuál es su opinión sobre la “Ley de Cooperación Internacional” que se “cocina” en la Asamblea Nacional?
Es una preocupación. Este es un proyecto de Ley a la cual las organizaciones sociales venezolanas – que hay un tejido muy importante, variado y vigoroso – no han sido consultadas. Sencillamente nosotros hemos conseguido por los caminos verdes las propuestas de este Ley.
Nos preocupa el tono en el cual esa Ley está cimentada, partiendo de una suspicacia de que las organizaciones de la sociedad civil tienen agendas políticas particulares, orientadas a subvertir el orden o este tipo de cosas, incluso acusaciones de lavado de dinero, legitimación de capitales, acciones terroristas y demás, y francamente organizaciones como nosotros podemos dar fe que en el mundo mundial que nosotros nos relacionamos en Venezuela y en el exterior, no nos hemos encontrado con ese tipo de organizaciones, pero sí con gente que trabaja orientadas a promover el trabajo comunitario, otros con otros servicios.
Nosotros lo que aspiramos es un sector público reconociendo y agradeciendo esa contribución. Queremos un Estado de Derecho fehacientemente comprometido con los Derechos Humanos, y con el derecho a la participación y organización, y este proyecto de Ley de Cooperación Internacional parece más bien restringir estos derechos.
¿Cuáles son los proyectos banderas de Cesap u otras organizaciones que pudieran estar amenazados por el proyecto de Ley de Cooperación Internacional?
Un proyecto bandera para nosotros es La Gente Propone, que se desarrolla aquí en Valera por cierto. Ese proyecto es bandera porque se realiza en 12 municipios del país, con diferentes realidades, y porque es una especie de gimnasio de cómo hacer ciudadanía y de cómo promover la participación.
Cuando motivamos a la gente a organizarse, que identifique cuáles son sus problemas y cómo construir una agenda de asuntos públicos para poder interactuar con las autoridades, y favorecer mesas de diálogo donde las autoridades locales reciben y escuchan la agenda de asuntos públicos de la comunidad, escuchan las prioridades que definan, es contribuir con las autoridades locales a solventar los problemas.
Esto es muestra de que hay un protagonismo ciudadano que debe ser alentado, promovido para justamente tener una calidad de la democracia local, de mayor solvencia de la que de pronto tenemos ahora.
No queremos ciudadanos desmovilizados o solamente atentos a recibir un beneficio gubernamental, aún cuando esto signifique saciar una necesidad, a nosotros nos interesa ciudadanos mucho más activos que la recepción de un beneficio de la política pública, nos interesa ciudadanos que comprendan lo público y hagan de él su asunto. Dejar la mala costumbre de que lo público le pertenece a las autoridades, lo público le pertenece a la sociedad. Como ciudadanos dolientes podemos contribuir y coadyuvar para que los servidores públicos puedan ejercer sus funciones lo más ajustado a las necesidades de la comunidad.
Por: @AlexGonzalezDigital
Fotos: Alexander Viloria