Plataforma Unitaria: represión policial-militar ha oscurecido la noción de democracia en Venezuela

Por: @AlexGonzalezDigital CNP 25.770


La Plataforma Unitaria en Trujillo, en la vocería del Politólogo Luis Guillermo Espinoza, (en representación del partido Copei ODCA), desglosó lo que considera es una dramática situación la que padecen los trujillanos en los temas de salud y la atención en hospitales, servicios públicos, alimentación entre otras áreas.

En los últimos años, hemos sido testigos de cómo los principios fundamentales que sustentan la dignidad y libertad de cada individuo han sido pisoteados en Venezuela. La libertad de expresión, piedra angular de cualquier sociedad democrática, ha sido gravemente restringida. Medios de comunicación independientes han sido censurados, periodistas han sido silenciados y la disidencia se ha vuelto peligrosa. El miedo se ha arraigado, y la verdad a menudo se ve eclipsada por la propaganda”, dijo el dirigente en la habitual rueda de prensa semanal de la Plataforma Unitaria.

Espinoza insistió que la libertad de manifestación, un derecho vital para la participación ciudadana, ha sido atacada de manera constante. “Los ciudadanos que alzan sus voces para expresar sus inquietudes y demandas legítimas son reprimidos, enfrentándose a violencia y persecución. La represión policial y militar en las calles es una triste realidad que ha oscurecido la noción misma de democracia en Venezuela”.

Con la presencia de los dirigentes y representantes de Primero Justicia, Voluntad Popular, Copei ODCA, Acción Democrática, Convergencia, Causa R, MPV, Un Nuevo Tiempo, Encuentro Ciudadano, se fijó una posición en relación a éste sensible tema social.

 

LEA EL PRONUNCIAMIENTO COMPLETO: 

La Lucha Continua por los Derechos Humanos en Venezuela: Una Crónica de Desafíos y Esperanzas

Buenos días a todos los presentes y a los medios digitales y regionales que nos acompañan en esta importante rueda de prensa. Agradezco su tiempo y atención mientras abordamos una cuestión de profunda preocupación y trascendencia: la violación sistemática de los derechos humanos en Venezuela bajo el régimen de Nicolás Maduro.

En los últimos años, hemos sido testigos de cómo los principios fundamentales que sustentan la dignidad y libertad de cada individuo han sido pisoteados en Venezuela. La libertad de expresión, piedra angular de cualquier sociedad democrática, ha sido gravemente restringida. Medios de comunicación independientes han sido censurados, periodistas han sido silenciados y la disidencia se ha vuelto peligrosa. El miedo se ha arraigado, y la verdad a menudo se ve eclipsada por la propaganda.

La libertad de manifestación, un derecho vital para la participación ciudadana, ha sido atacada de manera constante. Los ciudadanos que alzan sus voces para expresar sus inquietudes y demandas legítimas son reprimidos, enfrentándose a violencia y persecución. La represión policial y militar en las calles es una triste realidad que ha oscurecido la noción misma de democracia en Venezuela.

El acceso a servicios básicos, como la salud y educación de calidad, ha sido negado a muchos venezolanos. Hospitales carecen de suministros esenciales, y la falta de atención médica adecuada ha llevado a una crisis de salud sin precedentes. La educación, que debería ser una herramienta para el progreso, se ha visto afectada por la falta de recursos y la fuga de talento educativo. La juventud venezolana se enfrenta a un futuro incierto, con oportunidades limitadas y sueños aplastados.

Los servicios públicos, esenciales para el funcionamiento de una sociedad, han colapsado en muchas regiones. Tomemos como ejemplo los pueblos y ciudades del estado Trujillo, donde la falta de servicio eléctrico y de agua es una realidad diaria. Esto no solo impacta la calidad de vida de los ciudadanos, sino que también limita sus oportunidades económicas y su bienestar general.

La libertad política ha sido una de las mayores víctimas de este régimen. La persecución de líderes de la oposición, la criminalización de la disidencia y la detención de presos políticos han desafiado los principios más básicos de justicia y equidad. La participación política y la diversidad de opiniones son esenciales para una sociedad en evolución, y la represión política solo perpetúa el estancamiento y la polarización.

Un aspecto particularmente desgarrador de esta situación es el encarcelamiento de sindicalistas y la violación de los derechos laborales. El derecho a la organización y a luchar por condiciones laborales justas es esencial para el bienestar de los trabajadores y sus familias. El hecho de que la búsqueda de mejores condiciones laborales sea castigada con prisión es un ejemplo claro de la inversión de valores que ha ocurrido en Venezuela.

