Poeterías | Gonzalo Fragui

UMBERTO ECO
(5 de enero de 1932, Natalicio de Umberto Eco)
Cuando Umberto Eco vino a Mérida de inmediato quiso conocer al artista popular Juan Félix Sánchez. Lo llevaron a Apartaderos, le mostraron la capilla de piedra, vieron el museo, pero alguien le sugirió que lo mejor estaba en El Potrero, en la montaña donde vivía Juan Félix. Eco pidió ir. Sus anfitriones se alarmaron. Le dijeron que no era conveniente. En ese lugar no había luz, ni televisión, ni teléfonos, ni computadoras, mucho menos internet. No había gas ni nevera ni calefacción. La barbarie.
Como todo eco, Umberto repitió la petición. Buscaron a prisa unas mulas, alimentos, cobijas, algún licor, un baquiano y al otro día muy temprano subieron. El paso más alto, La Ventana, está a más de cuatro mil metros.
Al llegar, Juan Félix y Epifania los recibieron con café caliente, y poco a poco le fueron mostrando todo. Luego visitaron la otra capilla. Hablaron poco, contemplaron mucho. Juan Félix le dijo a Eco que a Dios debía gustarle más una capilla de piedra que una de oro. Eco miraba embelesado. Juan Félix había hecho todo, las sillas, las camas, el telar, las casas, las capillas, las tallas, las esculturas.
Después de una noche de silencio, de paz, de meditación, hubo un desayuno al calor del fogón de leña. Eco se despidió agradecido con Juan Félix, Epifania y los campesinos y, cuando ya montaba la mula que lo llevaría de regreso a la ciudad, dirigiéndose a sus compañeros de viaje, les dijo:
– Ahora sí, vayamos a la barbarie.
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