Política y migraciones | Por: Antonio Pérez Esclarín

 

Por: Antonio Pérez Esclarín (pesclarin@gmail.com)

Frente a las políticas migratorias excluyentes e inhumanas del Presidente Trump, el Papa Francisco se opone con fuerza a la cultura de los muros y propicia la cultura del encuentro. Al abordar el fenómeno creciente de las migraciones y mencionar las vidas desgarradas que huyen  de la miseria, las guerras, persecuciones, desastres naturales;  defiende el derecho a buscar una vida mejor en otro lugar y  a ser  respetados, acogidos, protegidos, promovidos e integrados. Incluso señala algunas “respuestas indispensables” especialmente para quienes huyen de “graves crisis humanitarias”: aumentar y simplificar la concesión de visados; abrir corredores humanitarios; garantizar la vivienda, la seguridad y los servicios esenciales; ofrecer oportunidades de trabajo y formación; fomentar la reunificación familiar; proteger a los menores; garantizar la libertad religiosa y promover la inclusión social. Y sobre todo  subraya con un gran sentido común e inteligencia  que para evitar las migraciones no necesarias, hay  que crear en los países de origen posibilidades concretas de seguridad y vida digna para que no  abandonen el  país. Lo verdaderamente urgente y necesario es implementar unas medidas económicas, políticas y sociales que  respeten la Constitución y los Derechos Humanos para que la gente no tenga que abandonar su país.

Para hacer esto posible, hay que  asumir la política  como   una de las formas más preciosas de la caridad. Francisco afirma que   la mejor política, muy lejos de los populismos,  es la que garantiza a todos  un trabajo digno y bien remunerado pues la mejor ayuda para un pobre no es darle  dinero, que es un remedio temporal, sino permitirle vivir una vida digna por medio de su trabajo. La verdadera estrategia de lucha contra la pobreza  tiene por objeto promover a los pobres  solidariamente.  El Papa aboga por  una política que dice no a la corrupción, a la ineficiencia, al mal uso del poder, a la falta de respeto por las leyes. Una política centrada en la dignidad humana.  Así mismo, considera que es  también  tarea de la política encontrar una solución a todo lo que atente contra los derechos humanos fundamentales, como la exclusión social; el tráfico de órganos,  armas y drogas; la explotación sexual; el terrorismo y el crimen organizado. Y hace un llamado urgente a eliminar el hambre, que, según sus palabras, es “criminal” porque la alimentación es “un derecho inalienable”.

Lamentablemente, son cada vez menos las personas que toman en serio las palabras del Papa. Contra los que opinan que la Iglesia debe volver a las sacristías y limitarse a su nivel de promover el culto y las prácticas religiosas, Francisco   deja bien claro que la Iglesia no puede renunciar a la dimensión política de la existencia, pues la atención al bien común y la preocupación por el desarrollo humano integral conciernen a la humanidad y todo lo que es humano concierne a la Iglesia, según los principios del Evangelio.

Seguir a Jesús es acompañarle en su misión de establecer aquí el Reino, es decir, una sociedad justa y fraternal, que privilegie sobre todo a los más  vulnerables y excluidos, no porque sean mejores, sino porque son más necesitados y por ello tienen un lugar privilegiado en el corazón maternal de Dios.  La opción por los pobres debe traducirse en compromiso por erradicar la pobreza y todas las formas de exclusión y de dominación. Una fe sin obras, sin compromiso de trabajar por la justicia, la convivencia y la paz, es una fe muerta.

El Papa Francisco concluye su bellísima encíclica “Laudato Si”, “Alabado Seas” con estas palabras:

Dios de los pobres,
ayúdanos a rescatar
a los abandonados y olvidados de esta tierra
que tanto valen a tus ojos (…).
Toca los corazones
de los que buscan sólo beneficios
a costa de los pobres y de la tierra (…)
Gracias porque estás con nosotros todos los días.
Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha
por la justicia, el amor y la paz.

 

 

@antonioperezesclarin   

www.antonioperezesclarin.com

 

 

 

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