El conflicto venezolano se alarga. La agonía va en aumento. La desesperación está creciendo. Y la radicalización se profundiza. La llegada de dos aviones rusos causó gran preocupación en Venezuela. De parte de los oficialistas solo hubo silencio ¿Por qué?
Jesús Matheus Linares
mateusli@gmail.com
El pasado sábado 23 de marzo llegaron varios aviones rusos que han creado preocupación en Venezuela y en aquellos países que han estado pendientes de la situación nacional.
Parte de guerra
Cada día que pasa aumenta la calamidad en Venezuela. Ya no hay palabras suficientes para describir todos los problemas acumulados que agobian la vida de la población. El tiempo pasa y no hay una solución clara a la crisis. Mientras tanto, el conflicto se agudiza y la paciencia de la población va en descenso. Los niveles actuales de impaciencia comienzan a ser preocupantes y no es para menos.
La urgencia es muy alta. Hasta los analistas más sensatos están perdiendo la frialdad en sus apreciaciones. Incluso las diferencias entre quienes antes coincidían en sus percepciones comienzan a emerger en torno al dilema entre desesperarse o aguantar un poco más. Las siete plagas de Egipto palidecen con el daño que el Chavismo le ha hecho a Venezuela. Están dejando a una nación hecha una piltrafa. Pareciera que disfrutan la destrucción. No son un Nerón, sino varios disfrutando en medio de las dificultades que ellos han creado.
Esa impaciencia es una dificultad a superar en esta etapa de la lucha. La mayoría de las personas estiman que el tiempo se acabó y que ya es hora de un cambio profundo. Las penurias nublan cualquier racionalidad. La oposición liderada por Juan Guaidó trata de maniobrar en medio de los problemas. Sigue adelante con la Operación “Libertad” afectada por la crisis de los servicios públicos, pero además también por la radicalización del oficialismo que trata por todos los medios posibles de intimidar.
El juicio contra Juan Guaidó sólo busca eso, porque en estos momentos se ve imposible e inapropiado que quieran detenerlo y castigarlo. También es importante tomar la decisión sobre la aplicación del 187 de la Constitución Nacional, aunque suene cruel decirlo, todo indica que sin violencia y sangre, será imposible desalojar del poder a quienes lo han secuestrado. Son días difíciles. Son días de angustia. Son días en los cuales se escribirá la historia de un país que camina al borde del abismo. Ojala ocurra lo más adecuado. Ojala sea una historia con un final feliz.
Oficialismo
El conflicto venezolano se alarga. La agonía va en aumento. La desesperación está creciendo. Y la radicalización se profundiza. Estamos en el límite de acciones violentas y de la muerte de más venezolanos. Esa es la consecuencia que uno de los bandos en pugna no está integrado por demócratas, sino por “irregulares” que ante los tantos delitos cometidos, necesitan sostenerse en el poder al costo que sea. Prefieren morir en Venezuela en medio de una lucha, que ceder el poder. ¿Son tan irracionales como para descartar de plano la negociación? No y de hecho lo intentaron pero no lograron los beneficios que estaban buscando. ¿Recuerdan cuando se informó que Jorge Arreaza se había reunido en Nueva York con Elliott Abrams? El encuentro se dio y se cruzaron propuestas. ¿Qué propuso el oficialismo? Llamar a unas elecciones en los términos exigidos por la comunidad internacional y si no ganaban sencillamente entregar. ¿Pero eso suena bien? Sí, pero el problema eran las letras chiquitas de lo que pedían, anular todas las acusaciones por delitos de lesa humanidad. Esa petición generó el rechazo de EEUU y la respuesta fue no, pues tendrían que someterse a la justicia. Eso trancó el serrucho y como secuela desde el oficialismo decidieron radicalizarse y morir con las botas puestas. Por eso el interés de disponer del apoyo político y militar de Rusia y China. La radicalización conlleva el uso de los colectivos paramilitares para reprimir las protestas y para intimidar en los actos de la oposición. Por eso el escándalo en torno al juicio contra Juan Guaidó, aunque eso, por ahora, sea más bulla que una intención real. Por eso la campaña de intimidación contra la operación “Libertad”.
La decisión es clara: atrincherarse en el poder sin importar las consecuencias. El gran obstáculo contra sus planes es el rápido deterioro del país y la alta probabilidad de un estallido social y para eso tratan de apagar de inmediato cualquier expresión de protesta popular por la falta de luz, agua y comida. Venezuela es una bomba de tiempo en manos de unos irresponsables, la única incógnita es cuál será la reacción de los militares. Para el oficialismo su única carta es la radicalización. Pareciera que se acabó el espacio para una nueva negociación.
