Asistimos encogidamente, a la truhanería procaz de patrañas palaciegas durante el período de inscripción de candidaturas presidenciales ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) para los comicios a efectuarse no sabemos en cuál buena lid, el 28/7 venidero; triquiñuelas anuladoras y notorias surgidas desde muy pocas horas antes de iniciarse el proceso: bloqueo de la Internet, rechazo de algunas candidaturas; incluso, la que se aplicaría en sustitución de María Corina Machado, a través de una personalidad idónea, como la doctora Corina Yoris.
Asimismo, cierre total de todos accesos viales hacia la sede del ente comicial, lo cual se acentuó el día de la inscripción del tirano usurpador, quien con tales artimañas pretende autorreelegirse oprobiosamente, junto con su caterva de adláteres simios para otro cuatrienio sojuzgador mediante un proceso al cual no iremos a elegir sino a votar como por cumplir un formulismo –tipo borregos- y quizá, como por no dejárselas tan fácil ante sus aspiraciones megalómanas y perniciosas para el futuro institucional de la nación venezolana y todos sus habitantes, sin excepción. Simplemente, No hay motivación, así como expectativa o esperanza alguna entre la gran mayoría de los electores en quien pudiera superar la crisis sociopolítica y socioeconómica que nos agobia. El acuerdo de Barbados lo han lanzado de un solo puntapié a un rincón de desechos inservibles.
Todo un escarnio público, dispendioso e inmoral ante una población inerme, en pobreza extrema y en emergencia humanitaria ostensible, sin un solo atisbo de remisión ante un oficialismo todopoderoso, impasible y corrupto sin precedentes en nuestra vida institucional, que nos traería decisivamente, al umbral de la involución si le permitimos autorreelegirse.
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