Presencia directiva: El arte de liderar con impacto y autenticidad | Por: Arianna Martínez Fico

 

Lo recuerdo como si fuera ayer. Acababa de entrar a la empresa como directora de Cultura Corporativa y asistía por primera vez a una reunión del comité ejecutivo. Sentí la mirada de todos sobre mí y en lugar de apresurarme a hablar decidí observar. La tensión se sentía en el aire. Algunos evitaban el contacto visual, otros parecían más ansiosos por intervenir y unos pocos lucían seguros y dueños de la situación. Rápidamente, supe quiénes eran los que marcaban el ritmo. El liderazgo se siente como una energía firme, pero sutil que orienta el rumbo. No es cuestión de carisma innato ni de jerarquía. Es la capacidad de transmitir confianza, guiar con claridad y dejar una huella positiva en quienes nos rodean. Es más que un asunto de autoridad formal.

La presencia directiva va más allá de lo que decimos o de una lucha por protagonismo. Es el arte de saber estar en el mundo con aplomo y hacernos presentes en el espacio, transmitiendo confianza y claridad con cada gesto y cada pausa. La base es la autoconfianza.

 

La autoconfianza como pilar de la presencia directiva

Mucha gente piensa que soy ejemplo de seguridad en mí misma y la verdad es que toda mi vida he sido tremendamente insegura. Con los años he aprendido a vivir con mi impostor interno y hacer que trabaje a mi favor. Cuando dudo de mí misma, las personas lo notan. Pero si me conecto conmigo y me apoyo en mi experiencia, capacidad de reflexión y acción, podré transmitir seguridad. No se trata de creer que tengo todas las respuestas, sino de saber que puedo enfrentar cualquier situación con determinación y mentalidad de crecimiento. Eso, en parte, es la autoconfianza.

La autoconfianza no es arrogancia, sino la certeza de que tengo algo valioso que aportar al mundo.

Esta convicción está basada en la preparación y el autoconocimiento. Algunos pilares que me han ayudado a fortalecerla son:

  • Autoconocimiento. Invierto tiempo en conocerme cada vez más: mi estilo de personalidad, lo que me motiva, mis fortalezas, debilidades, áreas de mejora, luces y sombras, así como lo que me da energía.

  • Presencia plena. Estar aquí y ahora física, mental, emocional y espiritualmente. Sentirme plenamente y desde allí conectar con el entorno.

  • Conexión con un propósito noble. Sentir que lo que hago tiene sentido, está alineado con mis valores, es más grande que yo y contribuye a dejar un legado en el mundo, me da seguridad y perspectiva.

  • Lenguaje corporal y voz. La presencia energética, esa capacidad de irradiar entusiasmo y pasión, refuerza el impacto de nuestra comunicación. Una postura firme, una mirada segura y una voz serena hacen una gran diferencia en cómo los demás me perciben. Alinear cuerpo, emoción y lenguaje de manera armónica, sin ansiedad por destacar, pero con la claridad que mi presencia es valiosa.

  • Plasticidad emocional. Adaptarme a los distintos escenarios sin perder mi esencia. Gestionar mis emociones con inteligencia me permite mantener la calma bajo presión y conectar con las personas a un nivel profundo.

  • Seniority: La experiencia y aprendizaje continuo fortalecen mi propia credibilidad profesional y me permiten ofrecer soluciones con perspectiva. Entender el rol que juego en donde quiera que esté, ver más allá de lo obvio, entender las inquietudes que subyacen a las acciones. Una combinación de humildad, conocimiento y sabiduría.

  • Conexión con mi propia magnificencia: La magnificencia implica reconocer que mi presencia importa y que mi contribución puede marcar la diferencia en mi entorno. Hacerme la pregunta, “¿Qué se pierde el mundo cuando yo no aparezco?”, me ayuda a recordar que mi valor no radica en la validación externa, sino en la fuerza interna que transmito con mi energía y mis acciones. Mi energía, mis ideas y mi liderazgo tienen un impacto, y cuando no me hago presente, el mundo se pierde una oportunidad de transformación.

Desarrollar estos pilares requiere de mucho trabajo personal. A continuación exploraré algunas acciones para construir desde la autoconfianza una presencia directiva.

 

Siete estrategias para cultivar presencia directiva

La autoconfianza es la base, pero también hay algunas acciones concretas que permiten desarrollar presencia directiva:

1. Escucha activa

Escuchar con la mente y el corazón abiertos no sólo lo que el otro dice, sino desde dónde lo dice. Escuchar para entender la lógica, las emociones y los anhelos detrás de las palabras. Escuchar los silencios y lo que no se dice. Resumir escucha para validar entendimiento y demostrar interés genuino.

2. Lenguaje claro y conciso

Antes de hablar, es importante asegurarme que mi mensaje sea claro y directo, expresando no solo mi opinión, sino mostrando los argumentos de por qué pienso lo que pienso. La precisión en el lenguaje genera confianza y evita malentendidos.

3. Pensamiento sistémico y visión estratégica

Comprender las interconexiones dentro de una organización ayuda a tomar decisiones más acertadas y a prever el impacto de mis acciones a largo plazo. Observar cómo cada acción impacta a otras áreas permite evitar problemas a futuro y alinear esfuerzos con una visión clara. Es clave evitar reaccionar a los eventos del momento y entender las relaciones de causa y efecto a largo plazo, asegurando que cada decisión sume al propósito y objetivos del equipo o la organización.

5. Aceptar el feedback y mejorar continuamente

No temo al feedback; al contrario, lo busco activamente. Cada opinión es una oportunidad para crecer y cultivar un liderazgo consciente, tal como describí en este artículo.

6. Construir relaciones sólidas

Establecer relaciones auténticas dentro y fuera del ámbito profesional fortalece la influencia y capacidad de ejecución. No se trata de relacionarnos de manera utilitaria, sino de conectar y resonar genuinamente con las personas. Cualquier relación sostenible en el largo plazo está fundada en acuerdos ganar-ganar. El impacto de quien lidera no sólo se mide en el presente, sino en la manera en que aporto valor a otras personas y a un contexto organizacional y profesional.

7. Coherencia entre palabras y acciones

​​Para que los demás confíen en mí, debo ser consistente. Aunque no siempre lo haga, procuro alinear discurso y acción, cumplir promesas y ofrecer disculpas cuando no pueda hacerlo.

Presencia directiva para un mundo humano, consciente y sustentable

La presencia directiva no se trata de ser el alma de la fiesta ni de dominar la conversación, sino de influir con intención y confianza. Es como un faro en medio de la tormenta: no empuja ni impone: ilumina el camino para que otros puedan avanzar.

Potenciar nuestro liderazgo, parte desde dentro. Cultivar seguridad interna y presencia plena, escuchar, comunicar con claridad y estar dispuestos a aprender contribuye a crear una presencia que inspira. Desarrollar mirada sistémica, prácticas de anticipación y perspectiva nos permite no solo responder a lo urgente, sino codiseñar futuros con otros a los que todos queramos pertenecer.

Contribuir a un mundo más humano, consciente y sustentable pasa por cuidar uno de los activos más importantes que tenemos, la presencia directiva.

 

 

 

 

 

 

.

Salir de la versión móvil