Poesía trujillana: ¡Maravillosa lírica de luz, frescura y originalidad!

Día Mundial de la Poesía

 

Según la historia, el recorrido mágico de la poesía trujillana comienza a sentirse con su literatura y creatividad desde la era de los Cuicas (primeros habitantes) y es con esplendor que se daría a conocer con: “Canto guerrero Cuica” a través de sus dioses… Con nombres y apellidos enunciamos en este trabajo especial, la magia y conceptualización que han dejado los grandes de la prosa regional.

Elvins Humberto González
elvins2020@hotmail.com
Expresión-cultura

 

 

En 1999 la Unesco propuso y fue aprobada la celebración del Día Mundial de la Poesía. Es así como se escoge el 21 de marzo, fecha que quedó establecida, la cual también se conoce como “la Primavera de los Poetas”, ya coincide con el equinoccio de primavera en el hemisferio norte.

Tal como afirma la Unesco, también tiene el propósito de promover la enseñanza de la poesía, fomentar la tradición oral, y restablecer el diálogo entre la poesía y las demás manifestaciones artísticas como el teatro, la danza, la música y la pintura.

La poesía nos enseña algo más que no es olvidar, nos enseña a tratar de encontrar caminos más luminosos del ser y no sólo de estar viviendo el día a día, sino de la búsqueda de valores de algo mejor siempre.
Según el proyecto originario de la Unesco, el Día Mundial de la Poesía es un evento para apoyar la diversidad lingüística y dar la oportunidad a las lenguas de ser un vehículo de comunicación artística. Además, este día también sirve para la promoción y enseñanza de esta expresión artística y el fortalecimiento de la cultura en general.

Es conocimiento de todo lo que nos rodea, pero también de nosotros mismos, nos hace adquirir conciencia. Sin ella vamos atropellando todo. Lo fundamental es el amor y de eso trata la poesía, es una forma amorosa de ver el mundo.

La poesía trujillana

 

Según la historia, el recorrido mágico dela poesía trujillana comienza a sentirse con su literatura y creatividad desde la era de los Cuicas (primeros habitantes) y es con esplendor que se daría a conocer con: “Canto guerrero Cuica” a través de sus dioses… Madre Chía que estás en la montaña, con tu pálida luz alumbras mi cabaña. Padre Ches, que alumbras con ardor, no alumbres el camino al invasor. Oh Madre Icaque: manda tus jaguares; desata el ventarrón y suelta tus cóndores. Afila los colmillos de las mapanares y aniquila a los blancos con dolores. Madre Icaque que vives en Quibao; Padre Ches, Madre Chía, aumentad mi espíritu con llama de rencor; echad el fuego que calcina, el agua que destruye, los rayos de las nubes, trueno de las montañas. Padre Ches, mi troje repleta con granos abundosos; llena mis ollas, con la fuerte chicha y mi pecho con valor. A mi mujer que cría, dale pechos que manen ríos de leche blanca. Padre Ches dame una flecha sin temor. Soy tu hijo, ¡Oh Ches!, mi señor, yo soy tu esclavo, ¡Oh Chía!, mi señora, dame la chicha de tu inmenso valor. Dame a comer en carne el odio al invasor» (De «Los Cuicas y sus herederos poéticos», Antonio Pérez Carmona, 1979).

De acuerdo con lo que dice el autor Pérez Carmona, como anotación de la cita, se debe a Rafael María Urrecheaga el mantenimiento de esta lección poética, surtidora de frescura, en donde las tormentas terribles se manifiestan en la expresión endulzada de una oración a las más altas divinidades aborígenes. «Aumentad mi espíritu con llamas de rencor» es una petición de elevación espiritual y de una profundidad con grandes ecos del talante de un pueblo que, frente de la llegada de los españoles no podía sofocar las revueltas enseñas de sus armas, para acatar el éxito de los fuegos y relámpagos que surtían más efecto que las romas flechas de apagadas fuerzas, por lo que en las preces se pide que hayan suficientes serpientes de afilados colmillos, jaguares y ventarrones, que suplan la debilidad de las contestaciones que se hacen. Este poema, este canto guerrero, tiene emparentamiento con los que lloraron la caída de los aztecas; de los que hicieron pájaros de las sílabas guaraníes, o de los que se extraviaron en el viento de las horas y se pudrieron en la raíz de las punas de los aymaraés. Es caracol de levantada estirpe.

Sería si como se darían los primeros pasos de una literatura poética envuelta en el más hermoso estilo social con una alta carga de rebeldía que no solo engalanará a los cimientos trujillanos, fue más allá, se paseó por aquella Venezuela de la era precolombina.

Según cuenta Pérez Carmona en su extraordinaria obra auspiciada por la Organización Muchacho Hermanos con motivo de sus 75 años, la poesía o canto Cuica “se filtraba sonoramente en la gran nación Cuica, en la densa neblina del jubiote, en la jagua y el guaramaco, que eran artificios y símbolos mágicos”.

