Apreciados amigos y defensores de la Universidad de Los Andes:
¿El ser humano puede vivir de su fe y esperanza puestas en el merecido bienestar que, además, es capaz de labrarse, sabia y plenamente?
O acaso,
¿Debe servirse con vana inmediatez, y ante las necesidades físicas, de las tentaciones o minucias que distorsionan convicciones de vida?
Es muy cierto que, sin alimento, calidad de vida, bienestar social, oportunidades innegables y progreso, el ser humano es susceptible de ser tentado y minimizado.
Es muy cierto que, frente a realidades críticas, el ser humano se aletarga, se torna sumiso, vencido, apagado, desorientado, esclavizado y, peor aún, termina aliado y entregado a quien impone las penurias.
Sin embargo, siempre existe la llama de esperanza en el pensamiento cotidiano, desde la cual se puede obrar con sentido de oportunidad, de unidad de fuerzas, de certeza, para salvaguardar el espíritu.
Esto…, como fuente de energía, discernimiento, de acciones y emancipación.
Irrumpir con la tenacidad del caso, en medio de cualquier realidad crítica, ha sido, históricamente, la actitud de relevantes instituciones en el mundo.
Actitud puesta en el impulso de las ideas coherentes y emergentes de los hombres y mujeres que atesoran la institución, la cuidan y la mantienen amalgamada a la buena venturanza.
Son hombres y mujeres apegados a la fuerza de ese espíritu, capaz de alimentar y avizorar los mejores tiempos.
Todos sabemos bien la esencia, lo medular de aquella lectura del Santo Evangelio que, según San Lucas, expresa:
«No solo de pan vive el hombre…».
Eso lo supo, y tuvo en cuenta, quien puso las primeras piedras fundacionales de esta Universidad.
Un hombre que, claramente, entendía la infinita fuerza de lo que no podemos ver, pero que sí podemos experimentar, mediante nuestra franca y humana entrega.
La Universidad de Los Andes existe gracias a este espíritu de obrar, con sentido de esperanza.
Hoy, a sus 237 años, es una fuerte columna de sabiduría, escenario de debates, producción de respuesta a la sociedad, de profesionales altamente calificados, y está destinada a redimensionarse de acuerdo con las exigencias de esta cambiante sociedad.
Por esto…, pregunto a todos los presentes, y a quienes nos ven y escuchan en este momento…
¿Qué elemento calificador sustenta en tu mente la imagen institucional de la Universidad de Los Andes, ante el mundo y este país, frente a organizaciones, gobiernos locales, regionales y nacionales…; representaciones consulares y embajadas…, organismos internacionales… y ante el ciudadano común?
A lo largo de su historia, ¿cómo ha sido evaluada la Universidad de Los Andes por el sector empleador, comercial, industrial y emprendedor, tanto en Venezuela, como fuera del país?
¿Dónde radica el reconocimiento a su trayectoria académica, de investigación, de desarrollo del pensamiento humano y su inobjetable rol de defensora de los valores y principios de la democracia, que son columnas del pensamiento universal inclusivo?
¿Por qué la Universidad de Los Andes, siempre se ha caracterizado por ser acérrima retadora de todas esas circunstancias históricas adversas a las expectativas desarrollistas de país y de sus derechos humanos?
¿Por qué cada año, miles de bachilleres aventajados en su formación académica y aún aquellos -por las razones que fuere-, con menores apreciaciones en su preparación, enfocan la continuidad de su crecimiento personal y humano en la Universidad de Los Andes?
¿Dónde, incluso, la ubica en su pensamiento, hasta el más humilde venezolano, cuando lee o escucha hablar de la ULA?
¿Cómo la Universidad de Los Andes ha sido capaz de sobrevivir, respirar su esencia, impregnarse de esperanza y continuar en su ruta inquebrantable de proponer las mejores ideas a un país, hoy arrasado, que clama por una refundación republicana real, sólida, y a la que le urge conectarse, en tiempo y condiciones tecnológicamente similares, a los retos del mundo global democratizado?
¿Por qué la Universidad de Los Andes mantiene su espíritu encendido, aún en medio de este momento de grandes privaciones, de compleja crisis, de los efectos colaterales de la diáspora, de la destrucción infligida, de una pandemia, del abandono, con perversos propósitos, por parte de los últimos gobiernos, e incluso,
-y también muy triste y penoso-
…del trato incomprensible, esquivo y escasamente comprometido de un importante sector de nuestra propia gente, acá, adentro?
Posiblemente, en sus mentes haya más preguntas sobre el acontecer de la Universidad de Los Andes, pero la realidad es que, frente a estos escenarios palpables, la Universidad, con su buena gente, ha permanecido indemne… a salvo, ¡VIVA!
A sus 237 años, la Universidad de Los Andes está viva, gracias al espíritu esperanzador de un hombre signado por el genio creador que, un día como hoy, en el año 1785, cimentó, en su condición de obispo, la semilla de una casa de estudios superiores, hoy, nuestra casa.
Cinco años después, Fray Juan Ramos de Lora crea y bendice el Real Colegio Seminario de San Buenaventura de Mérida.
