Politóloga Ana Milagros Parra: Deseo de libertad sigue siendo un capital político

La politóloga destaca la importancia de la participación ciudadana en la búsqueda de un cambio político y que los resultados no son inmediatos. Además aclara que si bien la presión internacional es importante, esta no garantiza una transición.

Referencial

La crisis política e institucional de Venezuela se agudizó posterior al 28 de julio de 2024 con los resultados presentados por el Consejo Nacional Electoral (CNE), que difieren de las actas recabadas por testigos y miembros de mesa. Además continúa la persecución política con detenciones y desapariciones.

En este contexto la politóloga Ana Milagros Parra afirmó que aunque en momentos de levantamiento de la sociedad suelen seguir períodos de consolidación del régimen, el deseo de libertad en la población venezolana sigue siendo un capital político. Y aun cuando puede haber desesperanza, sostiene que el liderazgo actual destaca la importancia de la participación ciudadana y que los resultados no son inmediatos.

Por ello insiste en que a que se busca desarticular y debilitar a la sociedad civil organizada, lo cual no refleja necesariamente el impacto y la convicción de cambio que persiste en ella.

En entrevista para Correo del Caroní, Parra analizó algunos de los siete principios democráticos a los que hace mención la dirigente política María Corina Machado, como la resistencia ciudadana y el no avalar nuevos comicios.

– En los siete principios democráticos planteados por María Corina Machado se habla de la corresponsabilidad de la ciudadanía en la defensa de los resultados del 28 de julio. Los ciudadanos han respondido, pero también se ha implementado el miedo con una fuerte persecución para enfriar las calles. En este punto en el que hay deseo de cambio pero miedo a la vez, ¿puede mantenerse esa fortaleza en la sociedad civil y que no caigan en la desesperanza por no ver resultados inmediatos?

– Es curioso, porque imagínate la mentalidad del venezolano o la resistencia que tiene el venezolano y las ganas de cambio. Es que hemos tenido muchos procesos en los que ha habido una presión importante con el gobierno y una perspectiva de cambio, y después de eso usualmente viene como un bajón en donde más o menos pasan un año o dos años en donde se da el régimen como consolidado, y después un líder y circunstancias también llevan a la población a querer enfrentarse al gobierno, porque obviamente el descontento cada vez es más grande y las ganas de no vivir en dictadura.

Es un capital político que siempre se puede explotar porque es un capital político que no muere. A pesar de la represión, a pesar de que traten de aplastarte emocional y espiritualmente, eso es algo que es muy difícil de borrar dentro de cualquier ser humano. Entonces, pasamos por 2014, 2017, 2019 y vino después otra ola de presión en la que una característica de una sociedad venezolana que cambia mucho dentro del país por la migración, siguen participando.

Para mí la fortaleza en la sociedad civil, y aquí estamos hablando de sociedad civil, tanto partidos políticos como organizaciones de derechos humanos y las personas, pueden caer en desesperanza, pero depende mucho de si ven en la estrategia opositora una opción de cambio. Y creo que es válido que se caiga en desesperanza a veces. Creo que es válido que se piense que no se puede hacer más nada, porque mantener ese hype o mantener un ánimo muy alto todo el tiempo no es humanamente posible, y creo que el liderazgo en este momento está comunicando de una manera bastante efectiva el hecho de que: uno, necesita participación de las personas porque solo no puede; y dos, de que los resultados no son inmediatos.

Y con respecto a la fortaleza de la sociedad civil, creo que hay que ver cuál es la definición de fortaleza. Porque uno de los objetivos del gobierno es eso. Es desarticular y debilitar la sociedad civil, y sí está desarticulada, y sí está tratando de dividirla, pero creo que eso no es proporcional al impacto que pueda tener en la convicción de cambio de gran parte de la sociedad civil.

– Como ciudadanos, ¿Cómo manejar ese descontento ante un gobierno autoritario que se aferra al poder?

– Creo que tanto hablándote como ciudadana y como profesional esto es algo que es muy del país, pero porque si tú se lo dices a alguien que tiene a un familiar en un centro de tortura es distinto a que se lo digas a alguien que no está tan expuesto a la represión; creo que uno lo maneja distinto, y el impulso o las ganas de cambio vienen de otros lados.