Señala a Juan de Castellanos “el primer cantor épico que se topó con la poesía cuica, la cual tras la derrota indígena yacía melancólica en los ojos de aquellos hombres bronceados”.

El cronista Gregorio Rivero coincide con lo escrito por Pérez Carmona cuando se expresó en su discurso del tercer aniversario de la librería Luciérnaga (Trujillo el 16 de diciembre del 2016). “A pesar de la conquista española, en el siglo XVI, y diezmada esa población originaria (Indígena), condenada al exterminio y su desaparición, esa vena poética dejó sus huellas en el “Canto Guerrero” de los Cuicas. En esta mirada al Trujillo histórico y poético, era infaltable la presencia de los pueblos originarios (los Cuicas) con su expresión trascendente y guerrera en la palabra de la poesía. Hay una huella lejana en el tiempo con los primeros pobladores de la comarca trujillana: la poesía de los Cuicas (incipiente y escasa, pero de significativa presencia). Así nacía en definitiva el rico historial poético regional.

 

Intelectualidad
con nombre y apellido

 

Con los Cuica se cerraría una época maravillosa, donde la lírica trujillana dio a luz con frescura y originalidad.
Pasarían años y siglos para que de nuevo la trujillanidad se viera envuelta en el mundo literario poético. La época de guerra e independencia no daba cabida para poetas ni poesías.

No sería hasta mediado del siglo XIX cuando aparece una luz en una extensa sabana con Ismael Urdaneta, un trujillano nacido en La Ceiba que brilló y encandilo a los marabinos en la capital del Zulia cuando logra hacer yunta con intelectuales de la talla de Udón Pérez con quien consigue la gloria. Urdaneta se convirtió en uno de los ilustres más sonoros de la poesía y lírica para los zulianos, pero aún así nunca se olvidó de sus raíces trujillanas.

El siglo XX vería el alumbramiento de una constelación de figuras con altas dosis de intelectualidad, de lenguaje exquisito, de profundidad en el sentimiento de ideas propias, lo cual logró llevar a la literatura poética al clímax, lo que hizo que Trujillo se convirtiera en cuna de la más alta cultura poética.

Con nombre y apellidos enunciamos la magia y conceptualización que han dejado los grandes como: Ana Enriqueta Terán, Adriano González León, Ramón Palomares, Francisco Pérez Perdomo, José Ramón Heredia, Víctor Válela Mora, José Barroeta y Mario Briceño Iragorry en sus inicios… Pero igualmente ocupan un lugar privilegiado nombres como: Régulo Burelli Rivas, Rolando Anzola, Pedro Pablo Paredes, Ramón González Paredes, Rafael Ángel Barroeta, Antonio Pérez Carmona, Juan Vicente Molina y José Pumar Paredes.

 

Este terruño poético lírico también ha contado con un, José Domingo Tejera, Joaquín Gabaldón Márquez, Alfredo Espinoza Quevedo, Eladio Álvarez de Lugo, Oscar Sambrano Urdaneta, Mario Briceño Perozo, Ramón Urdaneta, Rómulo Aranguibel Eguí, Luis Terán, Joaquín Cegarra, Blas Ignacio Chuecos, Samuel Barreto Peña, Víctor Valera Martínez, Ricardo Cifuentes Labastida, Ángel Sánchez Vivas, Hernán Rosales y Pedro Santini Ordoñez, Hernán Valera, David Alizo, o Lorenzo Valero, Ensebio Baptista, José María Bastidas, Juan Canelones, Heraclio Valera, y Benigno Barazarte.

Pero qué decir de la enriquecida prosa de un Raúl Díaz Castañeda, Ramón Rivas Sáez, Pedro Simón La Torre, Javier Abreu, José Rodríguez, Pedro Ruiz, Rafael Alfonzo, Alí Medina Machado, José Ramón Castellanos, Luis Javier Hernández, Gregorio Riveros, Gregorio Rivero, Jorge Briceño Carmona.

…La lista es larga y habla de: Juan Carlos Rosales González, Antonio Octavio Tour, Onelvig González. Eduardo Graterol, Rafael Segundo González, José Ramón Saavedra, Ana Mendoza, Paula Rivero, Ana María Oviedo, Jesús Quevedo Terán, Luis María Sáez, Wafi Salih, Isaías Cañizález Ángel… que decir de, Ivón Ruza, Régulo José Santos, José Hernández Segovia, Fabiola Palomares, Miguel Alfonso Uzcátegui. Luis Durán. Carlos Manuel Cadenas. José Amado Riveros. José Miguel Navas, Emmanuel Colmenares, Julio César Borromé, Sol Linares… todos ellos y muchos otros, son inspiración para la cosecha de nuevos talentos…

 

 La palabra
es salvadora

La palabra escrita nos recuerda quiénes somos para saber a dónde vamos, para saber qué es la vida más profundamente.
La poesía es una forma amorosa de ver el mundo y ayudar a encontrar caminos luminosos para ver la vida de la mejor manera.

 

 

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