Ambas obras fueron un acto de razonada REBELDIA, pues las creó sin el permiso del Rey ni del Papa.
Muere a los pocos meses, pero el ingenio de gran obra, en solo cinco años de estadía en esta tierra serrana, permanece VIVA en lo que hoy es la Universidad de Los Andes.
La Universidad está Viva gracias a que, hace 237 años, Fray Juan Ramos de Lora, venido del viejo continente, sembró sus esperanzas en esta tierra venezolana que clamaba por el espíritu de la sabiduría.
Bien reconocía Fray Juan Ramos que: «No solo de pan vive el hombre…».
La Universidad está Viva, gracias a hombres como el Rector Heroico, Carraciolo Parra y Olmedo, que durante su segunda gestión rectoral, entre 1987 y 1900, enfrentó, junto con un reducido grupo de profesores, momentos de grandes restricciones presupuestarias.
Restricciones devenidas de un decreto emitido, en materia de instrucción pública, por el entonces presidente de la República de Venezuela, Guzmán Blanco, que derogó el estamento legal, autonómico y rector de la universidad venezolana.
Fue una decisión política que redujo, considerablemente, los recursos asignados para los gastos y mantenimiento de la Universidad.
Carraciolo Parra y Olmedo, junto a un puñado de profesores, y ante la inminencia del cierre de la Universidad, logra salvaguardarla.
Este Rector Heroico no cobraba su salario y, junto con los profesores que asumieron una reducción de su sueldo, hizo posible que la Universidad se mantuviera viva.
La Universidad está Viva, gracias a esos hombres como el Rector Magnífico, Pedro Rincón Gutiérrez quien, en la modernidad y floreciente democracia venezolana, promovió, bloque a bloque, la solidez y crecimiento de su infraestructura, para convertirla en un espacio de mayor desarrollo académico y de investigación…,
… y, mejor aún, de recepción masiva de esa juventud creadora y deseosa de una ansiada calidad de vida para sí y para su país.
Hoy día, la Universidad está Viva en un ranking de apreciable sitial en Venezuela y Latinoamérica, gracias al espíritu de entrega y esperanza de todos esos grupos académicos, de investigación, edición y publicación de revistas, que visibilizan un indetenible trabajo sobre el conocimiento científico y humanístico, así como de valiosas propuestas.
La Universidad está Viva, porque cuenta con un contingente académico que aún, en medio de la depauperación económica impuesta y la anulación del debido reconocimiento al calibre de su rol y responsabilidad social…,
…es un contingente comprometido, capaz de emprender las distintas vías de la enseñanza y la educación multimodal mediante la tecnología comunicacional, incluso, en medio de las condiciones restrictivas del equipamiento tecnológico y del servicio de internet.
A pesar de la realidad lacerante venezolana, que catapultó al fenómeno de la diáspora con millones de migrantes y que vació, significativamente, de juventud nuestras aulas…, hoy día, la Universidad está Viva gracias al prominente, sacrificado, pero entusiasta y combativo sector estudiantil, que cree en ella y crea por ella.
Aunque esta diáspora también haya mermado la cantidad de docentes y de recurso humano, que miraron hacia nuevos horizontes en busca de una obligada y comprensible sobrevivencia, la Universidad está Viva, porque otros ulandinos, en RESISTENCIA, comprendieron y aprendieron cómo defenderla y oxigenarla, sin abandonarle.
La Universidad está Viva, porque el compromiso y agradecimiento de muchos de sus empleados y trabajadores a su noble casa de labores, permanece inquebrantable.
Son fieles exponentes de que la esperanza, y también la lucha, desde sus afiliaciones gremiales, pueden alimentar ese espíritu para exigir, acorde con la Carta Magna, superación y bienestar merecidos.
La Universidad está Viva, gracias a un claustro de discusión y decisiones que, desde su Consejo Universitario, ha fijado la postura institucional, frente a las continuas atrocidades que se suscitan hacia el país y hacia ella, …así, como ante las violaciones a los fundamentos plasmados en nuestra Constitución.
Hoy día, la Universidad está Viva porque, a través de sus órganos de comunicación y derechos humanos, ha visibilizado ante el mundo, las terribles realidades que afectan a sus trabajadores, docentes y estudiantes.
Ha puesto, también ante los ojos del mundo, las consecuencias de la asfixia presupuestaria, la violación a su libertad autonómica y académica, así como los sufrimientos de la comunidad en general, de la región y de Venezuela.
La Universidad está Viva porque es reconocida por su trayectoria histórica y esencia educadora de alta calidad, por parte de organismos, gobiernos foráneos y universidades del exterior…,
…todos capaces de extenderle su mano con total respeto y confianza, en acertados planes de intercambio, convenios y ayuda para resolver necesidades apremiantes.
Hoy día, la Universidad está Viva porque, en medio de las evidentes vicisitudes, destrucción y desmantelamiento diseñados, es capaz de crear nexos productivos con reconocidas empresas, así como con sectores de emprendimiento y formación, que retan la compleja crisis del país y abren compuertas a la sinergia, que esparce sus mejores logros la sociedad.
