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La esperanza de un desarrollo profundo lleva mucho tiempo siendo el diario de los trujillanos; las ofertas presentadas a lo largo de su historia, daban la posibilidad de realizar un procedimiento de cambio para lograr, en definitiva, devolver la dignidad al colectivo
Mario Briceño Irogorry
Una de las más empinadas cumbres del pensamiento trujillano escribió, hace más de cuarenta años, en 1956, estas palabras: «Nosotros hemos ofrecido a la codicia del mundo nuestro petróleo, nuestro hierro, nuestro oro, nuestros diamantes, nuestra extraordinaria capacidad para comprar todo lo que sobra en los países industrializados y, lo que es peor, nuestra ingenuidad ante el aventurero que hoy se inmiscuye arteramente en los propios negocios de la política y en la misma suerte de Venezuela».
Era la denuncia del escritor nativo sobre el peligro que representaba el abandono de las raíces -históricas y geográficas- para el sano progreso regional. «Espantoso es el riesgo que sufre la conciencia de nuestra nación a la hora de enfrentarse a la decisiva modificación de su destino económico, geográfico y demográfico. Todo se renueva al ímpetu del progreso, promovido por la gravedad de perder su extraordinaria riqueza. Se altera el paisaje urbano y se muda el marco rural para mejor provecho de la riqueza, pero al modificar, alterar y variar el rosto físico de lo República, el pueblo queda expuesto a sufrir traumas y adulteraciones, por donde se rompen sus estructuras concenciales».
Las dimensiones
… cuantitativas de los problemas han sido enormes por años, sin embargo, su magnitud depende de los recursos empleados. No se puede atajar el crecimiento de una manera significativa, pero se pueden mejorar los aspectos cualitativos y es ahí donde se tienen que concentrar los esfuerzos. La expectativa de lo que debe ser Trujillo no debe animar a la consideración, solamente, de un ejercicio puramente económico, que puede ser planeado sino que se puede introducir algunas directrices físicas y estrategias sociales amplias con el fin de acertar y guiar el crecimiento.
La meta primaria
.. es la de minimizar los impactos negativos, en todos los sentidos, para la sociedad trujillana. Se ha de hacer un proceso de aprendizaje para lograr resolver o manejar las situaciones contradictorias que lleva aparejado un proceso de la naturaleza para el Estado, sin afectar con situaciones de dramatismo. Es necesario contar con la perspectiva histórica; saber de las raíces, de la procedencia de lo que somos, para situar todos los adelantos-necesarios en el ánimo de mantener esa vinculación inestimable a la finalidad de no repetir errores o incurrir en los despropósitos que hicieron causa de fracaso a los mejores programas o a los inobjetables planes que se conformaron para adelantamiento de Trujillo y que se quedaron, muchos de ellos, en carpetas y engavetados…
La esperanza
…de un desarrollo profundo lleva mucho tiempo siendo el diario de los trujillanos; las ofertas presentadas a lo largo de su historia, daban la posibilidad de realizar un procedimiento de cambio para lograr, en definitiva, devolver la dignidad al colectivo trujillano. Sería como un nacimiento, con dolores y pujos y angustias y correndillas. Se requiere de ojos abiertos y corazón generoso, sobre todo de las élites que deciden para captar, de una buena vez, que las enfermedades tienen cura; que es posible dar alimento y abrigo; que la producción se puede diversificar; que se pueden entregar condiciones para que exista la calidad de la vida de todos los trujillanos. Mucho enseña lo realizado en el curso de los cuatrocientos sesenta y dos años que lleva esta región en contacto con los productos de la cultura europea; la experiencia en el curso de ese periodo no dio los resultados que se presagiaron: no se encontró oro en las manos de los aborígenes, tampoco se pudo sostener el impacto de las riquezas provenientes del cacao, el algodón o el café; el campo se erosionó, más en el elemento humano que en su paisaje físico, de manera que todo indicaba la necesidad de cambio, siempre y cuando se asentara el propósito de saber responder a una planificación y visión para el porvenir y prosperidad de la entidad. Depons lo afirmó: “… no se puede decirse que cada trujillano paga el debido tributo o la prosperidad pública».
“Espantoso es el riesgo que sufre la conciencia de nuestra nación a la hora de enfrentarse a la decisiva modificación de su destino económico, geográfico y demográfico “
MARIO BRICEÑO IRAGORRY
LA ENSEÑANZA
DE LOS AÑOS
Mucho enseña lo realizado en el curso de los cuatrocientos sesenta y dos años que lleva Trujillo en contacto con los productos de la cultura europea; la experiencia en el curso de ese periodo no dio los resultados que se prefiguraron.