No obstante, en medio de estas sombrías realidades, debemos destacar la resiliencia y la valentía del pueblo venezolano. A pesar de los desafíos y las amenazas, muchos continúan luchando por un futuro mejor. Organizaciones de derechos humanos, periodistas valientes y ciudadanos comprometidos han mantenido viva la llama de la esperanza.

Es imperativo que la comunidad internacional siga alzando su voz en solidaridad con el pueblo venezolano. La lucha por los derechos humanos no conoce fronteras, y debemos unirnos para presionar por un cambio positivo. La diplomacia, las sanciones dirigidas y el apoyo a las organizaciones de la sociedad civil son vías cruciales para presionar por un cambio genuino en Venezuela.

Es innegable que la crisis humanitaria en Venezuela ha llevado a una diáspora masiva de ciudadanos en busca de mejores oportunidades y condiciones de vida. Millones han abandonado el país en busca de refugio y una vida más estable en otras naciones. Esta crisis migratoria no solo es un testimonio del desesperado estado de las cosas en Venezuela, sino que también tiene un impacto regional y global. Países vecinos se ven afectados por la llegada de refugiados y migrantes, lo que resalta la necesidad de abordar la raíz del problema.

La precariedad económica y la inflación descontrolada han hecho estragos en la vida cotidiana de los venezolanos. Lo que una vez fue una nación rica en recursos y potencial económico, hoy se encuentra en una espiral descendente de escasez y pobreza. La falta de acceso a alimentos y medicinas básicas ha llevado a una crisis humanitaria compleja, afectando especialmente a los más vulnerables: niños, ancianos y personas con discapacidades. Es imperativo que enfoquemos nuestros esfuerzos en proporcionar asistencia humanitaria y alivio a aquellos que más lo necesitan.

La corrupción rampante también ha jugado un papel importante en la degradación de las instituciones venezolanas. El abuso de poder y la falta de transparencia han erosionado la confianza de los ciudadanos en el sistema político y judicial. Restaurar la confianza en las instituciones requiere un esfuerzo sostenido para establecer una gobernanza basada en el imperio de la ley y la rendición de cuentas.

Es importante mencionar el papel crucial que juegan las organizaciones de la sociedad civil en esta lucha por los derechos humanos. A pesar de las restricciones y la intimidación, estas organizaciones valientes continúan defendiendo los derechos fundamentales de los ciudadanos. Su trabajo es esencial para documentar las violaciones de derechos humanos, brindar apoyo a las víctimas y presionar por un cambio real. Reconocer y respaldar su labor es vital para la construcción de un futuro más justo.

En este contexto, la comunidad internacional también desempeña un papel fundamental. La diplomacia internacional puede y debe ser utilizada para ejercer presión sobre el régimen de Maduro y abogar por el respeto de los derechos humanos. Las sanciones dirigidas son una herramienta importante para responsabilizar a aquellos que perpetúan las violaciones. Sin embargo, es crucial que estas medidas sean cuidadosamente diseñadas para minimizar el impacto negativo en la población y evitar el sufrimiento innecesario.

La transición hacia un futuro en el que los derechos humanos sean respetados no será fácil ni rápida, pero es una meta que merece cada esfuerzo. Los ciudadanos de Venezuela merecen vivir en una sociedad donde la dignidad, la libertad y la justicia prevalezcan. Como periodistas y medios de comunicación, tienen un papel fundamental en arrojar luz sobre esta situación y en mantener la atención mundial en los desafíos que enfrenta el pueblo venezolano.

En última instancia, la lucha por los derechos humanos en Venezuela no solo se trata de denunciar las violaciones, sino también de enfocarnos en la reconstrucción y la restauración. Se trata de construir un país en el que la voz de cada ciudadano sea valorada, donde la diversidad de opiniones sea fomentada y donde la justicia sea accesible para todos. Es un proceso que requerirá la colaboración de la comunidad internacional, la sociedad civil, los medios de comunicación y, sobre todo, la determinación del pueblo venezolano.

En conclusión, mientras enfrentamos la difícil realidad de la violación sistemática de los derechos humanos en Venezuela, también debemos aferrarnos a la esperanza de un futuro mejor. Un futuro en el que la libertad, la igualdad y la justicia sean los pilares fundamentales de la sociedad. No podemos permanecer en silencio ante las injusticias que ocurren en Venezuela. Debemos continuar alzando nuestras voces y apoyando a aquellos que luchan por un cambio positivo. Juntos, podemos marcar la diferencia y contribuir a la construcción de un futuro más humano y justo para todos. Gracias.

 

Con información de: CNP. 21.840


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