(7 de mayo de 1935, natalicio del poeta Ramón Palomares)
Un día estaban tomándose unos tragos en Carvajal el poeta Ramón Palomares y un tío suyo, coronel de montoneras. De pronto y frente al río Motatán el poeta lanzó estos versos:
Me metí por el canto del borococo
Me metí por su oscuridad,
me fui donde sus plumas silvan,
allí están echados sus perros
allí está su casa entre humo
El tío coronel no sabía qué hacer, pero Palomares con la mirada perdida continuaba con el poema:
Estas son tus piedras donde haces lunas
aquí te dan leche de tigra
donde los huesos brillan
El coronel bebía más e intentaba detenerlo pero el poeta seguía:
Yo soy el que toca la noche,
ya te dije que me vuelvo árbol entre relámpagos.
Cuando termina el poema, Palomares se queda absorto, como en trance, entonces el coronel lo despierta, le mete cincuenta bolívares en el bolsillo, y lo despide preocupado:
– «Ramoncito, esas son lombrices. Vaya de una vez a ver un médico antes de que se ponga de remate».