La verdad
Muchas especulaciones se han tejido en torno a la presencia de militares rusos en Venezuela. La llegada de dos aviones, un Antonov 124 de carga y un Ilyushin 62 de pasajeros, con 99 militares y 35 toneladas en equipos, el pasado sábado 23 de marzo causaron muchas preocupaciones en Venezuela y en aquellos países ocupados en la situación nacional. Las primeras hipótesis giraron en torno al apoyo militar ruso al oficialismo y que sus tropas venían como primera avanzada para defender la revolución de cualquier agresión militar de EEUU. El circo se montó para causar esa sensación. Está hecho a propósito. Inclusive ambas aeronaves fueron ubicadas de forma tal que estuvieran a la vista. ¿Por qué llegaron por el Aeropuerto de Maiquetía?, ¿Por qué no llegaron a una base militar de forma más discreta? Que el IL-62 fuese estacionado en el área de aviación comercial y que los militares desembarcarán a la vista de todos, no es casual. Que el An-124 descargara los pertrechos militares en la rampa 4, que es el área presidencial de la terminal aérea y que además no fue diseñada para el manejo de carga, tampoco es una casualidad. Que hicieran todo a plena luz del día para que circularan imágenes, mucho menos es obra de la casualidad. Todo fue planeado para generar un efecto en la opinión pública. Se hizo con la intención de mostrar el apoyo militar ruso a Maduro y como un reto hacia los Estados Unidos, además de una advertencia a las naciones de la región.
Si usted detalla lo que se dijo sobre el tema, notará que no hay declaraciones de voceros del oficialismo, cuando estos son muy dados al escándalo. Dejaron que todo transcurriera sin importantes intervenciones discursivas oficiales. Sólo la embajada de Rusia trató de aclarar, pero más bien oscureció las verdaderas razones de la llegada de esos militares. De parte de los locuaces voceros oficialistas sólo hubo silencio. ¿Por qué? Porque buscan que surgieran de forma natural las especulaciones. ¿Y cuál es la verdad de la presencia de militares rusos en Venezuela? Es parte de los negocios. ¿Negocios? Si, negocios. Las fuentes consultadas aclararon que los rusos están aprovechando las necesidades de defensa del oficialismo, para vender más armas y además cobrar por sus asesorías. Por eso los militares que llegaron son oficiales de entrenamiento y técnicos para instalar y entrenar a los militares venezolanos en el manejo del armamento que Venezuela adquirió a Rusia.
Lo más reciente fue un lote grande de sistemas de misiles tierra-aire de defensa aérea que son portátiles y para actuar contra aviones que vuelan a baja altura. Ya de esos equipos hay muchos que desde hace bastante tiempo están en manos de la Fanb y vienen a reforzar la protección aérea que ya tienen con el uso de la plataforma S300. Eso por un lado, pero además vienen a adiestrar a los militares nacionales, en el uso de equipos obsoletos que fueron vendidos al gobierno de Hugo Chávez y que dejaron elevadas comisiones. Se comenta que el gran beneficiario en la compra de dicha chatarra fue el general que sustituyó a Raúl Baduel en el Ministerio de la Defensa. Se trata de armas viejas, desactualizadas y además inadecuadas para las condiciones del país. ¿Recuerdan ustedes aquel video que recientemente mostraba como unos integrantes del Ejército salieron heridos al manipular un mortero ruso que explotó? Ése, es un buen ejemplo de la chatarra a la cual se refieren las fuentes, porque ese es un viejo tipo de mortero que requiere de condiciones muy específicas para su funcionamiento y eso nunca le fue explicado a los militares venezolanos, por lo que su inadecuada manipulación ocasiona esos percances que pueden ser mortales. Cosas como esas son absolutamente normales.
Luego de muchos años vienen los rusos a capacitar en el manejo de esas armas. ¿Raro no? Pero además vinieron a instalar un centro de entrenamiento para pilotos de helicópteros, luego de 13 años que llegaron los primeros aparatos de los 50 helicópteros que Chávez compró a Rusia (MI17, MI26 y MI35) y además luego de 24 accidentes de esas aeronaves. ¿No es raro también? Por supuesto, y la explicación es que se trata de nuevos negocios que Rusia hace con el oficialismo, aprovechando los temores de una acción militar de los Estados Unidos. En conclusión, los rusos vienen a completar negocios y no a destinar tropas para defender a Maduro y compañía. Sólo que todo fue planeado para generar esa percepción. Esto no quiere decir que a corto o mediano plazo Rusia no decida instalar una base en Venezuela. Si tomamos el ejemplo de Siria, los rusos instalaron en la zona de Tartús una poderosa base naval y eso les dio acceso a su flota en el Mediterráneo. Pero además les ha permitido defender a su aliado el presidente de ese país, Bashar al-Ásad, quien logró revertir su derrota en la guerra interna gracias a los rusos. Igual pudieran hacer en Venezuela y, por ejemplo, instalarse en La Orchila, para que por primera vez tengan presencia militar en el Caribe y muy cerca de Estados Unidos. No es descartable que ese ofrecimiento ya se lo haya hecho el “Madurismo”. Por ahora, sólo están atendiendo sus negocios.
