PLATÓN VERSUS ARISTÓFANES SOBRE UN COMUNISMO | Por: Ernesto Rodríguez

 

Diversos autores han planteado que en un futuro el matrimonio monogámico desaparecerá, y desde hace siglos otros autores han planteado que las mujeres sean compartidas por varios hombres y los hijos criados por todos ellos.

Por ejemplo, el gran filósofo griego Platón (aprox. 429-347 A. de C.) en su obra ‘La República’ propone una sociedad ideal en la cual habría los ‘guardianes gobernantes’ (filósofos), los ‘guardianes guerreros’ o ‘auxiliares’, y el pueblo de artesanos, comerciantes, etc. En el Libro III de la obra, el gran filósofo Sócrates (469-399 A. de C.) plantea que los guardianes compartirían las mujeres y la crianza de los hijos,  Es decir, las mujeres serían compartidas en común y los hijos criados en común, de tal manera que nadie sabría quién es su hijo y quién no lo es.  Según Platón, eso daría más cohesión a esa sociedad (véase ‘La República’. 449c-451e).

De igual manera, en esa sociedad ideal, ni los guardianes gobernantes ni los guardianes guerreros, podrían tener posesiones personales. En efecto, Sócrates dice: “En primer lugar ningún guardián debe poseer una propiedad salvo la indispensable (…) Oro y plata, les diremos, lo tienen en la cualidad siempre en sus almas, y no necesitan del metal” (Libro III, 416d-417). Platón proponía tal carencia de posesiones y monedas para evitar que pudieran corromperse. Solamente los integrantes del pueblo podrían tener posesiones personales.

La misión de los gobernantes sería  gobernar, y su característica fundamental sería la sabiduría. La misión de los guerreros sería la defensa del estado y su característica fundamental sería el coraje. La misión de los trabajadores sería la producción de los bienes materiales necesarios. La pertenencia a cada uno de esos grupos dependería de las aptitudes innatas manifestadas desde la niñez, es decir, los guardianes gobernantes no constituirían una aristocracia hereditaria y podría haber movilidad social. Los hombres y las mujeres tendrían igualdad de oportunidades. No sería una sociedad clasista en el sentido de posesión de propiedades, porque ni los guardianes gobernantes ni los guardianes guerreros, podrían tener posesiones personales.

Asimismo, en su obra ‘Leyes’, Platón plantea: “una comunidad de las mujeres, de los hijos, de cualesquiera posesiones – si se han tomado todas las medidas para eliminar todo lo que queremos decir con la palabra ‘propiedad’ en la vida” (‘Leyes’, 739c). Los filósofos estoicos también planteaban la comunidad de las mujeres. Así, el biógrafo griego Diógenes Laercio (aprox. 200-250) en su obra: ‘Vidas y Opiniones de Filósofos Eminentes’ cuando se refiere al filósofo griego Zenón de Citio (aprox. 335-263 A. de C.), que fue el fundador de los Estoicos, dice: “Ellos piensan que los hombres sabios deberían tener sus esposas en común, de tal manera que cualquiera podría hacer el amor a cualquier mujer, como Zenón dice en la ‘República’ y Crisipo dice en ‘Sobre la República’ y también lo dicen Diógenes el Cínico y Platón” (Libro VII, 131). Es importante aclarar a la lectora o lector, que Crisipo (aprox. 280-207 A. de C.) fue un importante filósofo griego estoico, y Diógenes de Sinope, también llamado Diógenes el Cínico (aprox. 400-325 A. de C.), fue el principal representante de la escuela filosófica llamada ‘cínica’.

En el caso de la antigua Esparta se dice que era una política establecida por las autoridades. Licurgo fue el legendario legislador de Esparta que vivió en algún lapso entre 1.000 y 776 A. de C., y el escritor griego Jenofonte (aprox. 428-354 A. de C.) en su obra: ‘La Constitución de Esparta’ refiere que Licurgo: “Instauró la práctica de que un hombre viejo debería traer a su casa, para propósitos de tener hijos, a un hombre cuyas cualidades físicas e internas admirara” (Sección 1.7). De manera similar, el historiador griego Polibio (200-118 A. de C.) en su obra: ‘Las Historias’ dice: “En Esparta era tradicional y normal que tres o cuatro hombres (y a veces más, si eran hermanos) compartieran una esposa, y los hijos eran considerados como los hijos de todos ellos” (Libro XII, 6b8).

