Poeterías | MNEMOTECNIAS MONTOYANAS | Por: Gonzalo Fragui

A Miguel Montoya, in memoriam

El profesor Miguel Montoya se nos fue hace dos años. Compartimos con él clases de griego y de filosofía, lúdicamente. Como nos costaba aprender algunas palabras en griego, Miguel recurría a unas personalísimas mnemotecnias, que resultaban infalibles. Pongamos varios ejemplos para recordarlo con el cariño y el humor que le tendremos siempre.

Lo primero con lo que Miguel bromeaba era con su apellido, Montoya. Decía que él pertenecía a una familia de grandes caballeros. Cuando un niño se encontraba con el pater familias, lo primero que le preguntaba era:

-¿Montó ya?

Aseguraba que:

– Si quieren aprender griego “matesen” estudiando, porque matesis es la acción del verbo manzano, aprender, el verbo de Eva en el paraíso, y el de las matemáticas, que no tiene que ver exclusivamente con aprender números.

Un día me dijo algo que guardaré para siempre: “El poeta rema con palabras”, porque la palabra “palabra” es rema, rématos.

Hablando de “algo”, recuerdo que decía que “algo es dolor”, de allí vienen todas las algias, incluyendo nostalgia.

Si se nos olvidaba la palabra “error”, repetía: recuerden “amarte fue mi error”, porque error es amartema, amartématos, aunque, al ser con acento áspero, o aspirada, pasaría con h, hamartema, de allí mis Hamartías. Algunas religiones lo traducen como pecado.

En griego puerta es pyle, e incluye a las termópilas que aparecen en el himno de Colombia. Miguel, para que tuviéramos cuidado con la puerta, nos advertía: ¡Pilas con la puerta!.

Se reía cuando escuchaba que le habían pegado un balonazo en la boca del estómago, pues estoma, estómatos, en griego es boca, es como decir la boca de la boca. Aunque también podría ser de estómajos, que es orificio. O cuando alguien decía naturaleza física. En griego naturaleza es fisis, sería como decir naturaleza natural o física física.

Para recordar verbos decía “honrar al tío”, porque tio es el verbo honrar, aunque a veces había que sacrificarlo, porque el verbo sacrificar también es tio. “Lanzar el balón” porque el verbo lanzar es baloo. Cuál es el verbo que más se dice?, pues el verbo lego que significa decir, pero también es leer, cosechar, y mil cosas más, de la misma familia de logos.

Hay dos verbos que Miguel decía que eran sonar. Uno es el verbo foneuo, matar.  El otro propiamente sonar, emitir una voz, de foné, como fonema. El segundo era de sonido, y el primero de “sonarse” a alguien. En Chacantá, cuando matan a una persona, la gente dice “se lo sonaron”.

Es que los nombres nos ofrecían una veta infinita. “Para Elisa”, de Beethoven, Miguel decía “Para la desatada”, porque Elisa es «desaté», primera persona del singular, del aoristo, del indicativo, del verbo lío, que es desatar, de donde viene Lisístrata, la que acabó con los ejércitos y la guerra con su huelga de piernas cruzadas. Ese verbo era un lío para nosotros, en vez de desatarnos nos enredábamos, porque teníamos que aprenderlo en todas las voces por ser uno de los paradigmas en la conjugación de los verbos.

Irene, la pacífica, de eirene, la paz. Elpidio, el esperanzado, de Elpís, elpidos, la esperanza. “Pánfilo”, el que ama todo. Fe en griego es pistis, por eso alguien que cree en todo, Miguel lo llamaba “el pistolo”.

Asebeia es impiedad, por lo que acusaron a Sócrates. Luego los Acevedos son aquellos que no tienen piedad, sobre todo con las muchachas.

Atanasio, el inmortal, de tánatos, muerte. Y Miguel aprovechaba para recordar que en griego y en alemán la Muerte es “macha”, y no femenina, como en español.

Hay curiosidades muy curiosas. El día en griego es “émera”, de ahí viene efímero, acerca de o alrededor de un día, lo que dura un día.  Es femenino. El poeta Ramón Palomares tiene un poema que se titula “El noche”.

En griego el silencio también es femenino. Mis vecinas no me lo van a creer.

La tarde no es mandarina, es pera, porque tarde es “éspera”, de ahí podría venir vesperal, vespertino, víspera.

El salao, zálata, el mar. La despótica, la señora, la despoina, o el despótico, el señor, el despotés.

La zorra calva, porque alopés, alopekos, es zorro, de ahí proviene alopecia, calvicie, porque los zorros mudan de pelo muy a menudo.

Miguel se reía con algunos neologismos que inventan los médicos y los científicos. A una enfermedad la llamaron hemofilia, yo no sé de qué se trata, pero hemofílicos son los vampiros, de hemo, haima, sangre, y filo, amor, amistad. Los que aman la sangre.

Clorofila es diferente porque viene de clorós, verde, y de filon, hoja, lo que daría hoja verde, pero yo me declaro clorofílico, de clorós, verde, y de filo, amor, amistad.

Todo Sin es Con. Ya pueden sacar ustedes conclusiones cuando vean sin-fonía, sim-patía, sin-cronía, sin-taxis, y hasta eso que les gusta mucho a los profesores, sim-posio, de simposium, como el de Platón, que significa literalmente con-trago.

Igual con Diá, que es “a través”. Todo a través, es a través de dios o, para ser más exactos, a través de Zeus, así se trate de diá-logo, dia-betes, y hasta diá-bolo, porque diá es el acusativo de Zeus. Algunos peregrinos llegaban a dios al final del camino a través de unas pinturas que Juan Araujo, el hijo del poeta Orlando Araujo, tenía en una exposición en Santiago de Compostela, titulada “A través”.

Con otras lenguas, Miguel lanzaba una alerta. Decía, por ejemplo, que terapeuta, terapista, el que cuida, el que salva, del verbo griego zerapeuo, cuidar, (zerapia, decía mi padre), en inglés es Therapist, pero si lo separábamos quedaría The rapist, que significa el violador, todo lo contrario a la palabra cuando va pegada. Por eso debíamos tener cuidado con los cuidadores, cuando se separaban.

He dicho en otra oportunidad que todas las etimologías son falsas, incluyendo las verdaderas. O, mejor, todas las etimologías son verdaderas, incluyendo las falsas. Las etimologías, más que convenciones, son conveniencias. Eso nos lo enseñó Sócrates en el Cratilo, el último texto que estábamos estudiando con Miguel. Por eso, sabiendo que era un juego, decía que “la verdad consistía es arrear a la diosa”, porque en griego verdad es aleteia, y en francés allé allé es como arrear, y teia en griego es diosa.

Miguel insistía en que había un pueblo en el sur de Mérida, un pueblo andino, llamado Chacantá, que estaba habitado exclusivamente por alemanes que solo hablaban griego. Cuando aparecía una palabra aparentemente fácil y no sabíamos descifrarla, Miguel decía: “pero si esto es griego de Chacantá”. Una palabra sería Autika, que significa ahorita, en seguida. En Chacantá pueden hacerla más pequeña, por ejemplo, Autikitika. En la medida en que el diminutivo aumenta, es decir, cuando es más enseguidita, significa que se va a tardar más.

Gracias Miguel por permitirnos participar de la inextinguible risa de los dioses quienes, siendo inmortales, se morían de la risa, según el divino Homero.

 

 

 

 

 

 

Salir de la versión móvil