La Universidad está Viva, porque posee el espíritu del empuje renovador para los cambios urgentes, necesarios, prácticos y productivos en su estructura organizacional, poniendo la lupa en su recurso humano capaz, competente, pero, sobre todo, verdaderamente comprometido con ella.
La Universidad está Viva porque las fuerzas productivas y ciudadanas de esta región andina, reflejan su espíritu de solidaridad y cooperación con ella en cada actividad o jornada, donde las comunidades son las beneficiadas.
La Universidad está Viva, porque su relación con las distintas organizaciones seglares, religiosas y políticas, preserva el rol mancomunado de voluntariado, formación espiritual y ciudadana, así como de servicio por el bien común.
La Universidad está Viva porque su gente sabe, con total claridad, que alcanzar el salto desde la realidad crítica hacia una realidad favorable, pasa por detonar los cambios en el estamento político nacional,
… sin olvidar los cambios desde la persona misma.
La Universidad está Viva, porque quienes hoy le acompañan, de verdad, desde su espíritu esperanzador de entrega, sin descanso, la seguirán defendiendo y soportando en sus hombros, con el ideal de libertad y progreso, como sello imborrable de grandes e históricas satisfacciones.
Sientan que, cada uno de sus nombres, está estampado en la historia de la Universidad de Los Andes.
Nunca olviden que son parte de su fibra VIVA por todo el bien que en ella han hecho y, desde ella, han hecho a los demás.
Para finalizar, debemos destacar que la Universidad está Viva, porque existe una actitud permanente de RESISTENCIA.
Solo vale la pregunta:
¿Hasta dónde es capaz de llegar este acto de RESISTENCIA?
Es aquí donde la Universidad, muestra su sabia efervescencia, capaz de demarcar rutas hacia la resolución de necesidades estructurales…
…donde el intercambio, el flujo de conocimientos, experiencias, investigación, recurso humano de alta calidad, el diseño de proyectos cien por ciento viables, entre otras emergentes y factibles ideas; sean ese puente de doble vía hacia nuestro actual sector empresarial y productivo de bienes y servicio, también en lo pecuario, agrícola turístico, tecnológico, cultural y más.
Que en este puente de sabio intercambio y de mejor apertura en estos tiempos difíciles, veamos y acentuemos el transitar de nuestra sociedad venezolana hacia el justo y merecido ritmo de beneficios, bienestar y crecimiento.
Es nuestra gente, la verdadera ganadora de calidad de vida a razón de los nuevos retos de esta sinergia.
En estos recientes tiempos, la Universidad de Los Andes ha sido ferviente protagonista de este tipo de trabajo de extensión, modelado con carácter de innovación.
Son nuevas experiencias con distintas empresas consolidadas y muchas otras originarias del empredimiento, que están enfocadas en la calidad de su recurso humano y del servicio o producto final, a bien consumir.
Esta realidad de ser generadores mancomunados de acertadas respuestas, debemos fortalecerla, porque hay un pueblo allá afuera, pueblo donde cohabitamos, que está exigiendo en un grito de auxilio, una vida mejor, oportunidades reales para quedarse y conservar por generaciones lo familiar y lo fraterno.
Muchos de estos sectores también están representado en la Fedecámaras.
Fedecámaras y los venezolanos, hemos sido testigos de la destrucción del sector productivo, debido a políticas absurdas.
Sin embargo, Fedecámaras y sus cámaras locales afiliadas, también han sabido detectar las vías de soporte y sostenimiento en plena crisis compleja del país.
En muchísimas de sus empresas afiliadas, ha incursionado el recurso humano de alta calidad que forma la Universidad de Los Andes.
Empresas que nos solicitan y abren sus puertas a los estudiantes para cumplir sus pasantías. La gran mayoría de ellos, tiene plaza laboral asegurada, dado su desempeño.
La presencia del presidente de Fedecámaras, doctor Carlos Fernández Gallardo, en este acto central e histórico, nos enaltece y da significado a la disposición responsable como ciudadanos de fraguar estas rutas sabias e innovadoras por un mejor país.
A todas estas consideraciones,
¿Qué puede aportar la Universidad al sector productivo venezolano en estos cruciales momentos?
¿Qué puede aportar el empresariado pujante a la Universidad para que, en sinergia, surja un beneficio colectivo entre las partes y, por ende, para el contexto social?
Queremos un mejor y decidido acercamiento, con el objetivo puesto en una Venezuela reconstituida y asertiva en estos exigentes tiempos.
Para hacerlo posible, queremos una mano fuerte y fraterna de todo el ámbito empresarial y productivo de la región y Venezuela, así como de la Fedecámaras…,
…cuenten, como siempre ha sido, con la mano sabia de la Universidad de Los Andes.
Sepan que la Universidad está VIVA
AMIGOS…
LA UNIVERSIDAD ESTA VIVA…
¡VIVA LA UNIVERSIDAD!
Mérida, 29 de marzo de 2022
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Cortesía: Prensa ULA