Pero podemos preguntarnos: ¿Eso es posible o deseable?…¡El tema es muy espinoso!…La mayoría de los hombres quieren más a los hijos propios, pero quizás sería posible cambiar esa tendencia biológica con una sociedad distinta. La especie humana es ‘bio-socio-cultural’ y hay tendencias biológicas que pueden ser modificadas por la sociedad y la cultura. No obstante, hay un asunto más espinoso: En el humano el enamoramiento se da entre un hombre particular y una mujer particular…¿Cómo se podría cambiar eso?…Parece muy difícil.

Por otro lado, el comediógrafo griego Aristófanes (445-aprox. 380 A. de C.) hizo una sabrosa sátira de ese comunismo de propiedades y comunismo sexual en su famosa obra: ‘La Asamblea de las Mujeres’. Se ha considerado que en esa obra criticó las ideas comunistas que Platón expone en su obra: ‘La República’. No obstante, Aristófanes publicó su obra en 393 A. de C., es decir, antes de que Platón compusiera la ‘República’, y entonces su sátira probablemente iba dirigida en general contra las ideas comunistas que ya eran frecuentes en su época (1).

Las obras de Aristófanes están plagadas de modismos que los atenienses entendían, pero son difíciles de traducir. Se considera que una de las traducciones más confiables es la de la referencia que doy al final. Asimismo, Aristófanes a veces recurre a lo escatológico, lo cual en mi opinión le resta calidad a sus obras, pero se dice que el público ateniense se moría de risa.

En la Atenas de su época las mujeres no podían participar en la vida política en el Ágora donde los hombres participaban y entonces surge una líder llamada ‘Praxágora’, combinación de ‘praxis’ (hacer) y ‘Ágora’, es decir: ‘La que hace cosas en el Ágora’, que era el centro cívico de reuniones públicas en la antigua polis griega. En efecto, Praxágora organiza a las mujeres en reuniones y una de ellas dice que los hombres continuamente están borrachos y por eso no toman buenas decisiones (Líneas 139-142). Praxágora da discursos a las mujeres y propone que ellas administren la ciudad (Línea 210). Praxágora entusiasma a las mujeres y les enseña a votar levantando la mano, pero una de las mujeres dice: “No debemos olvidar cómo votar levantando las manos. Nosotras solamente estamos acostumbradas a levantar nuestras piernas” (Líneas 264-265). (Se entiende que es por las relaciones sexuales). Entonces Praxágora las acostumbra a hablar con voz de hombre y ponerse barbas postizas, y efectivamente en una sesión realizada en el Ágora logran por mayoría imponer un comunismo de las propiedades y un comunismo sexual. Todo ciudadano debía donar sus propiedades a un fondo común social y habría comedores gratuitos y todo hombre que desee tener relaciones con una mujer bella, primero debía tenerlas con una mujer fea que se lo pida, y viceversa, una mujer que desee estar con un hombre que le guste, primero debía estar con cualquier hombre feo por más repulsivo que le resulte.

Praxágora es una comunista muy idealista y dice: “Se acabarán los atracos, la envidia, no habrá pobres caminando semidesnudos, se acabarán los abusos y los que atormentan cobrando deudas (…) Mi plan es que toda propiedad desde ahora debe ser compartida. Debemos abolir ricos y pobres (…) Nadie sufrirá pobreza” (Líneas 565-604). El ciudadano llamado Cremes cumple con el mandato de donar todas sus propiedades a un fondo común pero un vecino, cuyo nombre no se da en la obra, es sumamente desconfiado y no está dispuesto a donar nada. Ese vecino dice de un tal Antístenes, que no es el filósofo y debía ser un personaje político que nadie ha podido identificar, lo siguiente: “Estoy seguro de que lo único que Antístenes va a donar al fondo común social es toda la mierda que cague durante un mes” (Líneas 807-808). Pero ese vecino que no dona nada y critica a Antístenes, sí se aprovecha de ir a los comedores populares y comer gratuitamente. Luego en la obra unas mujeres viejas y feas pelean y quieren obligar a un joven a tener relaciones sexuales con ellas antes que con su joven novia, lo cual demuestra que un comunismo sexual, es decir, obligar a tener relaciones sexuales sin deseo es absurdo. En su obra Aristófanes es pesimista y plantea que siempre habrá vividores que tratarían de aprovecharse en un comunismo…¡El tema es espinoso y se presta a mucho debate interesante!!! NOTA: (1) Pags. 148-149 en ‘Introduction’ en ‘Aristophanes, Birds and Other Plays’. Translated with an Introduction and Notes by Stephen Halliwell. Oxford World’s Classics.

 ernestorodri49@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

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