A Cristóbal Hurtado de Mendoza se le conoce en la atmósfera histórica de rigor como el primer Presidente de Venezuela, Patrono Nacional de los Abogados y como el «modelo de la virtud y la bondad útil». Frase patentada por el mismísimo Libertador Simón Bolívar en uno de los tantos momentos en que se refirió al Prócer trujillano, dadas sus características éticas en el centro de las aguas turbulentas de la lucha por la independencia. Cristóbal Hurtado de Mendoza fue, en buena cuenta, un hombre sensato en el ejercicio del Derecho a efectos de una sólida formación filosófica y jurídica obtenida en la Universidad de Caracas y en la Universidad de Santo Domingo. Cristóbal Hurtado de Mendoza figura en nuestra historia patria como ejemplo de dignidad en el ejercicio por construir una nación arrimando el hombro a la justicia en recto sentido. Él es una guía a seguir como administrador del Poder Público y defensor de su tierra natal, aspectos que demostró con seriedad dentro y fuera de Venezuela. Ante todo hablamos de un «Intendente» favorito para el Libertador en una sociedad desacostumbrada a la hombría eficiente, y, dicho sea ya, cercana al concierto político-amistoso. De allí que Simón Bolívar exprese a José Antonio Páez lo siguiente: «Querido General que el modo de hacerse popular y de gobernar bien es el de emplear hombres honrados aunque sean enemigos». Señala esto con el propósito de recomendarle a Cristóbal Hurtado de Mendoza y así ampararlo a él y a las rentas públicas.
Por esta razón, Cristóbal Hurtado de Mendoza da brillo a la palabra ciudadanía y pertenece al círculo de los hacedores de Patria, reclamando limpidez y concordancia entre el pensar y el hacer. Rechazó la insinceridad poblando su paraíso terrenal con afectos diáfanos y sacando a la luz su aceptación pública, al salir triunfador en comicios electorales y en la defensa que organizó para comprobar su victoria como Alcalde de Barinas. Hay que precisar, además, la trascendencia de su prestigio moral señalada por las plumas calificadas de las letras y de la historia de nuestro país. Dicen quienes lo conocieron que Cristóbal Hurtado de Mendoza fue una especie de hombre merecedor en altísimo grado de los mejores galardones por sus excelsas virtudes expuestas durante sus 57 años de vida. En tal sentido, toca a nosotros acompañar la intención trazada por el profesor Yherdyn Peña y la Red de Historia de llevarlo al Panteón Nacional, y lo que es más: valorar a un hombre que lo único que dejó como herencia a sus hijos fue la ciudadanía, la honradez y la sana razón de lucha por construir Patria.
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