Oposición
Los demonios están sueltos y tratando de causar desastres en la unidad que existe en torno al liderazgo de Juan Guaidó. El escenario de todas las luchas internas son las redes sociales, en las cuales los guerreros del teclado de cada bando se lanzan dardos, cuchillos y hachas. Se llaman colaboracionistas e impuros y cada uno tiene la hoja de ruta adecuada para la transición. Todos se creen dueños de la verdad absoluta. Lo lamentable es que algunos pseudos líderes opositores juegan al fracaso de Guaidó, para emerger ellos como la salvación de Venezuela.
Un caso particular es la señora María Corina Machado, quien sigue con el afán de protagonismo y su proyecto personal. Cree que está por encima del bien y el mal. Persiste en su posición de dictar líneas de acción, aun cuando no participa en los eventos que la oposición convoca. Sólo espera el momento adecuado para emerger con su ambición de dirigir el país. La lucha de Guaidó no es sencilla, porque no solo se enfrenta a un adversario armado y sin escrúpulos, sino además con esos demonios internos y sobre todo contra la impaciencia de la gente. No es fácil acelerar el proceso sin correr el riesgo de cometer errores. Las urgencias de la mayoría es uno de los peores enemigos de la actual lucha. Es entendible la posición de quienes desean mayor velocidad, pero también lo es la de aquellos que piden actuar con cordura y prudencia. Lo que no es entendible es que se destrocen por esas diferencias de oportunidad y criterio. Pareciera que la decisión más lógica de Guaidó es aplicar el 187 de la Constitución, pero eso no es una decisión unilateral, sino que debe ser coordinada con la comunidad internacional. Sería nefasto que JG apele a ese resquicio de la Carta Magna y no haya acompañamiento internacional. En ese escenario no pasaría nada. Por eso todo debe estar coordinado para que se efectivo. Toda la oposición debe trabajar para mantener la esperanza, porque sin ella la emoción cae y la participación se reduce. En lo personal considero que se debe seguir apostando a la estrategia de Juan Guaidó, pues si esa no es la mejor opción ¿Cuál sería la alternativa? Hablar pendejadas por las redes sociales no arregla nada.
Militares
Los integrantes de la Fuerza Armada Nacional están asumiendo enormes riesgos al acatar el respaldo de unos generales a Maduro. Se les acaba el tiempo para tomar una decisión histórica de allanar el camino hacia la transición. Por el camino que van estarán presos en Venezuela, porque la mayoría de los países los verán como leprosos. Se juegan su presente y futuro. Por eso hay mucha presión interna entre quienes quieren un cambio y quienes se someten al acoso de los cubanos y demás órganos de inteligencia. Hay mucho en juego para ellos.
Comunidad internacional
Venezuela es el centro de un juego geopolítico entre Estados Unidos, Rusia y China, pero sobre todo entre gringos y rusos. El carácter que le han dado a la presencia de los militares rusos, podría desencadenar en acciones mucho más amplias y contundentes que las posturas diplomáticas de siempre. Pareciera que en medio del conflicto venezolano se está agotando el tiempo de la diplomacia y la política, para caer en el terreno militar. La acción armada no está descartada. Es parte de las idas y venidas en el discurso de los líderes involucrados. Pero recién me llamó la atención una frase del presidente Iván Duque: “Colombia no está en el plan de agredir a ningún Estado”. Esa expresión da mucho espacio para la especulación ¿Sacar a Maduro y sus secuaces es un ataque contra el Estado o para salvar el Estado venezolano? Si la mayoría de la comunidad internacional decidió que Maduro no es Presidente ¿Sacarlo sería un ataque contra un gobierno legítimo y reconocido? De acuerdo con mi humilde criterio, no lo sería. Otro detalle importante a tomar en cuenta, es que Donald Trump se acerca rápidamente a las elecciones presidenciales y eso condicionará mucho sus decisiones. Un fracaso en Venezuela sería un lastre en su campaña hacia la reelección. Esperemos las decisiones y los acontecimientos.
Huida
Una fuente muy confiable y bien informada desde el entorno de Omar Prieto me aseguró que éste hizo hasta lo imposible para evadirse del oficialismo y salvarse de las sanciones. De nada sirvió lo que hizo, porque cuando EEUU lo incluyó en la lista de sancionados, todos los planes se le alteraron. A partir de ahí radicalizó sus acciones para mantener espacios internos. Le toca mantenerse en el oficialismo, aunque quiso huir.