Río de Janeiro, 26 oct (EFE).- El presidente Jair Bolsonaro y el líder progresista Luiz Inácio Lula da Silva se medirán el próximo domingo en la segunda vuelta de las presidenciales de Brasil, unas elecciones que dividieron al país en dos mucho más allá de la dicotomía izquierda-derecha.
El voto separó a Brasil en mitades, entre los habitantes del industrializado sur del país y los del empobrecido noreste, entre evangélicos y católicos y hasta entre ricos y pobres.
«Tenemos un país dividido y no solo dividido entre izquierda y derecha. Tenemos que analizar dónde esa división es más profunda para entender las razones. Si es en el plano religioso, eso implica costumbres; si es en el plano de las políticas públicas, implica una posición de defensa de más o menos intervención del Estado», explicó a EFE el analista político José Luiz Niemeyer, del centro universitario Ibmec.
El expresidente Lula (2003-2010) obtuvo el 48,4 % de los votos en la primera vuelta, y el líder de la ultraderecha brasileña, el 43,20 %.
Ambos acapararon casi el 92 % de los votos en una primera vuelta con once candidatos, en las elecciones más polarizadas de la historia de Brasil.
«Esa polarización es consecuencia de posiciones políticas totalmente distintas y del perfil de sus Gobiernos; con diferencias que terminan reflejándose en otros asuntos, como religión y clase social», dijo a EFE el analista Marco Antonio Carvalho Teixeira, profesor de la Fundación Getúlio Vargas (FGV).
De acuerdo con Niemeyer, en la clásica dicotomía izquierda-derecha, Lula favorece más la reducción de las desigualdades y Bolsonaro, la libertad.
Eso se reflejó en sus Gobiernos, uno mas favorable a la intervención del Estado y otro más liberal, lo que provocó una división del país principalmente por regiones.
BOLSONARO, FAVORITO EN REGIONES MÁS RICAS Y ENTRE EVANGÉLICOS
Los últimos sondeos muestran que Bolsonaro es el preferido en la rica e industrializada región sur de Brasil, en la que tiene el 58 % de la intención de voto contra 39 % de Lula, así como en el polo agropecuario del centro y oeste país, en donde cuenta con el 54 % y su rival, con el 39 %.
Lula, en cambio, es casi unanimidad en el noreste, la región más pobre del país y en la que está el 27 % del electorado, con el 67 % del favoritismo contra el 29 % del mandatario.
En la rica región sureste, la más poblada, por incluir los estados de Sao Paulo, Minas Gerais y Río de Janeiro y que cuenta con el 43 % del electorado, Bolsonaro tiene el 50 % y Lula el 43 %.
De acuerdo con Teixeira, Lula defiende una posición de mayor intervención del Estado en las políticas públicas y eso creó una aversión hacia al progresista, especialmente entre los sectores empresariales y en especial, en la agropecuaria, que ve con recelo las políticas ambientales del expresidente.
Por religiones, los sondeos de intención de voto muestran que el ultraderechista es el preferido de los evangélicos (25 % del electorado), entre los que tiene un 66 % del favoritismo frente al 28 % de Lula, mientras que el socialista lidera entre los católicos (50 % del electorado), con el 58 % frente al 37 % del presidente.
«Eso se explica porque el Gobierno de Lula estuvo históricamente vinculado a los movimientos feminista y LGBT; creó el Ministerio de la Mujer y siempre vio el aborto como un asunto de salud pública, entre otros temas que afectan la visión religiosa», dijo Teixeira.
Igualmente hay una división entre ricos y pobres, ya que Lula lidera, con un 57 % frente al 37 % de Bolsonaro, entre los que reciben hasta 2 salarios mínimos, y el ultraderechista es favorito entre los que ganan más de 10 salarios mínimos, con un 55 % frente al 41 % del socialista.
«El corte por clases sociales también es nítido. Lula tiene el respaldo entre los que fueron los grandes beneficiarios de sus programas de distribución de subsidios a los pobres y de ampliación de acceso a universidad y vivienda. Bolsonaro intentó compensar con otros subsidios pero no obtuvo éxito», según el analista de la FGV.
Los sondeos también muestran otras divisiones con Bolsonaro favorito entre los blancos (50 % frente a 44 % de Lula) y el progresista entre los negros (58 % frente al 38 %) y con el expresidente preferido entre las mujeres (51 % frente al 42 %).
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