Pero algo que yo siempre digo, (es) que hay que enfocarnos, es que ellos no están más fuertes que antes de la elección, ellos no están más fuertes que la semana pasada y que todo el daño que han hecho debería impulsarnos a querer seguir trabajando por un cambio a pesar de todo. Porque si actúan desde la violencia es porque no tienen otra herramienta, y si su herramienta es la fuerza no quiere decir que viene de un lugar de fuerza y estabilidad.

– A estas alturas, ¿puede decirse que hay una unidad consolidada tanto en la oposición política como en la sociedad civil en general?

– Yo creo que podría decirse que hay una unidad consolidada en la oposición política democrática y en la sociedad civil democrática, porque hay una parte de la oposición, entre comillas, y de la sociedad civil que no actúan con estándares de derechos humanos y no actúan con estándares democráticos y, evidentemente, su objetivo es estabilizar o convivir con el poder y no generar una transición.

Porque cuando tú te opones de verdad es más incómodo tanto para tus financistas, tanto para tu estabilidad y, obviamente, te pone mucho más en peligro.

Entonces si hablamos de oposición política como los partidos del status quo, yo lo dividiría en oposición democrática. Si tienes estándares democráticos es porque tienes un objetivo en salir del gobierno y que los resultados del 28 de julio se respeten. Si no estás en esa línea, y eso lo dijo María Corina dentro de esa locución, yo no lo consideraría oposición porque no te estás oponiendo, sino que estás jugando con las reglas del sistema para el sistema.

– El CNE convoca a elecciones para este año sin mostrar aún las actas del 28 de julio y, con base en eso, también se llama a no avalar todo comicio sin antes reconocer los resultados presidenciales. ¿Es favorecedor abstenerse de ir a un nuevo proceso electoral, entendiendo la falta de garantías?

– Yo lo diría de otra manera, porque eso no es un proceso electoral, eso es un evento que quiere parecerse, quiere pretender que son elecciones, pero después del 28 de julio el país es distinto. La lectura del país tiene que tener otras variables, hay que saber lo que ellos están tratando de hacer y es lograr una normalización después de un fraude electoral que se pudo demostrar enfrente de todo el mundo.

Entonces, ¿cómo va a ser ese proceso? ¿Con cuáles testigos? ¿Con cuáles leyes? ¿Con cuáles partidos? ¿Quiénes van a ir a votar? Hay que preguntarse, ¿quiénes son los que se van a poner como candidatos? ¿Quiénes van a participar? Y esas personas no se van a medir a lo público como algo normal, son personas que les están dando una cuota de poder, son personas que están aceptadas y elegidas por el gobierno.

Entonces, no tiene sentido participar de nuevo en la oposición democrática, participar de nuevo cuando ya se logró demostrar el fraude del 28, cuando han apresado a una cantidad enorme de dirigentes de partidos políticos. No es abstención porque ya no son elecciones, tú no estás eligiendo. Todo lo contrario.

Hay que pensar, si favorece al régimen, entonces ¿por qué hay que hacerlo? Participar en esas elecciones y blanquearle el proceso y decirle a la comunidad internacional, no importa, nosotros estamos participando acá y evidentemente no se va a ganar. Y esto es una conversación que ha pasado en años anteriores, pero esta vez es mucho más contundente porque después del 28 de julio el país es distinto.

– Se han hecho llamados para que la comunidad internacional sea más contundente, más allá de las sanciones, a que tomen medidas individuales, como está Francia por ejemplo. ¿Sirve la presión que está haciendo la comunidad internacional?

– La presión internacional siempre es importante, siempre y cuando esté bien canalizada y la estrategia sea lo suficientemente acorde con lo que está pasando dentro del país. Porque hay una mirada bastante errónea de que la comunidad internacional puede salvar o democratizar un país y eso no pasa.

Hay que saber que cada país actúa con base en sus intereses internos y hay que siempre impulsar a que presionen al gobierno por lo que es, por la dictadura que es, por los lazos criminales que tienen y cuando tienes menos libertad en el sistema financiero internacional, cuando pierdes lazos y pierdes espacios, siempre va a ser contraproducente para ellos.

El punto es cómo tú lo capitalizas con presión interna, entonces claro que sirve, claro que es positivo, pero eso no significa que sea transición, hay una diferencia en eso.

 

 

 


¡Mantente informado!  Síguenos en WhatsAppTelegram, InstagramFacebook o X 

 

 

 

Salir de la versión móvil